Y cuando se despertaron, el PSOE seguía gobernando

Tras el júbilo provocado, en gran parte de la derecha política y mediática, por los resultados de las elecciones madrileñas, llega el momento de volver a la dura realidad para los acólitos de la gaviota. El PSOE sigue gobernando en España.

Pasada “su gran noche” que diría aquél, el despertar mantiene más presente que nunca los problemas sistémicos del PP. Última fuerza política en Catalunya con tres exiguos diputados en la segunda comunidad autónoma más poblada de España. Penúltimo partido político en Euskadi con sus escasos seis diputados y, todo esto, gobernando menos de un tercio del conjunto de las comunidades autónomas.

A estas preocupantes cifras se le une la incapacidad de mantener gobiernos si no es de la mano de la extrema derecha de Vox, lo que provoca una contaminación iliberal en su discurso, así como un riesgo electoral de sorpasso, ya consumado en alguna comunidad como Catalunya.

Por otro lado, la fastuosidad en la celebración de los resultados del martes no esconde la crisis de liderazgo en la que se encuentra sumido el partido de Casado. Recordemos que los territorios más importantes donde gobierna el PP se alejan claramente de la estrategia del líder nacional.

En Andalucía, Moreno Bonilla mantiene una guerra abierta con la dirección nacional como se pudo comprobar en el último Congreso de Sevilla, donde el presidente autonómico ni apareció en la clausura por las graves desavenencias mantenidas con Génova.

En Galicia, Feijóo ha optado por un perfil propio en el que esconde las siglas del partido y se aleja del discurso agresivo del que ha hecho bandera Casado y a cuyos lomos galopa en su intento de alcanzar la Moncloa.

Por último, Madrid. A nadie se le escapa que el equipo más cercano de la Presidenta madrileña prepara el asalto a cotas más altas. Su jefe de gabinete, el controvertido Miguel Ángel Rodríguez, no se conformará con prestar sus servicios con limitación de alcance autonómico. Buscará espacios más elevados a los que ya optó en décadas pretéritas. Y si bien es cierto que la dirigente madrileña es la más afín a Casado de todos los presidentes autonómicos, gran parte de la derecha mediática ya la unge como su sucesora y gran esperanza blanca conservadora.

Malas noticias para Casado. Todos los presidentes autonómicos del Partido Popular en su contra y la única persona afín, se postula para sustituirle. Mucho deberá trabajar Egea para evitar que le muevan la silla a su jefe.

Pero lo más terrible de todo es la pérdida de legitimidad de Pablo Casado con sus propias huestes. Quien obtuvo una victoria contra la voluntad del aparato rajoyista que avalaba a Soraya Sáenz de Santamaría como sucesora o el mismo que hizo de las primarias su argumento de campaña interna y se quejaba de la faltad de neutralidad de Génova en su elección como Presidente de los Populares, ese mismo Casado (pero distinto), impone los candidatos de manera digital (a dedazo limpio) desde la sede madrileña.

Que se lo digan a la aún Presidenta del PPCV, Isabel Bonig, que se ha visto descabalgada del liderazgo en la Comunitat Valenciana tras la presión ejercida desde Génova en favor del candidato zaplanista. Ya se sabe que, en casa del herrero, cuchillo de palo.

Parece que, después de la noche de alegría vivida en Génova 13 (probablemente la última que se celebra en una sede puesta a la venta desde hace algunos meses), a Casado le toca despertarse con la dura realidad. Un partido en la oposición, con representación residual en Catalunya y Euskadi, que ostenta sólo un tercio de los gobiernos autonómicos (cuyos presidentes mantienen una línea política enfrentada con las imposiciones de Génova) y, además, con la amenaza de sorpasso de la extrema derecha. Sin duda la noche electoral fue divertida, pero la resaca al despertar debe haber sido terrible para Casado.

 Y es que, cuando se despertaron, el PSOE seguía gobernando.