VALÈNCIA. (EP) El Teatre Rialto ha presentado este lunes su segunda producción propia, un Faust bajo la mirada del director Jaume Policarpo que se pregunta "por qué los clásicos dialogan con el presente" y "cuál es el precio a pagar por nuestros deseos", todo ello en un "viaje que nos interpela en el día a día de cualquier persona".
El director adjunto de Artes Escénicas del Institut Valencià de Cultura (IVC), Roberto García, ha presentado este lunes la obra acompañado por el director, Jaume Policarpo; el actor Enric Benavent, que da vida al doctor Fausto; la intérprete Empar Canet, que encarna al demonio Mefistófeles, y Rosanna Espinós, una de las artistas detrás de las marionetas que representan el "mundo que enseña Mefistófeles a Fausto".
Esta revisitación al clásico de Goethe podrá verse del 5 al 23 de diciembre, a cargo de un elenco "de lujo" que completan los actores Vicent Domingo, Maria Caballero y Jorge Valle, a partir del texto de Arturo Sánchez Velasco y el propio Policarpo.
El director ha destacado de la propuesta del Rialto que es una "obra en sentido convencional", en tanto que los espectadores "experimentan una vivencia real que proporcionan los actores" para que se "identifiquen y sientan que vibran con ellos". En este sentido, "la parafernalia es accesoria y lo importante es lo que se puede transmitir", ha indicado.
Faust es una pieza "muy profunda y ambiciosa", que nace de la "obra magna" de un escritor que es "padre de la patria alemana". "Enfrentarse a eso siempre da miedo", ha admitido Policarpo, para quién debajo del texto "se encuentra la profunda estima a la humanidad" y "la curiosidad de entender la vida". "Cuando piensas sobre la humanidad, acabas pensando sobre ti mismo y viceversa", ha asegurado.
En este sentido, la obra "acaba enfrentándote a tus fantasmas", a la "parte oscura" de la mente que es, al mismo tiempo, la "esencia de lo que somos", ha afirmado, antes de resaltar que en este aspecto reside la "importancia de el reparto, el "sustrato humano que sustenta todo eso".
Se trata, por tanto, de un Faust "vivido y teatral" que se sirve de un "envoltorio" y puesta de escena "ambigua" para "no fijar la historia en lugares concretos", de forma que permita un "interpretación más libre en la que se dispare la imaginación". De hecho, remite a la "estética de un mundo fantástico", de "un lugar de la mente" con un "componente abstracto muy importante", ha avanzado Policarpo. Además, desde la obra han adelantado que alberga una "gran sorpresa en el sentido físico de la palabra", un "artefacto especial" del que han evitado dar detalles.
El director, fundador de Bambalina Teatre y que recientemente se ha hecho con cuatro Premios de las Artes Escénicas de la Generalitat con La Celestina, se ha mostrado "agradecido" y "extrañado de hacer un proyecto de estas características en una institución pública", el IVC. "Después de una travesía en el desierto, es reconfortante que las instituciones públicas estén a nuestro lado", ha indicado.
Precisamente desde el IVC, Roberto García ha puesto en valor que Fausto sea "una de las grande sobras de la literatura universal", un hecho que le lleva a plantearse "por qué algunos clásicos perduran el tiempo" y "por qué el mito de Fausto" o "los clásicos" en general "dialogan con el presente".
Su conclusión es que "todas las personas somos un poco el doctor Fausto", porque tenemos "deseos y hacemos pactos con pequeños demonios". Pero, "¿cuál es el precio a pagar por nuestros deseos?", se ha preguntado García, antes de asegurar que, bajo esta perspectiva, Faust "plantea un viaje que nos interpela en el día a día de cualquier persona". Por todo ello, esta "propuesta seductora" del Rialto, con una "producción de muchísima calidad", "generará reflexión y debate".
Para ello, Enric Benavent se pondrá en la piel del doctor Fausto, que es, según ha destacado, un "personaje de esos más grandes que la vida", "extensísimo", por lo que también "hay que darle forma". "Es uno de estos personajes puñeteros que requieren edad, vida vivida, pero de exigencias artísticas y físicas que quieren juventud", ha señalado, al tiempo que ha admitido haber hecho un "esfuerzo especial mental y físico" para encarnarlo.
En este sentido, de toda la trayectoria en el escenario de Benavente, Fausto es "uno de los personajes que más han marcado" su vida "de alguna manera", porque "transitar en un personaje tan rico durante un tiempo, convivir con él, te impregna, se queda".
El doctor es un "hombre que vende su alma al demonio por sexo y por conocimiento", pero no "en el sentido cristiano de convertirse en un personaje maligno", ha puntualizado el actor, sino en el sentido de un "hombre moderno que rebasa los dictados de la Biblia", motivado por la "obsesión científica de alejarse de Dios".
En este "viaje" de Fausto es cuando entra en acción Mefistófeles, que encarna Empar Canet. La actriz ha explicado que su demonio "acompaña a Fausto en su transformación moral", la de un "pigmalión", un "eterno insatisfecho". "El demonio está en nuestra mente", que "se permite licencias", ha advertido la intérprete.
Por su parte, Rosanna Espinós es "la otra parte dentro de ese imaginario, de ese viaje", ha destacado. Es una de las que da forma al universo fantástico a través de marionetas, los "personajes de ese mundo que le enseña Mefistófeles a Fausto". "El ser humano es como una marioneta que se deja manipular para liberarse", ha asegurado.
La sátira teatral parte de la prolongada batalla judicial de los trabajadores de una planta de refrescos contra una multinacional que se comercializaba como la chispa de la vida