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EL CUDOLET / OPINIÓN

Los helados no solo son para el verano: familia Llinares

22/07/2023 - 

Hastiado de tanto programa electoral, con un buzón repleto de propaganda, en una España víctima de promesas, y con el verano de carne y hueso, no el que fija el calendario, aperturo en este tramo final de elecciones de sombrillas y sandías un serial de artículos frescos con nombre propio.

No siendo mediáticos, estos ilustres valencianos brillan gracias a su dedicación, tesón y esfuerzo, construyendo y beneficiando a la sociedad valenciana a través del desarrollo de sus actividades artesanales y logros empresariales. En este caso ha sido fácil el contacto. Pepe Gabino fue el gancho para presentarme al matrimonio formado por Félix Llinares y Cati Ramal.

Esta familia de tradición heladera nacidos en Jijona son un ejemplo a seguir. Cada bola de helado que elaboran junto a su equipo de fabricación es un rotundo éxito. Innovación y tradición, poción mágica que les garantiza seguir en primera línea.

Si Sebastián Llinares Seba, el primero de esta estirpe heladera, que a principios del siglo pasado empujando un carrito, y a pie de calle vendía merengadas y limonadas levantara la cabeza, no daría crédito hasta dónde han crecido. Es lo que tiene creer en la familia y mantener una filosofía clara de negocio.

Los primeros años bajo la marca Jijona se fueron estableciendo en los años setenta en Paiporta por el ingenio de Sebastián Llinares Mira, y después en Palmeretes, Archiduque Carlos y El Perelló. A mediados de los ochenta deciden romper con aquel estatus del despacho de helados y se ponen manos a la obra con su línea de fabricación pasando a utilizar el apellido de la familia como marca global.

En mi encuentro con Félix, hombre afable y educado, destaca la clave del buen hacer con este mensaje, antes las personas hacían lo que sabían, y a partir de los noventa sabemos lo que hacemos. El negocio del helado sigue creciendo temporada tras temporada, y Sebastián (hermano de Félix) y Yolanda su esposa, en un momento que el Cap i Casal se empezaba a situar en el mapa turístico deciden aperturar todo el año un local en la Plaza de la Reina, que hoy en día es un clásico y parada obligatoria de cualquier goloso. Sin olvidarnos de la fórmula asociada de la franquicia que dispone de una red de ellas.

Llinares ofrece una espetacular y magna carta de helados para todos los paladares y sensibilidades. Hasta en la visita del jefe de la iglesia diseñaron uno de ellos en homenaje.

Antes de despedirse, no le quiero interrumpir con el trabajo, se encuentra confeccionando un postre de San Marcos, me indica que en la boda de su hijo Félix con Paulina, cuarta generación, todos los platos incluido el aperitivo lo acompañaba un sabor de helado. Pues eso, larga vida a Llinares, calidad, innovación y proximidad. Nuestro helado, el valenciano.

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