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Diez días desde que se celebraron las elecciones generales y ya podemos apreciar algunos detalles que no me parecen los más apropiados, algunos los pueden considerar puramente estéticos o de protocolo, pero es que la democracia también es formas, protocolo, procedimientos, plazos
El candidato del PSOE fue el que más votos y escaños obtuvo la noche electoral del domingo 28 de abril, ese hecho indiscutible le coloca en una posición prioritaria para lograr una mayoría parlamentaria y en consecuencia formar gobierno, tras alcanzar un acuerdo de investidura o de legislatura. Todas las cábalas y cálculos que empezaron a realizarse la misma noche/madrugada electoral, tenían una idea común: nada sucederá hasta que no pasen las elecciones autonómicas, municipales y europeas del próximo domingo 26 de mayo.
El hecho de que los resultados de las elecciones generales fueran a tener, como mínimo, un mes de reposo y maduración, no significa que los representantes de los partidos estuvieran de brazos cruzados en sus casas, pero tampoco debería el candidato socialista precipitarse tanto y arrogarse competencias que no le corresponden. Todo sea dicho, grave error de PP, C’s y Podemos bailándole el agua y aceptando ser los secundarios. La ronda de consultas con los diferentes candidatos la realiza el Rey porque es una función que le otorga el artículo 99 de la Constitución, y sólo al Jefe del Estado corresponde esa interlocución que concluye cuando él propone un candidato a la presidencia del gobierno a través del presidente del Congreso.
Este protocolo puede parecer un gesto menor a algunos, no sólo a quienes reniegan de nuestra monarquía como jefatura del estado, sino quizá a otros muchos que aplauden las decisiones dependiendo de quien las tome o al menos les quitan importancia. Imaginen que el candidato de Vox hubiese sido el más votado (es ficción, tranquilidad), y hubiera iniciado estos contactos con idéntica forma que Sánchez (ahora comentaremos eso), probablemente se habrían leído y escuchado, y con razón, críticas muy duras y alertas como que “algunos que tanto hablan de la Constitución, ahora quieren saltarse las reglas que ésta nos marca”, o comentarios del tipo “si a la primera de cambio ya no respetan ni al Rey y sus funciones, imagina que harán cuando gobiernen”. En cambio, el candidato socialista lo hace por el bien de los españoles y las españolas o si no, lo ha hecho sin ánimo de sustituir a nadie, siempre de buena fe, claro.
Respecto a lo las formas de Sánchez para establecer esta ronda de consultas, ahí está la clave de su soberbia, desfachatez y seguro que estrategia “Redonda”. Porque hablar con los diferentes grupos en la sede del Congreso, analizar los resultados y ver la disposición de cada uno a pactar, apoyar o no una investidura o un programa de gobierno, sería algo razonable que trascendería a los medios dentro de la información política y parlamentaria de este período, siempre con la prioridad de la próxima cita electoral; pero hacerlo con idéntico protocolo a como se realiza la ronda de consultas oficial del Rey, que no puede empezar hasta que el 21 de mayo el Congreso elija presidente, es lo realmente grave y preocupante.
El inquilino del Palacio de la Moncloa recibe de manera pautada a tres representantes políticos, los recibe en Palacio con la clásica imagen de llegada, saludo y foto en la puerta y se debe acostar en su colchón nuevo para dormir a cuerpo de rey. Eso es transmitir claramente a la sociedad la imagen del “aquí mando yo”, la agenda la propongo yo y el que tiene que ver con quien se queda para gobernar soy yo. Lo cual es un error y una demostración de que sólo le importa su figura como político y su estrategia de protagonismo, porque la realidad es que así deja en parte del imaginario colectivo la idea de que la ronda con el rey es algo secundario, y que podría prescindirse. Siempre recordamos con cierto humor el inicio en los discursos reales cuando dice: “La reina y yo”. Me imagino a Pedro en casa con Begoña diciéndole: “Yo y el Rey nos vamos a reunir con los demás partidos”.