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El Pompidou desembarca en València con su colección de fotografía experimental

1/05/2024 - 

VALÈNCIA. Nunca antes se habían tomado tantas fotografías como ahora. Con una cámara siempre en el bolsillo capaz de almacenar miles de imágenes en nuestro teléfono móvil, nuestra relación con la fotografía ha cambiado profundamente en los últimos años. Y lo sigue haciendo, ahora con la miradas puestas en la Inteligencia Artificial. Con todo, los debates de base muchas veces se mantienen, aunque pasen los años, aquellos que tienen que ver con la representación de la realidad, con la construcción de ficciones y la capacidad de crear nuevos mundos. En este último tramo, el que tiene que ver con la “capacidad lírica” de la fotografía, se enmarca la exposición Visiones expandidas, una muestra que despliega en Caixaforum València una buena muestra de los fondos del Centre Pompidou mediante los que se dibuja un relato en torno a la fotografía experimental que supera la lectura cronológica para sumergirse en un recorrido que tiene que entrelaza arte, sensibilidad, ciencia y tecnología. En definitiva, fotografía.

“En esta exposición nos acogemos a esa capacidad lírica de la fotografía, vamos a hablar del ver y del mirar, de la capacidad de la fotografía para retratar mundos, para modificarlos, incluso para crear nuevos mundos y nuevas ficciones, y por supuesto de explorar límites más allá de la fotografía con otras disciplinas”. Estas palabras las firma el director de CaixaForum València, Álvaro Borrás, quien presentó la muestra junto a la jefa de contenidos de Exposiciones de Arte de la Fundación 'la Caixa', Carla Tarruella, y la comisaria de la misma, Julie Jones. Cerca de un centenar de obras se dan cita en una exposición que llega a València con una versión adaptada con respecto a sus anteriores intinerancias en ciudades como Madrid y Barcelona y con alguna novedad, como la inclusión de una pieza de Josep Renau, Sociedad de Consumo, de la década de 1970, de la colección del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), y la fotografía Fotomontaje inspirado en la Estación de França de Gabriel Casas, de la década de 1930, procedente de los fondos del Museu Nacional d’Art de Catalunya.

Foto: Vicente A. Jiménez. Fundación "la Caixa".

Bajo el paraguas de “fotografía experimental”, el centro busca explorar las distintas maneras en las que, desde comienzos del siglo XX, los creadores se han acercado y han mostrado interés por el medio fotográfico, entonces considerado la herramienta contemporánea por excelencia. Lo hace con un eje común, pero subrayando en todo momento la diversidad de miradas, una pluralidad que no solo tiene que ver con los resultados, con las piezas expuestas, sino también por la propia concepción del trabajo, obras creadas con distintas motivaciones, algunas más cercanas al hecho artístico y otras al tecnológico o científico. Es el tiempo, la perspectiva, el que las ha acabado reuniendo en un mismo espacio que ahora genera un baile de firmas entre las que destacan algunas como Man Ray, Brassaï o William Klein.

Precisamente Man Ray, quien sistematizó el uso del fotograma y confirió a la técnica un valor artístico, es una de las firmas que dan comienzo al recorrido expositivo, una primera parada que pone el foco en la investigación de la luz como principio de la experimentación fotográfica. Junto a él se sitúan otros nombres como el de László Moholy-Nagy, con su propuesta abstracta y singular, o Maurice Tabard, quien se sumerge en el imaginario surrealista a través de las llamadas solarizaciones, una delicada técnica que consiste en someter el negativo o el papel fotosensible a una intensa luz blanca en el momento del revelado. A pocos pasos encontramos las sobrecogedoras imágenes creadas por la fotógrafa y escritora francocanadiense Alix Cléo Roubaud, piezas que nos hablan de la fascinación por el movimiento, en este caso con una serie en la que el propio ritmo de la respiración da forma a unas sugerentes y en ocasiones tétricas imágenes.

Foto: Vicente A. Jiménez. Fundación "la Caixa".

También el movimiento, aunque desde un punto de vista bien distinto, tiene que ver con la obra del científico estadounidense y profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Boston, Harold Eugene Edgerton, quien fabricó un aparato capaz de descomponer el movimiento de los objetos mediante un sistema de flashes luminosos fugaces, un trabajo que le llevó a ser uno de los protagonistas de la primeras exposición del Museum of Modern Art de Nueva York en 1937. Cuestión de técnica, la exposición aborda las múltiples posibilidades de ampliar el alcance del ojo humano a través de técnicas como el microscopio, el telescopio o los infrarrojos, un relato que no solo habla de arte, también de medicina o arquitectura, y que suma visiones como las imágenes lumínicas de Georges Guilpin y Étienne Léopold Trouvelot o las formas psicodélicas de Gottfried Jager.

“La distancia histórica nos permite ver esas obras como hitos de la fotografía”, subrayó la comisaria, quien definió la exposición no tanto como un relato lineal sino como un “catálogo de maneras experimentar la fotografía en un diálogo constante entre la historia y lo contemporáneo”. En este sentido, la cuestión de la realidad queda en un segundo plano, en una muestra que pone el acento en la fotografía como una manera de mirar de una manera única al mundo existente y, también, como un medio para crear nuevos escenarios. En este ámbito se enmarcan piezas como Nocturne de Brassaï, una composición de sombras de Gérard Ifert o el retrato del fotógrafo e ilustrador surrealista francés Roger Parry. Unos y otros dan forma a una historia no convencional de la fotografía que, desde hoy, se despliega en Caixaforum València. 

Foto: Vicente A. Jiménez. Fundación "la Caixa".

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