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Yturralde: "Hay jóvenes como Pantone tomando el relevo de la abstracción geométrica valenciana"

El artista, recientemente galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas, vuelve al IVAM

23/02/2021 - 

VALÈNCIA. Jose María Yturralde (Cuenca, 1942) estaba abrumado ayer ante la respuesta de los medios ante la presentación de Hathor, la obra de gran formato que ocupará la fachada del IVAM los próximos meses. “Nunca había tenido esta respuesta por parte de la prensa, pero me están tratando muy bien”, dice justo ante de sentarse en la mesa para respondes las preguntas de Culturplaza. Es llamativo que esta frase la diga el que ha sido el último galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas. Pionero en la incorporación de la tecnología computacional a su proceso creativo, y uno de los mayores investigadores de los puntos de encuentro entre la tecnología y el arte, Yturralde vuelve al IVAM tras 22 años desde su exposición en solitario. Además de esta intervención, su obra formará parte de la muestra Imaginarios mecánicos y técnicos en la colección del IVAM, que se inaugura el próximo 11 de marzo, y también de Apuntes sobre abstracción geométrica en España, que se ubicará en la biblioteca.

- Si la abstracción de tu obra invita a pararse y reflexionar. ¿Cómo va a convivir tu obra con el ritmo frenético de la calle Guillem de Castro?
- Creo que puede ser, y ya algunas personas me lo han dicho, como un rayo, una visión que se les ha quedado. Un instante puede servir también para comprender, no la obra en sí, sino para interiorizar una situación, y que esta sea una puerta que atraviesas.

- En un momento en el que vivimos un torrente de emociones, muy marcadas por la actualidad y por imágenes muy explícitas, ¿cómo nos deberíamos seguir acercando a la abstracción que tú propones?
- En cierto modo, esto puede servir para despejar la mente de situaciones que impidan interiorizar algo más profundo y llegar a la gran esencia de las cosas. Yo pretende que este cuadro sea un elemento que nos lleve, precisamente, a esa situación. Pero no puedo decir con palabras exactas la actitud que se ha de tener ante la obra, como tener la mente en blanco, igual que un monje budista.

El artista, en su estudio, en una imagen reciente. Foto: BIEL ALIÑO

- 2020 nos ha acostumbrado a la imagen del instante y tu abstracción nos pide una pausa mayor.
- El mundo en el que vivimos, el mundo del espectáculo, de lo inmediato nos asalta con imágenes rapidísimas. Pero sus contenidos no tienen nada que ver con el mundo del arte. Una obra muy simple como esta, un círculo y nada más, puede convertirse en algo hipnótico y que quede más que aquello que tenemos a nuestro alrededor.

- A lo largo de la historia, el círculo ha sido un elemento crucial para la religión, para la decoración, para la cultura… ¿Cómo convive esa tensionalidad entre lo místico, que tú mismo has querido destacar, y tu propio trabajo de investigación científico?
- Encuentro paralelismo entre algunos aspectos de la ciencia y el misticismo, los que van más allá, los que están al límite. Cuando los científicos se encuentran en ese límite, cuando no pueden demostrar las cosas, se vuelven filósofos. Se quedan en esa frontera porque son científicos, pero hoy en día, ciencia y filosofía y arte tienden a establecer ese tipo de paralelismo. En el MIT desde hace unos pocos años están contratando filósofos para que haya puntos de conexión.

- ¿Crees que el arte puede ser un motor para deconstruir esa dicotomía, tal vez algo simplista, entre ciencia y mística?
- Absolutamente. El arte siempre ha estado muy cerca de los aspectos significativos y esenciales del humanismo, por encima de los materialismos que nos asedia.

- Vuelves al IVAM después de mucho tiempo...
- ¡22 años! Aunque he participado en alguna exposición colectiva.

- ¿En qué medida ha sido importante la institución para el trabajo de tu generación?
- Y para la ciudad, y para el arte. Esta ha sido la gran institución deseada por todo el mundo cultural. Y se ha hecho realidad. Por otra parte, yo he nacido y vivido muchos años antes de su creación y he las instituciones no han tenido nunca tanta capacidad ni presupuesto para realizar de forma integral su misión de traer exposiciones de fuera y cuidar el arte de la ciudad.

Foto: EVA MÁÑEZ

- Ahora estás investigando en tu trabajo a partir del círculo, pero has tenido otras etapas con otras formas geométricas. ¿Cuándo notas, como artista, que se agotan?
- Nunca se agotan, me agotan ellas antes a mí. Es lógico que después de una época muy vectorial pase a una etapa más movida. Ahora estoy en la inmerso en la curva, aunque también hago cosas lineales de vez en cuando. Mi recorrido siempre se ha basado en una geometría muy básica.

- Tú fuiste uno de los pioneros del arte virtual y de acudir a la tecnología para fundirla con el arte.
- Nosotros fuimos a Madrid 1967 al Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid para poder investigar e implementar en el proceso creativo, no solo las computadoras y la tecnología, sino una visión intelectual y humana del esa tecnología. Creamos una serie de seminarios dedicados a sus estudios y debatíamos sobre sus límites y posibilidades como herramienta. Porque así era como la considerábamos, como una herramienta. Pero es que, además, extraíamos una metodología que también podíamos incorporar en nuestro trabajo: a mí me sirvió la metodología para racionalizar el proceso creativo y llegar a un punto a partir del cual, quizás, ocurriera el milagro del arte.

- El soporte electrónico se ha implementado al 100%, finalmente.
- Sabíamos que iba a ser un paso adelante. La tecnología ha ido avanzando el mundo del arte casi desde el principio de la humanidad.

- Pero también hay ciertas reticencias, o una fetichización de "lo material" por parte de las generaciones más veteranas.
- Comparando un león dibujado con un carboncillo 36.000 años antes de Cristo y una obra hecha con ordenador como la que cuelga en el IVAM, es complicado discernir. El arte de ese leon es imperecedero, una maravilla que no pierde valor. La tecnología ahora nos otorga rapidez y otro punto de vista, avanzamos en un círculo y vemos las cosas en un punto de vista, pero no hay un valor añadido sobre el arte que se hacía entonces.

- Tampoco lo perdemos, ¿no?
- Para nada, la tecnología es una herramienta útil y necesaria para evolucionar, ir más allá, saber más… Por ejemplo, ahora utilizamos los colores que no poseíamos en aquella época.

Foto: EVA MÁÑEZ

- Junto a Ana Teresa Ortega (Premio Nacional de Fotografía), sois dos los ganadores de premios nacionales este año vinculados a la Facultad de Bellas Artes de la UPV. Un espaldarazo importante…
- Es una magnífica noticia. La Facultad de Bellas Artes ha evolucionado de una manera estupenda y se ha convertido, sino en la mejor, en una de las mejores instituciones de Bellas Artes de toda España.

- ¿Tiene relevo la abstracción geométrica valenciana?
- Siempre habrá relevo. Lo hay, de hecho. Por ejemplo, Felipe Pantone, que es joven, haciendo cosas extraordinarias, muy bien, muy avanzado, y con técnicas de ahora.

- ¿Estás atento a ese relevo?
- Por supuesto, en la medida que puedo: yo vivo aislado en Alboraia, en un estudio que tiene 200 años y se está cayendo encima. Estoy atento a lo nuevo que nos ofrece el mundo del arte en general. Pero he de decir que no es fácil, ni siquiera ahora, abrirse camino fuera de nuestro propio entorno. Y eso que tenemos toda la información e instituciones como el IVAM, o la Facultad. Pero no es fácil porque el mundo del arte y la pintura no tiene el apoyo adecuado por parte de la sociedad. Ya no digo por parte del gobierno o las instituciones. La sociedad aún no está a la altura de lo que el arte le puede ofrecer, por muy formados que estén los artistas de las nuevas generaciones.

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