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MEMORIAS DE ANTICUARIO

Dibujo antiguo, a propósito de José de Ribera

“Quizás por la fragilidad de su conservación material, pero probablemente también por la evolución del arte de nuestra época, tan reacio a la normativa clásica, el dibujo no ha recibido la atención que merece”

FRANCISCO CALVO SERRALLER

4/12/2016 - 

Estos días, y hasta el 19 de febrero, puede admirarse en el Museo del Prado una exposición imprescindible titulada “Ribera. Maestro del dibujo”, dedicada al gran artista nacido en Xátiva en 1591, que coincide con la publicación del catálogo razonado de su obra en dibujo. Aunque a estas alturas nadie descubre la genialidad del artista fallecido en Nápoles en 1652, esta muestra va servir, sin duda, como consagración, a ojos de la crítica y del público, de su maestría con esta técnica, una faceta no tan conocida de su personalidad artística. Existen exposiciones que resitúan o definitivamente confirman la grandeza de un artista, ese es uno de los objetivos del comisario, figura de la que habrá que hablar en algún momento y de la institución que las promueve. El año pasado sucedió con la fantástica exposición dedicada al Divino Morales, y ahora se va al lograr con esta consagrada al llamado en su día El Españoleto.

Por qué fascina el dibujo

No es baladí mencionar que partir del Renacimiento el término empleado para hablar de dibujo era “disegno”, puesto que comprendía desde los primeros esbozos de la invención, ya fuera una pintura, escultura o arquitectura, y la consiguiente estructura de esta. Aunque el dibujo hoy en día resulte ser la hermanita pobre del arte a efectos de valoración económica, salvo excepciones que luego veremos, del contenido de los primeros tratados teóricos se evidencia una superioridad “espiritual” de aquel, incluso sobre la pintura, además de ser el arte que cohesionaba todas las demás disciplinas. No hay edificio sin dibujo previo y lo mismo sucede con, por ejemplo, una escultura ecuestre. En el arte del dibujo no hay engaño, truco o artificio que valga. Es el arte a tumba abierta en el que podemos leer el proceso mental de la creación de la obra, que nos revela lo más íntimo del artista, y es como si se nos alzara el telón de su pensamiento. El dibujo es un libro abierto sobre el temperamento, sensibilidad, inteligencia y las emociones del artista. Siguiendo a Calvo Serraller, diríamos que “en él se nos aparece el ADN de una obra y de su creador”.

Dibujos preparatorios de El Bosco

Eso lo vio claro Giovanni Morelli (1816-1891), fascinante personaje del que trataremos en otro capítulo, uno de los precursores de la moderna historiografía artística de orientación científica. Morelli no dudaba en sumergirse en el dibujo para identificar la mano de los maestros antiguos en las obras de arte. Este basaba su método en comparar los trazos impremeditados del autor cuando diseñaba detalles intrascendentes como el simple lóbulo de una oreja. Es decir, gestos impremeditados en el dibujo reflejo de la pura naturalidad del artista: una técnica improvisatoria en la que hay poco pensar y mucho actuar.

El dibujo invita al análisis detallado, y el espectador, para degustarlo, tiende con naturalidad a acercarse al papel para examinar detalles que se nos pasan por alto a dos metros de distancia, con lo que se establece una relación más íntima con el autor que cuando observa una obra de gran formato.

Giovanni Morelli. Orejas según el dibujo de diversos pintores del Renacimiento

En muchas ocasiones el dibujo es la prueba de fuego del talento de un artista. Tengan en cuenta que el óleo permite todas las correcciones que queramos en cuanto al empaste, color, luz, puesto que los materiales lo admiten. El dibujo no. Es un “aquí y ahora”. El artista que no sabe dibujar, difícilmente puede lograr un buen resultado final en un óleo, porque debajo de la capa pictórica está la estructura arquitectónica, que es la delgada línea-aunque férrea- del dibujo, y las limitaciones se revelan inmisericordes al exterior, por mucho que el autor maneje con maestría el color o la luz.

Muy ilustrativa de ello fue la reciente muestra del Bosco, que gracias a la tecnología de los rayos x, permitió la exposición de fotografías en gran formato del dibujo subyacente. La finalidad era tan clara como corroborar definitivamente lo que aventurábamos de la observación de sus cuadros: El Bosco era un genio absoluto en este arte.

Coleccionismo, subastas, conservación

El coleccionismo de dibujo va ganando adeptos. Los buenos dibujos, poco frecuentes, y su búsqueda es parte del aliciente: en el camino está parte de la emoción. Más allá de la belleza formal, y las cualidades que antes mencionábamos, el dibujo es fácilmente “coleccionable” ya que que puede ser conservado en un reducido espacio, por tanto, ese eterno problema queda solventado. Eso sí, hablamos de papel y a los hongos, si las condiciones son propicias, les gusta la celulosa, por tanto hay que procurar que no se den esas “condiciones ideales” para que proliferen. Tambien el temido foxing, curioso anglicismo referido a ese odioso color moteado como el de la piel de un zorro (fox, en inglés) que surgen en la superficie, también puede hacer acto de presencia. Para ello existen soportes y papeles de conservación libres de ácido, adecuados.

Salón de coleccionismo de dibujos Gabinete 2016 en Madrid

Desde hace un tiempo hay varias ferias anuales dedicadas exclusivamente al dibujo antiguo y grabado en las principales capitales como Londres, Nueva York o París, a los que los coleccionistas especializados acuden como las abejas a la miel. En España, la Academia de Bellas Artes de San Fernando ha acogido este año la primera edición de "Gabinete", el Salón dedicado al Coleccionismo de Dibujos y Estampas. Tendrá una frecuencia anual y en su primera edición han sido 20 destacadas galerías y anticuarios especializados de España quienes han participado.

Francisco de Goya, 'A french soldier with a drinking companion'

Hay artistas cuya obra en el mercado prácticamente ha desaparecido, si hablamos de pintura. Cuando esto sucede, el dibujo es el “sustituto” que de alguna forma palía esa carencia y de vez en cuando podemos ver algún boceto o apunte de grandes maestros que sale a subasta, creando enorme expectación. Así sucedió cuando el dibujo Cabeza de un joven apostol de Rafael de Sanzio fue vendido en Sotheby´s por una cifra descomunal para tratarse de un dibujo: 47,8 millones de dólares (unos 36 millones de euros). También el dibujo moderno ha alcanzado cifras de seis ceros como sucedió recientemente en una subasta de París con un raro dibujo perteneciente a una de las historietas más famosas de Tintin, "Exploradores en la Luna" por otra cifra mareante, 1,55 millones de euros, superándose todas las estimaciones, y más tratándose de una obra moderna y no de alta época.

Francisco Camarón. Virgen con Niño

Posiblemente el record de una obra española sea un dibujo, concretamente un lápiz, de los últimos años de Francisco de Goya, que salió a pujas bajo el título “A french soldier with a drinking companion” vendido en una subasta en Londres por 725.000 libras (1.015.000 euros). Los protagonistas de la escena son un soldado francés de la Guardia Imperial borracho, con una expresión perdida en sus ojos, y un compañero, que parece ser el que controla la situación, tratando de sacar provecho de su compañero de copas.

Dibujo de Juan de Juanes

Grandes dibujantes made in Valencia

Si la tradición pictórica valenciana es destacable desde el Gótico hasta nuestros días, el arte del dibujo siempre va aparejado. El primer gran maestro del dibujo, sin que quiera decirse que no existan dibujos anteriores a este, es sin duda Juan de Juanes (Fuente la Higuera o Valencia, c . 1507-Bocairente, 1579) artista del que por cierto estos días sale una obra en esta técnica en una subasta madrileña. Ya en clasicismo el Segorbino José Camarón (Segorbe, Castellón- Valencia 1803)la quintaesencia de la elegancia neoclásica, Mariano Salvador Maella (Valencia 1739 - Madrid 1819) y poco después Vicente López  (Valencia, 1772 – Madrid 1850) más detallista y de gran virtuosismo, cuyos dibujos son cotizados en el mercado. Ya en la transición del XIX al XX, Ignacio Pinazo, cuya genialidad en la soltura de su trazo lo convierten como el más talentoso y moderno de los dibujantes valencianos de su generación. No hay un mal dibujo de Pinazo, se dice.

Ignacio Pinazo, boceto para el cuadro 'Juegos icarios'

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