VALÈNCIA. Imagínate poder conocer y entrevistar a los músicos que han marcado parte de tu vida, imagínate que puedes divulgar con ello una cultura tan amplia como revolucionaria, y además con ello puede ayudar a la Asociación Sanfilippo. Eso mismo le ha pasado al músico y productor Lauren Jordan y al cineasta Domingo Ortega, juntos, y con más personas, han rodado un documental, Rock & Roll y Malas Compañías. El documental realiza una panorámica de lo que fue el rock/rockabilly en España, desde la llegada del rock a la península desde finales de los 70, primeros sellos, conciertos, hasta la actualidad, todo ello guiado con el proyecto Las Malas Compañías. València no estuvo exenta de grupos que tocaran rock y rockabilly como Blue Moon, Rock´n´Borders o Los Swingers que fueron parte de ese fenómeno.
Hablamos con ambos sobre Rock & Roll y Malas Compañías que se estrenará el 30 de septiembre en la sala 16 Toneladas a las 18horas, con una charla en la que también intervendrá, entre otros, Suco Blue, vocalista de Blue Moon. Lauren explica la idea del documental, que parte de un proyecto tan ambicioso como extraordinario. “La idea del documental – comenta- surge a raíz del proyecto “Lauren Jordan y Las Malas Compañías”. Es un trabajo colosal, donde hemos conseguido reunir a más de cien músicos del rock and roll y el rockabilly español. Nunca se había hecho algo así en España. Para mí fue un reto que en ocasiones vi inalcanzable. Al final lo que era un sueño se convirtió en realidad. En total se grabaron 60 canciones repartidas en tres volúmenes”
En el documental aparecen personas vinculada al género, músicos como Francho Angás de Los Twangs, Diana C.F., el periodista Iñaki López o José Escudero de Dixie Rock Band; pero la lista es enorme, por la pantalla no paran de sucederse personas que aportan mucha información y diferentes puntos de vista. Cubrir toda una escena a nivel nacional es un trabajo titánico, así que la selección de sus entrevistados tuvo que ser ardua. “La selección se hizo con una intención preferencial hacia aquellos que habían participado en el proyecto, aunque no todos los entrevistados formaron parte del proyecto de Las Malas Compañías, también se le dio cabida a periodistas, locutores, diseñadores, etc; gente muy curtida y con alta involucración a lo que rock and roll se refiere”, señala Jordan.
En este trabajo coral no podía faltar València, una ciudad imprescindible para el género, de aquí nacieron algunos de los mejores grupos de la escena. El director Domingo Ortega ha sido el encargado de las entrevistas, en la sala 16 Toneladas. Un orgullo para un seguidor y fan de los grupos que prestan su voz en el documental. “Entré en el proyecto casi por avatares del destino, yo a Lauren no lo conocía más que de tener alguno de sus primeros discos y haberle comprado a él directamente alguno de esta saga de las malas compañías, un día vi un videoclip suyo y me encantó”, apunta el realizador. “Era algo muy cinematográfico, se lo comenté y a partir de eso pues yo le pasé mis cortos y el algún videoclip más, por eso creo que conectamos muy bien, y ese supongo que fue el detonante para que cuando arrancó este proyecto pensara en mí, para Valencia”.
Para los que no conocen la historia del rock en España, y más concretamente del rockabilly, éste trabajo sirve de recorrido visual, y también oral, de su historia. Todo ello conducido por la fantástica voz en off de Carles Sianes. Bandas como los valencianos Los Milos o solistas como Chico Valento, Rocky Kan o el mismísimo Bruno Lomas fueron de los más destacados de los inicios del rock; sin embargo, la popularidad más amplia la lograron otros. “Posiblemente, la mayoría de público adjudique esos inicios pioneros al gran Miguel Ríos, para mí, el artista solista más grande a lo que rock and roll en España se refiere, sin embargo, habría que ser justos y darle ese mérito al zaragozano Rocky Kan, que ya a finales de los años cincuenta estaba dando guerra. No fue tan grande, ni tan conocido como Miguel Ríos, pero las crónicas le ostentan ese título”, apunta Lauren. También como decía, estaba Brumo Lomas. “Fue “El rocker” por excelencia”, exclama. “La aptitud y la actitud. Se dio a conocer al gran público con Los Milos y reafirmó su carrera en solitario dejando plasmados varios éxitos. Para mí es el Gene Vicent español. Vivió y murió como una estrella del rock and roll”, concluye.
El rock llega a España en el franquismo, su entrada se realiza a través de las bases militares americanas situadas en el país. Los primeros discos los traen militares. “Hay que tener en cuenta el contexto que en aquel momento se vivía en España; estábamos en una dictadura, la música que entraba de importación lo hacía a cuentagotas y estaba muy controlada por el régimen, además, salvo pudientes, la situación económica era bastante precaria”, analiza. “Los primeros discos de rock and roll entraron por aquellas ciudades donde habían bases americanas”, comenta Jordan. “Fueron los militares estadounidenses los que trajeron algunos de los primeros vinilos de rock. También había gente con un nivel económico más alto y se podía permitir el lujo de viajar a Francia o Inglaterra y traerse discos”.
Los garitos, bares y pubs eran los lugares de encuentro, donde los rockers, los mods, los punkies o el colectivo que fuera forjaban su pasión por la música con sus coetáneos. Entre ellos no se llevaban muy bien, pero compartían todos la raíz del rock. “Cada ciudad tuvo sus locales, fue un movimiento simultáneo en distintas parte del país, promovido siempre por gente de la propia escena”, apunta Jordan. “Se abrían y cerraban continuamente locales, algunos tuvieron más poso y fueron los más míticos a nivel nacional, en Madrid por ejemplo estaba el King Creole, en Zaragoza el Kezka. En Barcelona, y lo que yo viví, fueron aquellas sesiones en KGB, o el Mágic, aunque de manera más especializada estaba el San Francisco, El Buddy o Snooker, por nombrar algunos”.
València no se quedaba atrás, Domingo recuerda perfectamente aquellos años. “València era uno de los puntales del panorama, junto a Barcelona, Madrid, Zaragoza, creo que en toda España caló muy hondo, pero quizás es estas ciudades más, aquí había muchísimo, recuerdo con mucho cariño que en aquella época yo pretendí levantar un fanzine sobre música y la primera banda que entreviste para aquello, (y la única) fue Blue Moon”, señala. Los fanzines eran uno de los pocos vehículos para conocer a las bandas, saber de ellos, de sus novedades. El fanzine ilustraba una escena necesitada de sus medios para llegar al público.
Como hemos dicho, para éste documental Domingo entrevistó a Suco Blu, voz de Blue Moon. “Cuando me reuní de nuevo con Suco mil años después para este proyecto, y se lo recordé fue muy bonito, también estaban, Los Swinguers con Escorcia a la cabeza, que más tarde tuvo más bandas hasta la actualidad. Los míticos Rock and Bordes, o Los Renegados, montones más que no pasaron de un par de discos, yo tengo en casa vinilos de esa época de grupos que poca gente fuera de València llegó a conocer, era una cultura muy amplia casi cualquier fin de semana había conciertos, habían un par de garitos en Cánovas, que aun siendo zona más pija, Merengue y otro que no recuerdo su nombre justo enfrente”, señala.
El 18 de febrero de 1982, junto a la banda Glamour, que de rockers no tenían nada, se presentaron junto a los americanos Stray Cats en la Sala Bony de Torrent, por la que se habían paseado Los Ramones no hacía mucho. Para la desgracia de Domingo Ortega todavía era muy pequeño y no había descubierto su pasión, pero en el 89 se resarció con la llegada de Jerry Lee Lewis. “Visitaba mi ciudad en la mítica Arena auditorium y eso sí que no me lo podía perder, como te he dicho, yo vivía la fiesta entre heavies y punks, y esto ya eran palabras mayores para ir con ellos (una cosa eran las bandas locales, y otra los precios de estas entradas, que no recuerdo cuánto fue pero era más de lo habitual para nosotros) así que iría solo, me acerqué a mi tienda habitual a por la entrada, cuál fue mi sorpresa, la que aún recuerdo con orgullo, que mi entrada fue la numero uno de las que había, esa era mi pasión”, recuerda.
Como vemos las salas de conciertos de la ciudad fueron los escenarios perfectos para empujar la escena y apoyar a las bandas. “En especial salas de conciertos, donde asistíamos a cualquier concierto de cualquier estilo, en mi caso con una clara preferencia hacia el rockabilly, las mejores eran El Glop, El Asesino, y Gasolinera, esta última era casi mi casa, regentado por dos hermanas que tenían una banda punk, llamada Las Terribles, curiosamente la práctica totalidad de sus cliente eran rockers y punks”, remata Ortega.
Lauren fue parte del grupo Inoportunos y años más tarde entró en Gatos Locos, además de su aporte musical también creó la primera discográfica dedicada íntegramente al rockabilly, Burning Crew Records, que publicó el primer recopilatorio de bandas del estilo, y que fue el trampolín para muchas, titulado, Historia del Rockabilly Nacional Vol. 1. En aquellos años todo era más difícil, pero también la efervescencia era mayor. Todo estaba por descubrir y en plena adolescencia, y sin saber tocar los jóvenes se lanzaban a montar un grupo. València también tenía un sello independiente que intentaba hacerse un hueco, Blue Moon editaron su disco, El último Tren (1988) con Intermitente, una discográfica montada por Carlos Simó dj de Barraca y Vicente Mañó, también lanzaron a Comité Cisne con Beber el Viento (1988) y Presuntos Implicados con su disco, De Sol a Sol (1987) entre otros.
Aunque discográficas como Hispavox o EMI lanzaban discos, fue Lauren el primero en especializarse en el género. “A nivel discográfico, en los ochenta no había ninguna disquera especializada, eran aquellas popularmente conocidas que publicaban todos los géneros y estilos, también rock and roll. Fue a mediado de los noventa cuando nació la especialización. Yo fundé Burning Crew Records, que publicamos discos como “Historia del rockabilly nacional”, “Spanish Cats”, etc, que fueron los primeros recopilatorios larga duración del género en España”
¿Puede haber algo más rock, punk o heavy que montar tu primer grupo en la adolescencia? “Montar una banda en aquellos años ochenta era complicado”, afirma Jordan. “Primero porque éramos unos niños, con 13 o 14 años, segundo y en consecuencia de ello no teníamos ni un duro. En mi caso con mi banda, Inoportunos, empezamos con unas guitarras españolas y una batería hecha con botes vacíos de pintura y latas. ¡Aquello sonaba a rayos!”, recuerda Jordan. Las cosas han cambiado mucho, no obstante aquello tenía algo casi mágico. “Hoy en día los chavales tienen acceso a todo y muchos más medios para adquirir los instrumentos, para aprender visualizando videos, viendo tutoriales. En mi caso, recuerdo perfectamente ir a todos los conciertos de mi pueblo (Sant Boi de Llobregat) y alrededores, para ver cómo tocaban los otros grupos, qué acordes hacían, qué ritmos tocaban. No teníamos otra manera de aprender”.
Le pido al documentalista y músico que haga un ejercicio de memoria musical y elija los tres mejores álbumes para que la gente comience a degustar el fino sabor del rockabilly. “Es complicado, pero desde mi humilde opinión y bajo mi criterio musical recomendaría internacionalmente estos tres: Johnny Burnette and the Rock´n´Roll Trio (1956), Matchbox (1979), Stray Cats (1981). A nivel nacional destacaría otros tres, Cervezas, chicas y rockabilly (1981) de Los Rebeldes, General Lee (1990) y Muerte o gloria (1990) de Rock´n´bordes”. Muchas bandas nacionales tenían que interrumpir su actividad por algo tan prosaico como el servicio militar, aunque a su retorno, volvían a tomar las riendas de los grupos. El rock se lleva en las venas.
No hay que olvidar que todo lo que genere este documental se destinará a la Asociacion Sanfilippo “La vida ha sido generosa conmigo, he tenido la suerte de hacer muchos sueños realidad musicalmente hablando. Qué menos que devolverle a la vida esa opción de ayudar y ser solidario. Creo que el arte en general es una inspiración divina, y por ello debemos ser generosos y aprovechar ese Don para ayudar a los demás”, comenta Jordan.