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crítica de cine

'Blue Again': volver al hogar, si es que lo hay

Culturplaza analiza los largometrajes de la Sección Oficial de Cinema Jove 2023

15/06/2023 - 

VALÈNCIA. El coming-of-age es un subgénero cinematográfica, que abarca tanto la comedia como el drama, y que se centra en las historias de exploración y/o descubrimiento en el paso de la niñez a la adolescencia, o de esta a la adultez. Muchas veces son historias creadas por jóvenes directores, debutantes o en su segunda o tercera película, que aún quieren recordar aquello que fueron y, de alguna forma u otra, dejaron de ser; o una manera de contar el mundo en primera persona sin la pretensión de un gran personaje histórico, sino desde el unívoco prisma de su propia experiencia.

Con todo eso, Blue again funciona como un coming-of-age de manual. Dirigido por Thapanee Loosuwan, nacida en 1991, el film explora los años de estudio de Ay, una niña mestiza de madre tailandesa y hombre blanco que ha heredado la obsesión y el oficio por el tenñido de ropa de azul índigo. Desde sus estudios está dispuesta ha tomar el relevo del negocio familiar.

Algo que puede parecer muy sencillo, en la vida de una adolescente se vuelve tremendamente complicado: Blue again también son tres horas de la consecuención de idas y venidas con amigas, familiares y amores. Un microuniverso que relata perfectamente los sinsabores de una joven tailandesa. Ni el instituto ni su casa son refugio. Si acaso tuvo una casa, en la película cuesta encontrarle un hogar, más allá de la amistad aparentemente inquebrantable con una compañera que conoce el primer día de clase. En la soledad impuesta, y también en la autoimpuesta por su propia ambición, Ay se buscará a sí misma, en una especie de reflejo de sí misma en tinte líquido.

Pero ya advirtieron los responsables de la selección de largometrajes de la Sección Oficial que no solo serían coming-of-age al uso. Y en el caso de Blue again, el contexto tiene mucho que ver. Loosuwan ubica el principio del metraje a las puertas del golpe de estado de 2014. Lo hace también en Sakon Nakhon, el pueblo natal de Ay, y uno de los pocos lugares donde la religión católica es mayoritaria en el país, una dimensión que atraviesa el retrato del pueblo. Y más, claro. Además de la amistad, está la represeión de la escuela por la excelencia, también la ambición, y también las herencias y las cargas de una tradición familiar. Una adolescencia puede contar un mundo entero.

Thapanee Loosuwan opta, en Blue again, por utilizar todos los recursos cinematográficos que tiene a su alcanza para ir creando texturas que van dependiendo de aquello que quiere contar. Y hay tantas, porque tan amplio ha de ser el universo de Ay durante las más de tres horas de metraje, que puede llegar a ser algo torpe.

Ay se descubrirá, a lo largo de los años, con el público al lado. El espectador no se perderá ni un solo momento importante. Alguna reseña en la red social de cine Letterboxd decía algo así como “es que soy yo literal”. Y el que los coming-of-age, cuando se ajustan mínimamente a un contexto realista (y este lo hace mucho), son artefactos de identificación muy potentes. No solo de nostalgia, sino también de los sentimientos más puros e intensos de la naturaleza humana: el amor, la aceptación, la familia, la herencia.

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