VALÈNCIA. Desde que descubrí en el videoclub de mi barrio la carátula de Noche de Miedo, con aquella nube brumosa con cara de vampiro dentado y feroz, tuve la obsesión de verla. Aquel trío de pobres diablos (magnífico el personaje de Peter Vincent) contra un vecino que era un vampiro seductor, y que te traía el mal hasta la casa de enfrente. Jóvenes Ocultos, Noche de miedo y otras, fueron películas clave en el desarrollo del género de vampiros y jóvenes, de romances y sintetizadores. Acercar el mito, la leyenda, a los jóvenes que iban al cine o alquilaban en aquellos templos llamados videoclubes.
El 22 de julio se estrenó Hollyblood de Jesús Font, protagonizada por Oscar Casas e Isa Montalbán. Un filme que recoge ese espíritu de cine palomitero, divertido y de aventuras con historia de amor de los años ochenta, desde la perspectiva y el contexto actual
Hollyblood se ha rodado en la Comunitat, y en casi todos sus fotogramas descubres lugares impresionantes. Es genial ver cine fantástico rodado en València. Es una comedia romántica con vampiros, y seguramente cuando lo leas pensarás en Crepúsculo, y Hollyblood no se esconde; de hecho encontrarás una referencia muy divertida sobre la película de vampiros adolescentes en ella. Oscar Casas y Jesús Font pasaron por Paterna, dentro de las actividades del Festival Antonio Ferrandis y hablamos con su director.
En el fondo, la película es una historia de amor entre dos jóvenes. “La película es un homenaje-parodia, pero se sostiene en una estructura poderosa que es, chico encuentra chica, chico pierde chica y luego recupera chica”, señala Font muy risueño. “En ese sentido es una comedia romántica clásica. Lo que pasa es que hay una suplantación por amor. Nuestro personaje se convierte en vampiro, no siéndolo, para conseguir a la chica de sus sueños, que sí está obsesionada por los vampiros; entonces aparece un vampiro y viene todo el guirigay; pero la estructura es una comedia romántica clásica, y puntualmente ponemos los gags, ponemos los homenajes, ponemos las parodias de un mogollón de películas, pero de toda índole”, comenta el director.
¿Qué sería del cine sin el universo, con sus mil personajes, del vampiro? Comedias, terror, gore, drama, acción, comedias románticas. Los vampiros han participado de todos los géneros. “Lo bueno del vampiro es que es un personaje que nos ha acompañado a lo largo de los 120 años de la historia del cine, y cogemos trocitos diferentes, cogemos de la última hornada, ese vampiro que duda de ser vampiro, que no ha encontrado su sitio, que piensa en volver a ser otra vez humano”, comenta.
También la cinta se deja seducir por la marca del vampiro más tenebroso. “Y por otro lado conseguimos la fórmula del vampiro maléfico, horroroso y destructivo. Y todo eso en medio de una estructura sólida de comedia romántica festoneada de esos gags y de estos sustos”, apunta Font.
Hay muchas referencias, las comentamos el director y yo entre risas. Me impactó saber el título de una de las películas que habían influido a Font. “Me influencié mucho, curiosamente de dos películas, Vampiro para dos, (1965) que es una película de Pedro Lazaga, que es una comedia de terror, una frikada total (risas), sobre todo la parte que pasa en Alemania”. Vampiro para dos es una comedia costumbrista, con un poso de crítica social algo desaprovechado, protagonizada por Gracita Morales, José Luís López Vázquez y Fernando Fernán Gómez, y una auténtica rara avis en nuestra cinematografía.
No solo le influyó la película española. “Y una película mexicana que me fascina que se llama, El Vampiro (Fernando Méndez, 1957) con el actor, Germán Robles, que era un actor inmigrado por causa de la guerra, que era un actor de teatro en México en los años 50, y él hace de un vampiro en medio de un decorado colonial. Es muy interesante, es una película pequeñita con un gran sentido del humor, también me inspiré bastante en esa”, remata.
Es ochentera, aunque basada en este instante en el que vivimos. Rápidamente al verla te saltan algunos clásicos a la cabeza. “Tiene un poco el espíritu de Gremlins, en el sentido de mezclar terror y comedia, o Goonies, en la historia aventurera”, apunta Font con buen criterio.
Si algo llama poderosamente la atención es el título. Pegadizo, directo y sencillo. Una sola palabra que engloba mucho más. “Tenemos un título que es muy curioso, Hollyblood, dices, ¡coño!, ¿cómo es que nadie se le ha ocurrido este título?; y por otro lado, es verdad que repasando con Óscar, decimos, películas así de adolescentes y tal, no de vampiros, la última fue, Generación Fantasma, que es buenísima (lo decimos a la vez), que es John Hughes (un cineasta que hizo auténticos clásicos con historias de adolescentes como El Club de los Cinco (1985) o Todo en un día (1986)), que también tenemos cosas de John Hughes”
Hay que viajar mucho en el tiempo para ver cine español de vampiros, con la excepción de Vampyres de Víctor Matellano (2015). Nos retrotraemos al Fantaterror en los años 70. Desde entonces los chupasangres no han encontrado acomodo en las producciones españolas.
“Ya te tienes que ir a Naschy y todo eso, a los 70, pero bueno, películas muy apreciadas por Tarantino. Yo estudié en Estados Unidos, estuve tres o cuatro años allí, y hostias, te ibas a los videoclubs y las únicas películas extranjera españolas eran de Carlos Saura y tal, pero en la parte de acción y terror estaba Paul Naschy, Jess Franco”, comenta Font.
Hollyblood puede parecer a simple vista una spoof movie, ese género de películas tipo Scary Movie (Keenen Ivory Wayans, 2000), que parodian un género. De hecho, los vampiros ya fueron parodiados en Híncame el diente, (Jason Friedberg y Aaron Seltzer, 2010) una auténtica spoof. Afortunadamente Hollyblood no cae en ese género (por otro lado, muy divertido) y tira por el comedia romántica.
“Yo soy muy fan de los vampiros, y cuando el guionista, José Pérez Quintero, que es muy importante en esta movida, aunque no esté aquí, me presentó diez o quince páginas de una spoof movie – le interrumpo diciéndole que tiene puntos de spoof – tiene puntos, pero queríamos hacer parodia-homenaje, excepto la parte del cine y algún momento más spoof; pero lo que queríamos era hacer una película que la gente pasase un terror emocional. Un terror de Noche de Halloween y con una transición a comedia. Estamos en un momento de puro terror pero te entra el gag”, señala el director.