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Las cooperativas valencianas reivindican fórmula como modelo de desarrollo económico 

7/05/2018 - 

VALÈNCIA. El modelo de desarrollo que quiere seguir una sociedad, en este caso la valenciana, es un constante debate. Beneficio económico por encima de las condiciones laborales o del entorno medio ambiental, entre otras cuestiones, enturbian un escenario económico que es necesario replantear. 

En medio de esta situación se encuentra la fórmula de la cooperativa como un vehículo para poder gestionar todas estas situaciones de manera innata a la empresa, teniendo entre sus principios valores sociales, medioambientales y culturales. Así se expuso en la jornada 'El cooperativismo como modelo de desarrollo' organizada el pasado viernes por Valencia Plaza en el Hotel Valencia Palace.

La jornada fue inaugurada por Emili Villaescusa, presidente de la Confederació de Cooperatives de la Comunitat Valenciana, quien defendió que el modelo cooperativo no sea visto como algo raro que acaba de llegar y que se contemple como una opción más a la hora de constituir una empresa. "Lo que pretendemos es no solo situarnos como algo bueno para las malas épocas, sino como modelo de desarrollo", señalaba. Villaescusa recordaba que la primera cooperativa se creó en 1844, "a pesar de que en muchos foros se nos sigue considerando la nueva economía".

Existen 2,8 millones de cooperativas en Europa con 14 millones de trabajadores. Un modelo de empresa enmarcado en la economía social. "La actividad está centrada en la persona y el capital no da derechos políticos", apuntaba. "Creamos empleo estable y de calidad y la cooperación es imprescindible para hacer entre todos un mundo mejor".

Francisco Álvarez, director general de Economía, Emprendimiento y Cooperativismo, aseguró que la economía siempre debe social. "Si no es social, no es economía, es otra cosa, que puede ser totalmente lícito", apuntaba. 

"Yo distingo entre economía y negocio. Una cooperativa tiene que hacer negocio, pero no es solo eso y ahí aparece la palabra sostenible", señalaba. Álvarez insistió en que el cooperativismo no es suficientemente conocido, particularmente entre los jóvenes, por lo que es necesario difundir el modelo como una opción válida para crear una empresa.

El director general de Economía recordó que, a su entrada a la Conselleria, se encontró con que el registro de cooperativas no estaba digitalizado, por lo que se pusieron manos a la obra y algunos trámites ya es posible hacerlos telemáticamente. Además, están unificando criterios para que no haya diferencias a la hora de gestionarlo entre Alicante, Castellón y Valencia. 

"Las cooperativas son empresas"

La primera de las mesas redondas fue dedicada a la gestión, y en ella participaron Wifredo Valls Barberá, presidente de Centeco, José Luis Beltrán López, gerente de Coinfer, Guillermo Edo Barrera, director de la Cooperativa Agrícola de Benicarló y Berta Milán Moreno, gerente de Serlicoop. 

"Las cooperativas siempre se han visto como algo fuera de la empresa, pero la ley debe regularlo porque somos empresas con valores. De hecho, la disparidad competencial hace que a la hora de desarrollarnos internacionalmente sea un problema", señalaba Wifredo Valls, presidente de Centeco.

"Es importante poner en valor que las cooperativas nacemos de la base, crecemos y somos competitivas", apuntaba Berta Milán, gerente de Serlicoop, quien lamentaba la falta de telematización de algunos de los procesos por parte de la administración en los trámites de las cooperativas. 

Los presentes en la mesa tenían claro que el único objetivo de las cooperativas no es ganar dinero. "El salario y las condiciones laborales deben ser las más idóneas", aseguraba. "Yo no sabría trabajar en una SL porque soy demasiado participativa y me gusta escuchar", apuntaba, teniendo en cuenta que los trabajadores de la cooperativa en su mayoría son socios.

Sobre cómo debe ser el salario de los trabajadores de una cooperativa, Milán señalaba que es una cuestión racional que marca el mercado y lo emocional, que es saber por qué se trabaja. "Deben ser los propios trabajadores quienes decidan si deben subirse o no los salarios y si no puedo subir salarios que al menos pueda aumentar el salario emocional", aseguraba, mientras que recordaba que la reserva obligatoria de las cooperativas les hace generar estabilidad.

Entre los beneficios de las cooperativas no solo se encuentra los salarios dignos o la preocupación inherente por el medio ambiente y lo social, también se encuentra la alta implicación de sus trabajadores, quienes tienen derecho a voto al ser socios, aunque en algunas ocasiones el gestor de la cooperativa se externo a ellos. "Esto no es cuestión de comunistas, sino de personas que creen en un desarrollo empresarial implicado en la sociedad", señalaba la gerente de Serlicoop.

La lentitud, ¿el problema?

“Uno de los problemas de las cooperativas es que a veces somos muy lentos en la toma de decisiones, porque son muy consensuadas”, señalaba Guillermo Edo, director de la Cooperativa Agrícola de Benicarló. 

“La dificultad está en la participación de todo el personal. Al final la única solución es que haya una distribución de competencias entre los órganos, teniendo claro que la decisión última es la asamblea: un socio un voto",  aseguraba Wifredo Valls, de Centeco.

"Es verdad que a veces somos un poco lentos, pero igual es que el mundo va muy deprisa", apuntaba Berta Milán, de Serlicoop. La gerente de esta cooperativa asegura que uno de los problemas más habituales en este modelo de empresa es encontrar un equipo en el que confluyan todos los valores de la cooperativa. "No todas las personas podemos trabajar en cooperativas porque genera un ejercicio de autocrítica y participación. El compromiso es pleno, y quien no lo tenga va a hacer aguas". Además, señalaba como fundamental la cultura de los valores de la empresa.

"Si conseguimos la implicación del socio conseguimos la mejora de la economía y una mejor gestión. Somos empresas mucho más rentables y generamos más beneficio porque tenemos las cosas más claras. En la gestión económica somos empresa y tenemos un balance y un plan estratégico", recalcaba.

La RSE, clave en la cooperativa

En la segunda de las mesas, dedicada a la Responsabilidad Social Empresarial en la cooperativa, participaron María Teresa Ramos Navarro, directora general de Grupo Sorolla Educación, Francisco Martínez Maño, ejecutivo de Recursos Humanos de Anecoop, Carmen Picot Oroval, ejecutiva de Relaciones Institucionales y RSE de Consum y Francisco Alós Alabajos, director de Relaciones Institucionales y RSE de Caixa Popular.

"La RSE tiene que estar en tu definición de empresa y en tus objetivos. Tiene que impregnar tu propio plan estratégico, recoger la opinión de tu grupo de interés y derivar en ventajas competitivas. Tenemos que planificar todas las acciones y los objetivos teniendo en el foco la sostenibilidad social y medio ambiental", señalaba señalaba María Teresa Ramos, directora general de Grupo Sorolla Educación, pero recordaba que hay que dedicarle los recursos económicos para gestionarlo.

"Con la RSE pasamos de la cultura de la transacción a la cultura de la relación", apuntaba Ramos. "Primamos las acciones que tienen que ver con la educación o lo infantil, ya sea con trabajo, con colaboraciones o donaciones. Pero también tenemos la responsabilidad de educar a los que en el futuro harán el desarrollo sostenible".

"Cuando estamos hablando de RSE es una manera de entender nuestra interrelación con el entorno", señalaba Carmen Picot, ejecutiva de Relaciones Institucionales de Consum. "Las prioridades que debe marcar cada cooperativa deben estar muy relacionada con su naturaleza, con su implantación. Nosotros hicimos un proceso de consulta interna con los trabajadores de la compañía para decidir los proyectos de acción social", apuntaba.

Para Francisco Martínez, ejecutivo de Recursos Humanos de Anecoop, toda la organización ha de ser partícipe de la idea de la RSE. "Lo plasmamos en el plan estratégico y lo basamos en cuatro pilares: fomento de la alimentación saludable, respeto al medio ambiente, seguridad alimentaria y proyectos que dieran beneficios a los agricultores y a la sociedad en general. Todos los departamentos están dentro de esto", aseguraba.

Picot señalaba otros aspectos importantes como el clima laboral, el ahorro energético o el plan de eficiencia para reducir la huella de carbono. "Si somos capaces a través de indicadores y datos económicos de mostrar que la RSE es rentable y que no requiere más esfuerzo que la propia organización orientada a una forma de trabajo, habremos hecho un buen trabajo", reconocía. .

Francisco Alós, director de Relaciones Institucionales y RSE de Caixa Popular, apuntaba que, desde la cooperativa, tienen algunos criterios de actuación en el momento de dar crédito. "Nos impide trabajar con empresas que comercializan con armas o que explotan a las personas", señalaba, y recordaba la importancia de las cooperativas de crédito o cajas en la dinamización de la economía, sobre todo en aquellos lugares donde ha desaparecido la banca.

Picot aseguraba que desde Consum también tienen en cuenta las certificaciones de calidad y medioambientales para saber que cuando un proveedor en la cadena de valor tiene unos principios. "En materia de acción social sí que es importante que nos envíen las memorias", señalaba.

La conciliación, ¿solo familiar?

En la cooperativa cobra gran protagonismo la conciliación, pero los participantes de la mesa aseguraron que va mucho más allá de la parte familiar. "Cuando hablamos de conciliación pensamos en cuidados de niños pequeños o de nuestros mayores, pero las personas tenemos más necesidades de conciliación. Como por ejemplo las profesionales realizando otros estudios o que de manera consensuada de la empresa deciden tener experiencias en otros centros o países y que luego te lo devuelven a la empresa con más experiencia", explicaba María Teresa Ramos, de Grupo Sorolla .

Francisco Martínez, de Anecoop, apuntaba al movimiento de trabajadores entre sus oficinas de Europa. "Centramos también la conciliación en la cooperativa en crear un ambiente estimulante y participativo, con una formación permanente entre los trabajadores o incluso particular si una persona considera que debe tenerla", señalaba. "En la parte de conciliación familiar, hacemos un horario más amplio en invierno y más laxo de verano, pensando en los trabajadores con niños". 

Carmen Picot, de Consum, apunta a planes de carrera específicos para que las mujeres puedan llegar a los mismos puestos que los hombres. "Esa oportunidad de crecimiento tiene que ver con la capacidad de las personas", explica, a la vez que reconoce que cualquier gestión que se tenga que hacer en este sentido requiere un plan temporal con recursos, acciones concretas y seguimiento.

"En las cooperativas las personas son lo importante. Cada uno debe adaptar sus necesidades dentro del marco de la entidad", señalaba Francisco Alós, de Caixa Popular.

2.600 cooperativas en la Comunitat Valenciana

El conseller de Economía, Rafael Climent, fue el encargado de clausurar la jornada. "Las cooperativas contribuyen significativamente a cohesionar económica y socialmente a la Comunitat Valenciana", señalaba. 

Climent cifró en 2600 las empresas cooperativas existentes en la Comunitat Valenciana, que dan ocupación de 50.000 personas. 

"En la Generalitat hemos avanzando en las partidas presupuestarias relacionadas con las cooperativas, que ya superan los 5,3 millones de euros, hemos duplicado el esfuerzo", aseguraba y hacía mención al plan 'Fem cooperatives', de apoyo a este modelo empresarial. 

"Animo a las empresas cooperativas y sus socios a hacer más visible el modelo cooperativo de empresa, facilitando su ejemplo de organización económica, mostrando sus avances y sus beneficios más democráticos", invitaba.

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