¿Dónde quedó la naturalidad del creador de contenido humilde y natural? ¿Por qué es tendencia la mentira más que nunca en redes? Somos sentimientos y tenemos seres humanos, como diría el maestro. La nueva decepción recurrente que tenemos encima de la mesa es, que detrás de cada vez más creadores, nos encontremos una decepción de un tamaño descomunal. Ese personaje entrañable lleno de genialidad humor y creatividad no es más que otro juguete roto, como los niños del cine, teledirigido y controlado por marcas locales o globales a la par que intenta venderte una VPN.
Esa persona, que lleva en tu casa casi 10 años presente todas las semanas (ya sea con un directo o un video de tu contenido favorito), resulta que se ha convertido en todo lo que los nuevos canales de comunicación vinieron a destruir. Si bien YouTube popularizó lo real, lo natural, la falta de edición de estudio, así como la ausencia de guion… La entrada de los medios tradicionales en la plataforma ha traído la decadencia para muchos creadores que imitan shows, entrevistadores o formatos medievales.
Son unos pocos galos los que resisten con originalidad, en una pequeña aldea llamada "creatividad natural" frente a ese ejercito romano de pseudoproductos intentando imitar al contenido del que precisamente huimos hace años. Recientemente, una chica muy cercana logro quedar con su influencer murcianico de cine favorito y … ¡Voilá! Estaba enamorada de su guionista, no del supuesto creador; ya que básicamente era un teleñeco lleno de ira y rencor. Tras hacerse un selfi le pidió 20 € si quería que lo publicara en sus redes. ¡Y sin haberlo pedido! Pero claro, el cepillo a pasarlo en privado porque en directo y de forma transparente queda feo.
"Vivirás mejor con alguien que tiene mil seguidores y logra quedar con 100 en persona que con alguien que tiene 4 millones y no junta ni a 20 en un bar"
Encontrarse riendo y disfrutando de un gran contenido nos lleva a la épica pregunta de quien es de verdad el que nos hace feliz, si la rana Gustavo o Jim Parson. Lo de si los guionistas se merecen vivir en el anonimato muchas veces sigue siendo un drama que ha llegado a las nuevas plataformas. Este tema nunca quedó resuelto y sigue coleteando por las nuevas tendencias de creación audiovisual. Cuerpo contra mente, actor contra escritor, falso dilema en el punto que se hacen unos buenos créditos, pero claro, que nadie descubra a mi editor no sea que se enteren de que le pago poco y me lo quiten.
La comedia improvisada es la tendencia actual en demasiados programas. Tenemos muchos ejemplos de la televisión tradicional que están saltando a las redes de programas que se basan en tirar dos horas de tu tiempo improvisando y rezar por tener algunos clips graciosos que montar en redes. Es más, puede que tenga hasta mérito lo de funcionar sin guion ya que al menos sabes que cualquier destello de genialidad es auténtico. Ahora bien, no es un producto sostenible en la era donde cada minuto cuenta.
Nuevamente son los grises donde nos debemos mover y olvidarnos de blancos o negros. Hay que entender también que mucha de esta gente vive en una continua huida hacia delante donde han hipotecado todo por ser famoso y se han quemado, vuelto pesados, cansinos o peor, avaros. Básicamente, las redes premian la continuidad y la generación de contenido constante, ya que mucha gente está sirviendo de productora audiovisual gratuita para las nuevas plataformas.
Los más conspiranoicos tienen claro que cuando un creador crece muy despacio, hay un malvado algoritmo detrás que inyecta seguidores falsos cada mes para eternizar su agonía; los justos y necesarios para que no dejen de actuar gratis. Curioso siempre es, así como un clásico, hacer el típico vídeo de "me dejo todo" y misteriosamente tras esa despedida… Comentarios, seguidores y likes se disparan para afianzar los grilletes que estos esclavos digitales no son conscientes que tienen.
Los años nos han dado una pista fundamental para saber qué comunidad es sana y cuál no, una evidencia que no hay algoritmo que pueda falsificar y son las quedadas presenciales. Vivirás mejor con alguien que tiene mil seguidores y logra quedar 100 en persona que con alguien que tiene 4 millones y no junta ni a 20 en un bar.
¡Elige sabiamente dónde metes tus euros, joven espectador! No es lo mismo ir en un barco de colegas que la soledad de la bilis; puede ser muy divertida, pero quien siembra odio recolecta soledad.