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empresas desde el interior | 'artesanos gil', un negocio familiar que es referencia del sector

Altura y sus alliolis ponen toda su salsa a la cocina mediterránea

16/05/2021 - 

CASTELLÓ. Si hay una salsa común a la cultura culinaria de los diversos territorios mediterráneos -en cada zona con sus matices y su denominación-, esa quizá sea el allioli (o ajoaceite), uno de los condimentos favoritos para acompañar diferentes platos y recetas y que está muy arraigado en la cocina y la sociedad valenciana. Precisamente, ese producto es el emblema de la empresa afincada en Altura, Artesanos Gil, que aúna tradición y vanguardia y donde se elabora de forma artesanal con productos naturales y saludables.

La firma especializada en la producción de salsas nació en 2007, pero en la mochila ya llevaba un buen poso de experiencia forjado en las últimas décadas en el negocio familiar de carnicerías y tiendas de ultramarinos. Miguel Gil fue el encargado de diseñar la creación de la nueva empresa a partir de la experiencia adquirida en las dos carnicerías que tenía abiertas en la localidad, herederas de aquella que habían impulsado sus padres en la década de los años 60 y donde inició su actividad al lado de los productos cárnicos y sus derivados.

“Mi padre siempre ha sido una persona dispuesta a innovar y a probar nuevas cosas”, explica su hija Lucía Gil, actual adjunta a la dirección de Artesanos Gil, “y es esa manera de trabajar la que le ha llevado a crear y mantener la empresa”. Lucía señala que “fue pionero en la localidad a la hora de poner a la venta comida para llevar en uno de los establecimientos a finales de la década de los 90 y también de elaborar allioli casero y venderlo a los clientes en las mismas tiendas”, dice, las cuales regentaba con su mujer Maribel. De esta forma, comenzó a fraguarse la producción de salsas como el allioli como línea de negocio sobre el año 2005. “El hecho de que tuviesen buena aceptación tanto por parte de familias como de negocios de restauración fue determinante para pasar de venderlo en la tienda a crear una nueva marca para producirlo y comercializarlo en más cantidad”, explica Lucía. 

Ahora cuentan con una nave donde trabajan entre 15 y 17 empleados y centran gran parte de su trabajo en la elaboración de las cuatro líneas de allioli que tienen: El allioli tradicional; el allioli de ajo negro, allinegre, una de las actuales tendencias y con el que la firma obtuvo el premio artesanía 2017 de la Comunitat Valenciana al producto alimentario artesano e innovador; la alibrava, el producto estrella por su demanda; y el allioli vegano, elaborado si huevo, de reciente creación para atender la demanda actual de este tipo de productos. “La diferenciación y la calidad son las singularidades que nos definen”, señala Lucia Gil, al tiempo que recuerda aquellos años en los que ella y su hermano Miguel, también integrado en el negocio familiar, ayudaban a sus padres los fines de semana en la carnicería.

La mayor parte de clientes de Artesanos Gil se encuentra en las áreas de Castellón y Valencia, pero también distribuyen sus productos a otras zonas como Albacete, Zaragoza, Madrid o Barcelona, entre otras. Las tiendas y carnicerías de barrio, restaurantes de alta cocina y bares, y algunos supermercados son el destino de los productos de la firma de Altura, que en un futuro próximo pretende iniciar la internacionalización de sus creaciones. “Este verano estrenaremos instalaciones, circunstancia que nos ayudara llegar a otros mercados nacionales y a potenciar la exportación a otros países”, comenta Lucía, quien explica que “de momento sólo vendemos a una tienda que hay en un mercado de Bélgica, cuyo dueño viene aquí y se lleva nuestros productos, sobre todo salsas, que gustan mucho, y también aceite, para venderlo allí”.

Y es que Artesanos Gil ha ampliado desde su fundación las líneas de negocio y también elabora y comercializa preparados y precocinados de carne como carrillada de cerdo, manitas de cerdo, callos tradicionales o rabo de ternera, entre otros, y además, recientemente, ha puesto a la venta su aceite de oliva virgen extra, que fue finalista como mejor AOVE de la Comunitat Valenciana elaborado por productores en los premios organizados por la Escuela Superior de Aceite de oliva (ESAO) el presente año.

“La apuesta por unos productos de calidad y por un buen servicio son una máxima de la empresa” explica Lucía, que en estos meses de pandemia ha tenido que adaptarse a las circunstancias, “pero que nos ha servido para investigar nuevas líneas de trabajo y buscar nuevos mercados”. La adjunta a la dirección explica que una de las intenciones de la firma para cuando se normalice la situación sanitaria es también organizar visitas guiadas para poder conocer in situ como se elaboran los productos y poder hacer degustaciones con otros productos de las comarcas de Castellón.

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