VALÈNCIA. El Consell de la Ciutadania, el órgano independiente que audita À Punt y atiende las quejas y sugerencias de la sociedad al ente público, ha presentado su informe del ejercicio 2021, con pocas conclusiones sobre la programación de la radiotelevisión. Los deberes que le ponen a À Punt tienen que ver con dos pilares fundamentales: en primer lugar, garantizar el acceso de la "ciudadanía organizada" a la radiotelevisión a través de una agenda que conecte ONGs con periodistas hacer contactos (cabe recordar que muchas de las informaciones destacadas de À Punt en el ámbito social se va generando también a través de convenios); por otra parte, la accesibilidad de personas con discapacidad a través de subtítulos simultáneos en directo; y finalmente, avanzar en la autorregulación de los contenidos.
Más allá de lo estructural, el Consell de la Ciutadania analiza en su informe la relación entre cultura y televisión, y ha señalado Julia Sevilla, la presidenta del grupo de trabajo, en rueda de prensa "que en el caso de À Punt acaban este tipo de programas a horas intempestivas".
Una importante mayoría de las sugerencias recibidas vuelven a fijarse en la retransmisión (o no) de las misas en la televisión. Mayo y octubre, que coinciden con sendos anuncios de À Punt sobre esa programación, son los meses en los que ha se ha concentrado la mayoría de peticiones.
Por otra parte, el informe alaba el trabajo de À Punt durante la pandemia, si bien echan en falta el programa La Qüestió, que ponía más en contexto la información que su sucesora, A La Ventura, ahora programa diario. También piden al ente un mayor compromiso con la ficción para dinamizar el sector audiovisual.