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EL INVERSOR ESTÁ DESNUDO / OPINIÓN

Errores que los inversores cometen con frecuencia y deberían evitar

22/11/2023 - 

VALÈNCIA. En la contratación de acciones u otros valores cotizados en bolsa, un comportamiento inconsciente puede salir muy caro. Un gran número de estos errores podrían ser evitados. Todos sabemos de la influencia de factores psicológicos en decisiones de inversión, sin embargo resulta complicado muchas veces superar estos efectos cuando llega la hora de la verdad. La imagen del inversor racional, que sabe valorar de manera fría y calculadora el binomio rentabilidad/riesgo para luego invertir con éxito, es el ideal... pero muy pocos saben aplicarlo de manera consistente.

Hoy más que nunca, y a pesar de que los ahorradores son conscientes de estos comportamientos limitantes, las sensaciones y habilidades cognitivas siguen llevándolos por caminos inoportunos a la hora de construir un patrimonio. La gestión de las propias emociones se convierte así en uno de los mayores retos a la hora de construir un portafolio de activos financieros, junto a la selección de la estrategia y los costes relacionados. En inversión bursátil, no atender adecuadamente a los mayores retos, puede salir muy caro. Analicemos a continuación algunas de las equivocaciones más frecuentes.

Empecemos por la utilización de la información disponible y su interpretación. A la información diaria de los medios de comunicación, se suma ahora la de la inteligencia artificial que muchas veces no sabe distinguir entre verdadero o falso. Como resultado, el inversor se ve inundado con información y es difícil encontrar un filtro adecuado para separar las noticias provechosas de las que poco aportan. Esto implica que se pueden dar con mayor facilidad comportamientos de masa de creencias infundadas. El rastreo de datos comentado anteriormente toma así una función crucial para no equivocarse y seguir movimientos equivocados.


Luego pecamos en olvidar información del pasado que sigue teniendo influencia significativa en el presente. Le damos mayor importancia a las noticias recientes, solo por considerarlas más actualizadas y por ende más acertadas. Pero lo recomendable en estos casos es tomar mayor consciencia e incluir en el análisis, información valiosa del pasado para así tener una foto más completa y real del evento examinado. Un caso típico son las salidas a bolsa donde no porque las ultimas hayan salido bien, las siguientes tengan que ser igual de exitosas. La trampa radica en comparar dos eventos a priori similares pero cuyas analogías son distintas. Los elementos relevantes de una salida pueden ser completamente opuestas a la otra y seria como equiparar peras con manzanas.

A esto se suma que muchos eventos bursátiles llevan a los inversores menos experimentados a convicciones distorsionadas. Tomemos como ejemplo una empresa cotizada exitosa en su sector, que tras un fuerte repunte empieza a consolidar a un nivel elevado para luego corregir de repente un 10% desde su precio máximo. Una tal corrección en poco tiempo puede parecer una gran oportunidad de compra. No obstante, es mucho más relativo cuando esta situación se ha producido tras un largo recorrido alcista. El problema es que la información que manejan los inversores en aquel momento se centra en un periodo de observación muy específico por lo que, en principio, carece de fundamento. Para un análisis más completo y consistente se sugiere observar la evolución bursátil en diferentes épocas y preguntarse qué comportamientos se dieron con qué tipo de eventos y como influyeron los resultados empresariales en distintos periodos.

Sobrevaloración de los conocimientos

Otro factor que puede jugar una mala pasada es la sobrevaloración de nuestros propios conocimientos. Solemos atribuir las inversiones exitosas a nuestras habilidades o facultades. En cambio, cuando las cosas no salen bien, pocas veces somos capaces de hacer autocrítica constructiva y achacamos todo a la mala suerte. Como consecuencia, y especialmente en momentos de turbulencia bursátil, tomamos decisiones basadas en nuestras propias sensaciones en vez de apoyarnos en argumentos basados en criterios más racionales.

Aprender una conducta más racional para gestionar nuestros ahorros no se aprende de un día a otro. Mientras sigue con su perfeccionamiento puede solicitar la ayuda de un profesional del sector financiero que le ayudará adoptar una visión diferenciada y desapegada de emociones. Recuerde que siempre sale a cuenta contrastar ideas con alguien más experimentado... al menos tenga por seguro que ahorrará en cometer errores costosos.

Christian Dürr es socio-director de ETICA Patrimonios EAF

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