CASTELLÓ. La 24ª edición del Festival Internacional de Cinema de Vila-real, VIST, daba su pistoletazo de salida este viernes con un preestreno de altura, el debut de Alexis Morante, director de documentales tan notorios como Camarón: Flamenco y Revolución (2018) Héroes. Silencio y rock & roll (2021), con su primera ficción El Universo de Óliver. Un filme protagonizado por María León, Salva Reina, Pedro Casablanc y el joven Rubén Fulgencio. Una cinta tierna y llena de fantasía que nos transportará al Campo de Gibraltar a mediados de los años 80, con el telón de fondo del Cometa Halley, el cambio de ciudad de sus protagonistas y la realidad de hacerse mayor, todo eso a través de la mirada de Óliver y su excelsa imaginación.
Alexis Morante y Salva Reina (también iba a estar María León pero no pudo) presentaron la cinta, donde los niños tienen un especial protagonismo. El joven actor Rubén Fulgencio borda su papel principal de Óliver. Encontrar un actor tan joven y con tan buenas dotes interpretativas debió ser como buscar una aguja en un pajar. “Fue muy difícil”, sentencia Morante. “Al principio hicimos un casting con más de mil niños, sobre todo en el casting íbamos buscando la pandilla, los niños son andaluces, tienen acento andaluz pero el protagonista podía ser de cualquier sitio, de hecho en el guion al principio ponía que venían de Barcelona, después cuando encontramos a Rubén en Madrid, pusimos que venían mudándose de Madrid”, señala el director
Fue tan difícil la búsqueda de un actor para interpretar a Óliver que se extendió fuera de Andalucía. “Como nos costó mucho encontrar a Rubén en Andalucía abrimos el casting a Madrid también, encontramos como tres o cuatro finalistas que podían hacerlo, pero cuando llegó Rubén hizo una escena, nos quedamos sorprendidos en ese momento”, recuerda. Morante tuvo una especie de déjà vu al ver el casting del chico. “A mí me recordó mucho a un casting que hay por ahí del niño de E.T.”
Indudablemente la pandilla de chicos y chicas que aparecen en el filme nos retrotrae a Los Goonies u otras películas donde unos chavales corren aventuras, sin embargo en este caso, sus experiencias son más normales, de barrio. “Una de las clave de la película es que la pandilla de niños y de niñas están muy bien en mi opinión”, dice Salva Reina. “Le dan mucha naturalidad y les auguro un gran futuro a algunos de ellos si se quieren dedicar esto. Hicieron una pandilla genial, son amigos, se llaman”
Y es que el feeling que transmiten los actores de la pandilla funciona perfectamente en pantalla. “Son amigos de verdad”, comenta Morante. “Es algo que creo que se siente en la película. Ellos tenían que ser una padilla como las nuestras en los 80”. No únicamente los jóvenes son los que llenan la pantalla, sino que los actores profesionales consiguen transmitir los sentimientos, complejos y maduros, que exigen una historia como esta, que bordea bastantes temas de un modo natural.
“Además acompañarlos de un elenco de actores adultos que fueran igual de naturales que ellos, ahí hicieron un gran trabajo Salva, María y Pedro tuvieron mucha naturalidad a la hora de trabajar con ellos”, sostiene el director.
Antes de comenzar con el proyecto de la película de El Universo de Óliver, el director ya había dirigido un cortometraje donde aparecía la idea de un filme protagonizado por niños. “Yo estaba estudiando en Los Ángeles un máster que hice hace diez años. Hice un cortometraje, como trabajo fin de máster en Nueva York, que se llamó Voltereta. Es un cortometraje, también con niños en los 80. Entonces Voltereta fue el primer germen”, recuerda Morante.
El filme está inspirado en la novela de Miguel Ángel González Carrasco del mismo nombre que la película. “Un día dio la casualidad que mi amigo de toda la vida es escritor, o por lo menos creía que era escritor, hasta que escribió esta novela y ya lo confirmó (risas), que es Miguel Ángel González, que por cierto, también sale en la película, es el vigilante del puerto”, dice Morante.
Miguel Ángel González creó un mundo propio dentro de su barrio en la novela, dándole a la trama una pátina de credibilidad y realismo que consigue la empatía de los espectadores inmediatamente. Esto no sucede en lugares apartados y lejanos, sino en un barrio con sus calles, sus campos de fútbol desvencijados o sus bares con tragaperras. “Cuando él escribió la novela, también hizo un universo con toda nuestra infancia, con todo nuestro barrio de allí del Campo de Gibraltar, no es que fuera autobiográfico, sino que creó un universo alrededor de eso”, señala el director.
Morante recoge el universo de González en la novela para contar una historia, ese mundo creado por su amigo es el escenario perfecto para la película. “La novela tiene una trama distinta a la película pero el universo y el germen es el mismo”, apunta. “Cuando leí esa novela me emocioné muchísimo, recuerdo que lloré al acabar de leerla, y le llamé y le dije: si yo alguna vez hago una película, porque ahí yo todavía soñaba con hacer una película, me gustaría que fuera esta la primera. Y ya fue más adelante cuando conocí a José Alba (productor), yo creo que en 2016, que fue gracias al cortometraje de Bla Bla Bla (preseleccionado al Goya), que se hizo ya con Salva Reina, donde nos juntamos ya para hacer la película y confió mucho en el proyecto y lo levantó”, recuerda.
Convertir el texto de una novela en la trama de una película siempre es un trabajo arduo, partes que se quitan, otras que se meten para agilizar la historia. Un trabajo laborioso para que el producto final tenga la mayor calidad, sin perder el espíritu de la novela. “El proceso ha sido muy duro porque pasar una novela a un guion cinematográfico, sin tener experiencia previa, es muy difícil”, sentencia. “Además yo me embarqué con el propio escritor de la novela, que es mi amigo, le dije: venga, vamos a hacer los dos juntos el guion de tu novela, eso fue un desastre porque intentaba quitar una cosa, y me decía, cómo vas a quitar esto, e intentaba hacer los tres actos y era complicadísimo, muy difícil”.
La idea de la trama estaba, pero costaba que aquella historia funcionara. “Hicimos dos versiones entre Miguel y yo, y fue cuando entró José cuando ya se vio una visión desde más arriba y se vio que la película necesitaba otro concepto, otro enfoque. Entonces entró otro amigo nuestro, pero que es guionista, que es Raúl Santos, y a mi Miguel lo echamos. Él había hecho mucho por el guion. Nos olvidamos de la novela en las tramas y nos quedamos solo con la esencia, y ahí fue cuando construimos un guion que se pudiera rodar y pudiera ser una película", apunta.
Alexis parece enamorado de su filme, y no es para menos porque tiene ese punto de magia, casi de cuento, pero también aborda otros temas más serio y sociales, sin perder la estructura de fantasía, de aventuras y del proceso de maduración de un chico. “La película fue creciendo mucho, desde el primer guion a lo que después aportaron los actores, el músico, los montador. La película cuando coge un camino de magia, como creo que ha cogido esta película, al final el resultado es como un milagro, la de dificultades que hemos tenido haciendo esta película, incluyendo los niños, es un riesgo muy grande, ahí la valentía del productor sabiendo que rodar con niños te puede llevar al fracaso absoluto, y con una primera película de ficción”
Trabajar con niños puede ser algo difícil, aunque en los últimos años hemos vistos filmes como Verónica (2017) que han logrado que las actuaciones de sus actores más jóvenes sean ampliamente recordadas. “Ellos lo veían como un juego, se lo tomaban como un juego, ellos, como ha dicho Alexis, son una pandilla que actualmente siguen quedando y en ese momento estaban jugando a esto, y yo creo que esa es la base de la naturalidad que tienen”, comenta Reina.
La naturalidad de los actores más jóvenes insufla de veracidad y realismo a sus interpretaciones. “Eso, y que la mayoría no son actores, hay tres o cuatro que son de Algeciras, yo soy de allí, y están sacados del colegio. Lo que pasa es que Rubén, que es Óliver y Roberto, que hace de Adrián, sí tenían algo más de experiencia y ellos dos contagiaban a los otros”, finaliza Morante.