DESAYUNO SOBRE TRANSICIÓN ECOLÓGICA Y CIUDADES SOSTENIBLES" (FOTOS: MARGA FERRER)
DESAYUNO SOBRE TRANSICIÓN ECOLÓGICA Y CIUDADES SOSTENIBLES" (FOTOS: MARGA FERRER)
DESAYUNO SOBRE TRANSICIÓN ECOLÓGICA Y CIUDADES SOSTENIBLES" (FOTOS: MARGA FERRER)
VALÈNCIA. Las ciudades son uno de los factores que más contribuyen al cambio climático. De acuerdo con ONU-Habitat, consumen el 78% de la energía mundial y producen más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin olvidar el efecto que eso tiene en los recursos hídricos: según el Ministerio de Transición Ecológica, en España a partir del año 2040 tendremos un 12% menos de aportaciones hídricas y entre 2070 y 2100 puede llegar hasta el 24% de reducción de recursos hídricos. De ahí que las ciudades deben abordar las inversiones desde una perspectiva de adaptación al cambio climático y donde la digitalización y la implicación de todos los agentes marquen la hoja de ruta.
Así se puso de manifiesto en el desayuno de trabajo Transición ecológica y ciudades sostenibles, organizado por Valencia Plaza, con el patrocinio del Ayuntamiento de València y Acciona, en el que se abordaron los principales retos de las ciudades ante la emergencia climática y se analizó las estrategias de transición ecológica y transformación social que posibilite un modelo de desarrollo sostenible. Al encuentro, acudieron Elisa Valía, concejala del Ciclo Integral del Agua del Ajuntament de València y presidenta de la EMSHI; Amparo López, catedrática y directora del departamento de Ingeniería Hidráulica y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de València (UPV); Gonzalo Belenguer, director general de la Red de Institutos Tecnológicos Comunitat Valenciana (Redit); y Vicente Inglada, secretario de la Unión de Consumidores de València.
Asistieron, también, Sara Perales, directora de Green Blue Management (Grupo Typsa); Elisa del Río, directora del Área Técnica de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV); Isabel Castillo, responsable de Oficina de Sostenibilidad de Cámara Valencia;) y Lorena García, directora del Club de Empresas Responsables y Sostenibles de la Comunitat (CER+S).
Todos los datos sobre cambio climático obligan a buscar soluciones sostenibles, sobre todo en las ciudades, que concentran los principales retos para avanzar en esa transición ecológica: gestión del agua, de los residuos, movilidad sostenible…. Y para hacerles frente y diseñar los entornos urbanos que queremos en un futuro, todos los participantes en el encuentro pusieron el acento en la necesidad de trabajar todos juntos para avanzar en esa transición ecológica, dando una respuesta coordinada, sin visiones segmentadas. “Hay que poner en común los objetivos y trabajar más en red para abordar unos retos complejos que no se pueden hacer frente exclusivamente desde una de las parcelas, si no en común, porque todas las aportaciones enriquecen y aportan valor. La cogobernanza es imprescindibles para acometer los retos del cambio climático”, apuntó Elisa Valía.
En ese sentido, Valía destacó que ahora se dan algunas circunstancias que hace cinco o diez años no se daban. Por un lado la ciudadanía está más concienciada, porque ahora los efectos del cambio climático son más que evidentes y los están sufriendo. Por otro lado, a raíz de la pandemia del coronavirus hay una inyección de dinero público “sin precedentes”, apostando por la transición ecológica y que pretende movilizar también a la inversión privada. “Una de las claves está en cómo transitamos, qué herramientas de gobernanza tenemos. Porque ya no sirven solo con que la Administración legisle y diga lo que hay que hacer, sino de juntarse y analizar lo que hay que hacer y facilitar el contexto para que las cosas ocurran. Siempre es mejor que las personas, las empresas cambien sus acciones de forma voluntaria, entendiendo porqué han de hacerlo, explicando las cosas de forma rigurosa y transparente. Hay que cambiar el enfoque de cómo se gobierna”, señaló.
Precisamente la necesidad de seguir insistiendo en la educación ambiental fue otro de los puntos tratados en el debate. Primero para modificar hábitos, porque “los pequeños gestos son los que van a ayudar en esa transición”, tal y como afirmó Vicente Inglada. Pero además, esa educación es fundamental para que el consumidor tenga las herramientas necesarias para que tome decisiones de manera consciente y objetiva.
Al respecto, durante la charla salieron a relucir los resultados de una cata a ciegas de agua realizada por el Ayuntamiento de Valencia y la Unión de Personas Consumidoras de València en la que 7 de cada 10 personas no distinguieron el agua embotellada de la del grifo. “Es un mito que hay que desterrar, el agua del grifo de València es buena y tiene más controles que cualquier otra, se puede consumir perfectamente. Además no solo es más sostenible, porque no se genera plástico por ejemplo y que mejor residuo que aquel que no se genera, es también más económica que el agua embotellada y siempre está disponible”, aseguró Inglada. Pero ese cambio solo se consigue a través de la educación ambiental para concienciar a la ciudadanía y animarle a cambiar sus hábitos.
Y segundo, esa educación ambiental también ha de servir para que los ciudadanos pongan en valor el esfuerzo que hacen las empresas en pos de la sostenibilidad. “Hay que darle las herramientas para que él decida. Para eso, desde las empresas, la gestión de los grupos de interés es fundamental, hay que dialogar para que las personas consumidoras sepan el valor que tiene un producto y el porqué puede tener un precio superior o no. Esos ciudadanos son un aliado valiosísimo para la empresa, para ayudarle a generar su estrategia de sostenibilidad en toda la cadena. Para ello es necesario que la dirección de las empresas esté concienciada con estos temas, porque si no es imposible que cale”, comentó Lorena García.
De hecho, tal y como resaltó Gonzalo Belenguer, “o la sostenibilidad forma parte del core de las estrategias empresariales y está integrada como factor estratégico y de competitividad o no es que las empresas no tendrán futuro es que les queda ya poco presente". Una sostenibilidad que hace falta hacerla desde una triple mirada: medioambiental, social y económica. Y para ello hay que medir que impacto real esta teniendo la empresa en su entorno, y no solo la empresa, también la administración, instituciones y ciudadanía, “para tener la foto real y a partir de ahí implementar soluciones a todos los niveles. Soluciones, capacidades y talento tenemos pero falta hablar un poco más, reconocernos y tomar decisiones”, aseveró el director de Redit.
Un aspecto que respaldó Amparo López que señaló que lo que no se mide no existe y remarcó la necesidad de indicadores de sostenibiidad que tengan en cuenta esos tres pilares de la sostenibilidad y “que ayuden a cuantificar cómo estamos, a través de una caracterización que nos permita compararnos con otros y cualificarnos para mostrar lo bien que lo estamos haciendo”.
Precisamente la importancia del dato y de la digitalización sostenible fue otro de los aspectos que se trataron en el desayuno. Para conseguir una transición ecológica y justa del sistema productivo, es necesario replantearse el modelo, aprovechando el desarrollo de las tecnologías digitales en los procesos de producción. Y también como herramienta de la eficiencia en la gestión pública, tal y como explicó Elisa del Río, “tenemos aún muchos retos en materia de digitalización de nuestras ciudades que pueden contribuir a un beneficio común. Desde la gestión de la carga y descarga, el aprovechamiento y gestión de los espacios públicos, la gestión de residuos… la digitalización va a ir poco a poco mejorando la eficiencia en la gestión de la ciudad. Y hay un ecosistema cada vez más grande de empresas, en colaboración con los institutos tecnológicos y las universidades, trabajando para aportar soluciones a la gestión pública de servicios y así avanzar todos en común”.
Una digitalización de las ciudades que afecta a todos, también a las pymes y a los pequeños negocios, aunque es necesario “aterrizar las cosas y explicarles cómo les va a beneficiar. En el programa de la Cámara, Negocio Local Sostenible, hay un apartado sobre el ticket digital, explicando para qué sirve, cómo la digitalización puede ayudarles y cómo integrarlo en su operativa y en el día a día”, enfatizó Isabel Castillo.
Eso sí, es fundamental tener claro para que se quieren esos datos e implicar a todo el mundo, no sirve solo medir una parte, hay que establecer una hoja de ruta conjunta para ser más eficiente, “imponer ya no funciona, la gente quiere comprometerse pero también quiere opinar, y hay mucho conocimiento y muchas capacidades a las que no podemos renunciar y seremos más fuerte como sociedad si soy capaz de aprovecharlo y hacer un proyecto sostenible desde el punto de vista de la gobernanza”, afirmó Elisa Valía quien puso el ejemplo de cómo se trabaja en la red de agua de València, “una red puntera a nivel nacional e internacional en el sector del agua, trabajando de forma eficiente y sostenible”.
Para ello se utilizan tecnología como el gemelo digital o la fibra óptica y se dispone de una red de agua potable sectorizada y sensorizada. Todo ello ofrece información en tiempo real con la que se contribuye a la eficiencia hídrica y que es una herramienta valiosísima para la toma de decisiones. Además, ayuda a a conocer los patrones de consumo con los que prever en cada momento las necesidades de agua en cada hogar. “Pero además esos datos tienen un valor añadido y es que nos permiten mejorar la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, la telelectura de los contadores tiene implicaciones sociales muy importantes: podemos saber si en un hogar donde vive sola una persona mayor hace más de doce horas que no ha utilizado agua y acudir”.
Otro aspecto dentro de la gestión del ciclo del agua importante es la gestión de las pluviales, porque eso marcará como nos adaptamos al cambio climático ya que el agua es un recurso valioso que no podemos desaprovechar: cada gota cuenta. “En las ciudades, pero también en los polígonos, nos hemos desarrollado sellando el suelo e impermeabilizándolo, pero ese paradigma debe cambiar porque está generando problemas como inundaciones. Las acciones de regeneración urbana tienen que ir paliando esta situación, encaminándonos hacia ciudades esponja, capaces de gestionar el agua in situ con suelos capaces de absorber el agua, mediante pavimentos permeables que actúen como sistema de captación, conducción, infiltración y almacenamiento, facilitando el control del agua de lluvia en la vía pública, y desplegando soluciones basadas en la naturaleza, ya que aportan beneficios multifuncionales, no solo en la gestión pluviales sino también reducción del calor en las ciudades, aumento del verde y la biodiversidad, menor impacto en nuestros ecosistemas…”, apuntó Sara Perales.