CASTELLÓ. Un paraje natural. Una ilusión. Trabajo, pasión, esfuerzo y compromiso. Son parte de los ingredientes que han propiciado la puesta en marcha de una iniciativa vinculada al sector vitivínicola. Su nombre, Dominio de Ródeno. Ubicada en Azuébar, en el mismo parque natural de la Sierra de Espadán, esta nueva bodega solo hace dos años que inició su camino y espera lanzar los vinos de su primera cosecha a finales de primavera.
El diseño de esta aventura corresponde a Francis Sánchez, sommelier profesional y técnico en enología i viticultura de la Vall d'Uixó, que después de más de 10 años trabajando para grandes marcas como Faustino decidió emprender y crear su propia bodega junto a su mujer, Victoria Petridi.
Una de las razones que le empujó a dibujar su bodega fue la decisión de ampliar la familia. "Debido a mi trabajo, tenía que viajar mucho y yo no quería estar fuera mientras mi hijo creciera, así que decidimos regresar a Castellón e iniciar un nuevo camino en la viticultura y montar una bodega pequeña, que fuera nuestra forma de vida, para ser felices y teniendo la familia al lado". Y, para ello, nada mejor que el enclave de la Sierra de Espadán, donde los componentes del suelo de las montañas les dan una toque especial a los vinos y cerca de su pueblo natal.
Francis tiene las ideas claras; y después de llegar a un acuerdo con los propietarios de la bodega Almarós, que se jubilaban, empezó a gestionar sus viñedos. A ellos ha unido unas cuantas parcelas de pequeños propietarios de la localidad que no pueden trabajar sus tierras. En total, tres hectáreas donde hay tempranillo, cabernet, merlot, garnacha y mondragón. Eso sí, con un concepto diferente.
"Nuestra bodega no es una más, ya que nuestra filosofía se basa en un compromiso social a partir del cual queremos ser corresponsables con el medio ambiente, por eso apostamos por el cultivo ecológico y biodinámico de la uva y la producción de vinos naturales", apunta Francis. Así, los bancales están repletos de esa cubierta vegetal que esconde toda la vida biológica que hay en la tierra y que ayuda a dar vida a las viñas. El gerente de la bodega explica que "si cuidamos el suelo, nos va a dar lo que queremos de él".
El proyecto de Francis es similar a los que gestionan los llamados vigneron franceses, que elaboran vinos llenos de personalidad de sus minifundios. "Yo quiero transmitir la fortaleza que hay en la Sierra de Espadán, una tierra en la que está presente el rodeno, donde priman el cuarzo y el feldespato, que le dan un brillo especial al vino que se produce".
La primera producción de Dominio de Rodeno alcanza las 4.000 botellas, después de que el granizo echara a perder toda la producción de uva de 2021. "Seguramente aumentaremos la producción, pero no mucho, ya que la iniciativa está pensada para poder vivir de ella, para que nos dé de comer, no para crecer en grandes cantidades", explica Francis.
En esta primera añada la firma de Azuébar sacará a la venta cuatro vinos diferentes, algunos monovarietales, como el tempranillo denominado 'Miradas azules' (los tres miembros de la familia tienen los ojos azules), o el cabernet 'Bancalada', en homenaje a los tiempo de antaño. Además, también tiene en cartera otros dos vinos. El primero se llamará 'Ojos negros', elaborado a partir de garnacha y mondragón y del que se sacarán poco más de 200 botellas, con el que se quiere recordar el incendio de hace dos años en el término de Azuébar. El segundo, de nombre 'Danza de los corzos', es un vino elaborado a partir de cabernet y merlot que busca recordar esa elegancia del Burdeos. La denominación viene dada porque Francis, dice, avistó "cerca de 40 corzos en el viñedo que estaban comiéndose las uvas".
Todos ellos buscan la simbiosis con el microclima de la sierra, sus veranos, el frío y sus inviernos. Y se han elaborado en la bodega que ha construido Francis en el garaje de su casa. "Me decían que no podría, pero he demostrado que puedes tener una bodega en 36 metros cuadrados, donde hay cuatro depósitos y siete barricas". El compromiso de la bodega de Azuébar con el medio ambiente no se limita a la producción y elaboración del vino, sino que también se plasma en su etiquetado y empaquetado. Así, el corcho que se utiliza es reciclado de Espadán Corks y la botella esta lacrada sin aluminio. Y tanto las cajas como las etiquetas son de material reciclado.
El cliente tipo de la bodega serán tiendas especializadas y gourmet y también restauración, aunque desde la gerencia también se quiere que los particulares se acerquen a la bodega para conocer el proyecto y, aunque en Dominio de Rodeno no está previsto vivir del enoturismo, Francis explica que "sí que realizaremos algunas visitas en formato más reducido, ya que si algo he echado de menos en las grandes bodegas donde he trabajado es el trato personal".