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recuerdos de un festival que solo duró una edición

De cuando Guns & Roses y Marilyn Manson actuaron en el Costa de Fuego de Benicàssim

21/08/2020 - 

CASTELLÓ. 2012 es el año de los terribles recortes, cuando España estaba al borde del abismo y la Prima de Riego, concepto desconocido para muchos, llegaba a máximos históricos. Pues en ese año nació y murió el último gran festival de rock/metal de Castelló, más concretamente en Benicàssim.

Tras el abrupto final del Rock Machina en Moncófar, un festival que había llenado durante tres ediciones de rock la costa castellonense, llegaba el turno de otro evento de máximo nivel, el Costa de Rock, con cabezas de cartel del tamaño de Guns & Roses o Marilyn Manson. Toda una declaración de principios.

Quizás fue uno de los festivales más grandes que se han hecho en España, pero también uno de los que más sorprendió por su taxativo final. “Realmente no creo que la organización cometiera ningún fallo importante, ya que el cartel que ofrecieron bajo mi punto de vista fue bastante atractivo y con un nivel digno de los grandes festivales europeos del momento”, analiza Juan Pampló, una de las voces del programa radiofónico, Metal y Tal. “Además, el festival contaba con un recinto y una infraestructura incomparable hasta la fecha respecto al resto de los festivales que se venían celebrando en nuestro país”, remarca.

No solo fue una gran noticia para los aficionados al metal la aparición en escena del festival, sino que para las bandas nacionales fue una buena oportunidad para codearse con grupos de talla internacional, y poder actuar delante de miles de personas. Killus, banda de Villareal, era uno de los grupos elegidos para destilar sus canciones sobre el escenario de Costa de Fuego. “Fue un momento de euforia, de mucha alegría, puesto que iba a suponer nuestra primera participación en un gran festival internacional, y al lado de casa. ¡Que más se podía pedir!”, comenta la banda sobre su aparición en el cartel.

Killus

Indudablemente aquel festival era lo más grande que se había facturado en la Comunitat en su historia en material de rock/metal, un evento que desbordaba los mejores sueños y que se erigía en la cúspide del circuito internacional de festivales de envergadura. “La verdad es que para mí fue una auténtica sorpresa”, comenta Jurema López, asistente al festival. “Llevo desde los 14 años asistiendo a conciertos y festivales pero mayoritariamente siempre fuera de la Comunidad Valenciana, así que poder asistir a un festival y con semejante cartel, supuso una auténtica alegría”, explica. Una de las cosas que marcó aquellos años de crisis fueron los abonos para la gente que se había quedado sin trabajo en los festivales. “Recuerdo que sacaron unas entradas con precio especial para los desempleados, lo que permitió que muchos amigos que se habían visto duramente afectados por la crisis económica pudieran asistir al festival”, señala López.

Repasar el cartel de lo que se hizo en Benicàssim todavía me genera escalofríos, la pléyade de bandas era alucinante, sorprende y emocionante. Con todo, una parte del público no entendió la miscelania sonora. “Probablemente el problema que tuvieron es que el cartel no terminó de cuajar en el público y les pasó factura en la venta de entradas, con una elección muy arriesgada de los cabezas de cartel, dos bandas muy populares pero que probablemente no pasaban por su mejor momento, y que no terminaron de convencer al público”, admite Pampló. Es verdad que para el gran publico los cabeza de cartel eran enormes, pero el fan sabía que aquellos dos pesos pesados, había perdido parte de su magia. “Marilyn Manson posiblemente estaba en uno de los peores momentos de su carrera, y la formación de Guns ‘N Roses únicamente contaba con Axl Rose como miembro original, banda que por aquel entonces no tenía nada que ver con la reunión de la formación original que se fraguó años después, y que ha llenado estadios”, comenta el locutor.

Es innegociable que Guns & Roses y Manson habían editado álbumes que se encontraban a años luz de sus mejores trabajos. Por una parte, Chinese Democracy (2008) de los Gunners fue un álbum muy esperado y muy repudiado, y por otro lado Manson acababa de editar ese año Born Villain, un plástico bastante pobre. Aún así, aquel cartel tenía algo. “Recuerdo que me emocionó bastante el volver a disfrutar de un gran festival en nuestra comunidad, cerca de casa y además bebiendo de la misma infraestructura que contaba el FIB o el Rototom, festivales que son referencia mundial en su género, y todo esto acompañado además por un cartelazo con bandas de altísimo nivel”, señala Pampló.

Los organizadores del FIB se metieron en el mundo del rock por la puerta grande. Además, ellos ya tenían una dilatada trayectoria en esto de montar macrofestivales. “Existían zonas con césped artificial, CÉSPED; los que estamos acostumbrados a los festivales de verano agradecemos enormemente este tipo de adecuaciones, que te permitían descansar entre concierto y concierto”, recuerda López. “Los escenarios estaban bien diferenciados y el recinto era enorme, podías moverte con facilidad de un espacio a otro”. 

Me reencuentro con Jose Peris, hablé con él sobre lo que fue el Rock Machina, y quién mejor que él para contarme las diferencias que notó entre ambos. “Como la semana anterior había sido el FIB la zona de acampada estaba sin limpiar, y los ingleses habían dejado un montón de neveras y tiendas de campaña montadas, que la gente entraba a saquear”, rememora. Los servicios eran quizás los mejores que se habían visto en un festival de estas proporciones, y el ambiente, envidiable. “Respecto al ambiente del festival era una "reunión de amigos", al celebrarse en Castellón, el festival estaba lleno de colegas y conocidos que te encontrabas en cada rincón del recinto, y eso que dicho recinto era enorme”, comenta López.

“El Costa de fuego tenía acampada a la sombra de los árboles, muchos baños limpios, duchas, barra en la zona y en un momento llegabas a la zona de conciertos, de hecho es de las mejores zonas de acampada que recuerdo”, apunta Peris.

Para Killus era una oportunidad de esas soñadas en la intimidad de tu habitación cuando piensas en tus futuros conciertos. Por desgracia, sucedió algo terrible. “Realmente hablar justo de este concierto no nos resulta fácil. Fue sin duda el más duro y difícil emocionalmente de nuestra carrera”, comentan. La noche anterior justo al acabar el último ensayo de preparación para el concierto recibimos las demoledora noticia de que David Montero, aka Mr. Psycho, amigo íntimo de la banda y que también fue miembro de Killus durante unos años, acababa de fallecer en un accidente de tráfico.

“Recuerdo que llegamos en “shock” – continúan -  e intentamos recomponernos para poder hacer un gran concierto. Finalmente la noche fue un homenaje a el, y ese día más que nunca el maquillaje ayudó a ocultar las lágrimas”.

Costa de Fuego no tuvo una segunda oportunidad, no pudo seguir adoquinando el camino para conquistar al público. Fueron inmisericordes con él y el sueño terminó ahí. “Las entradas se vendieron mal y a última hora malvendieron muchos abonos, había una especie de competición a ver quién lo había conseguido mas barato”, señala Peris.  No ha vuelto a haber un evento de esa magnitud en la Comunitat, con la excepción de Leyendas del Rock en Villena (Alicante), algo bastante extraño contando con tantísimos festivales a lo largo y ancho de la geografía valenciana.

“Sinceramente creo que simplemente ha sido cuestión de mala suerte, ya que tanto Castellón como Valencia son ciudades que gozan de un clima envidiable en verano, con sol y playas, gozando además de una oferta enorme en turismo. Prueba de ello es que existen festivales de otros géneros, como FIB, Arenal Sound o Low Festival que revientan la taquilla año tras año”, señala Pampló. “Como digo, únicamente creo que ha sido cuestión de suerte o de la propia gestión de las promotoras que no consiguieron cubrir el objetivo marcado y dejaron de apostar por la continuidad de dichos festivales”.

Con un cartel de esas dimensiones, precios económicos y una de las mejores acampadas, fue una verdadera lástima que no tuviera continuidad, y también algo bastante incomprensible. “Realmente no sabríamos decirte”, comenta Killus. “Como todos, vimos que hubo bastante revuelo las semanas anteriores con el tema de la cantidad de bandas que iban a acabar tocando y con el precio de las entradas y demás, pero eso son cosas que se nos escapan. Nos hubiera encantado como a muchos que se hubiese consolidado año tras año aquí en nuestras tierras, pues el marco pintaba inmejorable, pero finalmente solo tuvimos una edición”, se lamentan, como hacemos todos a los que nos gusta el metal.

La organización del evento fue impecable, inmaculada y hecha desde el mimo y la profesionalidad. “A nosotros particularmente nos impactó la zona que teníamos de camerinos, y sobre todo para comer y cenar. ¡Era increíble! Recuerdo que cenamos en la mesa de al lado de Lacuna Coil, y la organización se portó de 10 con nosotros”, indica la banda. “Costa de fuego fue una buena idea, pero se nota que los organizadores no sabían mucho de metal, lástima que no siguiera”, apunta como posibilidad Peris.

En lo estrictamente musical, algunas crónicas de la época hablaban de una mala actuación de Guns & Roses y un estado de forma lamentable de Manson. A pesar de ello, el resto de grupos sí dieron la talla. “Recuerdo que me gustó y disfruté mucho con Amorphis, a quienes había descubierto hacía poco, y que tenía muchas ganas de ver en directo”, comenta Pampló. “Fue un concierto a pleno sol, de los que abrían la primera jornada y recuerdo que lo disfruté enormemente. También me gustó y disfruté muchísimo con Opeth, Paradise Lost, In Flames y con los manchegos Angelus Apatrida, que como siempre pusieron el festival patas arriba”.

No fue al único que Amorphis le encantó. “Fueron muchos los grupos que me gustaron pero sin duda, destacaría la actuación de Amorphis”, apunta López. También hubo decepciones, o mejor dicho, grupos que no estuvieron al nivel de lo esperado. “Decepcionarme como tal, no me decepcionó ninguna banda, pero sí he de reconocer que la actuación de Guns N’ Roses se me hizo algo larga. Fue un concierto de casi tres horas de duración y que contó con tramos con mucha falta de ritmo”, recuerda Pampló.

Killus siguen en el sector, desde aquel concierto han sacado varios discos y han realizado giras internacionales, quizás sean ahora mismo la banda de Castelló más internacional. Editaron álbum a principios de año, y ya sabemos lo que vino después. “Como bien dices nos ha pillado la pandemia justo cuando comenzamos la gira de presentación de Devilish Deeds, y no te ocultaré que al margen de lo dura que es esta situación para todo el mundo, ha sido un mazazo tener que pararlo todo después de tantos meses de trabajo. Pero las cosas vienen como vienen y hay que hacerles frente. Lo más importante y lo primero es la salud de todos”, dicen.

Además, también tenemos como referencia en nuestro género al Leyendas del Rock, festival que año tras año repite en Villena y que lleva bastantes años afianzado dentro del circuito de festivales nacionales de rock y heavy metal.

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