Cultura ratifica la programación del Principal hasta febrero a la espera de los ceses en el IVC

VALÈNCIA. A falta de tortas, bueno es el pan. A principios de octubre, la Conselleria de Cultura presentó la programación del Institut Valencià de Cultura (IVC) para el Teatre Principal de una manera insólita: en vez de hacerlo por el curso entero, lo hizo solo del primer trimestre. ¿La razón? Aunque Roberto García, director adjunto de artes escénicas de la entidad autonómica, ya había diseñado toda la temporada, tal y como confirmó durante la presentación, el nuevo gobierno de PP-VOX ya tenía sobre la mesa cambios para la entidad. Entre ellos, su cese. 

Pocas semanas después se desvelaba la intención del nuevo gobierno de cesar a los tres directores adjuntos del IVC, a lo que seguía la acusación del conseller Vicente Barrera de haber politizado la programación. "Nosotros tenemos también que dirigir la política cultural. Queremos apostar por una política blanca. Si usted ve la programación del IVC, mucha de ella ha sido politizada durante todos estos años", explicaba durante una entrevista con este diario. A día de hoy, en cualquier caso, no se ha convocado el concurso para elegir a los nuevos responsables culturales ni se ha cesado a los actuales.

A falta de que se ejecute el cese, la temporada va avanzando y al Teatre Principal se le agotan las propuestas anunciadas. Así, desde el IVC ya han empezado a promocionar los espectáculos de los próximos meses, hasta febrero, para el Principal, una agenda novedosa por lo que respecta a lo presentado después del verano y que se ajusta, según confirmó a este diario el propio Roberto García tras la rueda de prensa de presentación de Perquè t'estime, que si no…, a la propuesta diseñada por él mismo. El e-mail que promociona los nuevos espectáculos y publicita el abono para verlos incluye Sempere, de Otra Danza (del 19 al 21 de enero), 4x4 de Ron Lalá (del 26 al 28 de enero), María Luisa, una co-producción de LaZona y Teatro de la Abadía (del 2 al 4 de febrero) y La Disputa, de Josep Maria Flotats (del 9 al 11 de febrero). 

Sin haber hecho efectivo el relevo, la programación diseñada por Roberto García sigue adelante al menos durante la primera parte del 2024, a la espera de que se aplique el proyecto de la Conselleria de Cultura, que ya avanzó que ejecutaría cambios en la línea de los teatros dependientes de la Generalitat. "El Principal tiene que analizar, revisar, meditar y, con ello, avanzar en lo que se ha hecho hasta el momento [...] En cuestión de programación, el Principal tiene que ser uno de los referentes más importantes, y ese es uno de nuestros grandes objetivos para el futuro curso 2024”, anunció el director general Sergio Arlandis. Las nuevas guías no quedarán definidas por ahora y seguramente se atrasen hasta bien entrado el próximo año, sobre todo cuando se haya elegido el perfil de los nuevos directores adjuntos. 

En todo caso, la línea que avanzó el director general pasaría por: “Respetar la tradición nuestra pero también unir esfuerzos entre el sector público y privado y las diferentes asociaciones culturales para conseguir ser un referente de las artes escénicas en todo el territorio nacional”.  El Teatre Principal ha sido un contenedor con el que el IVC ha ido proponiendo desde obras producidas por grandes instituciones estatales, hasta lo más destacado de la escena catalana, producciones propias con sello valenciano o galas.

El Rialto 2024/2025, a la espera 

Fue Vox quien quiso presentar solo una parte de la temporada 2023/2024 en octubre, porque según admitió el mismo Roberto García, "nosotros, igual que todos los teatros públicos, trabajamos con mucha antelación. La verdad es que, al menos sobre el papel, la programación del 23/24 está cerrada”.

De esta manera, si los planes de la nueva conselleria de Cultura no acaban de aterrizar hasta final de curso, tampoco se va a quedar la agenda vacía. Otra cosa es la temporada que viene, que se tiene que cerrar, claro, a principios del segundo trimestre del 2024.

En este sentido, es especialmente importante la programación del Teatre Rialto, en tanto en cuanto son producciones propias que se tienen que encargar y desarrollar, y no son obras alquiladas que hacen gira y pasan por el Principal. Para el sector de las artes escénicas, la configuración del teatro de la Plaza del Ayuntamiento será una de las señales más claras de por dónde irá la política cultural del nuevo gobierno.