VALÈNCIA. En España se suele decir que no se cuida el talento. En la Universitat de València se da ejemplo. Si un profesional experimentado en cualquier campo y licenciado se encuentra en condiciones de impartir clase y pretende transmitir su saber a las nuevas generaciones de estudiantes, la Universitat le hará una oferta que no podrá rechazar: le pagará cinco euros la hora. Sí, cinco. No es necesario hacer comparaciones.
La cifra, irrisoria, digna de tiempos anteriores a la implantación del euro, no se justifica ni con el hecho de que la mayoría de estos profesores tengan otro trabajo profesional, ya que evidencia la nula consideración que tienen las instituciones y la Generalitat, que es quien lo permite, hacia los docentes que vienen del mundo laboral. Es en esa cantidad en lo que se valora su experiencia.
La situación se vuelve aún más vergonzosa si se tiene en cuenta que en estos momentos el 30% del personal docente investigador (la cifra sube al 40% si añadimos los asistenciales hospitalarios) y el 75% de la docencia de los grados la imparten profesores asociados. Es decir, que tres de cada cuatro docentes que imparten clase en los grados de la Universitat cobran cinco euros a la hora; hay que repetirlo porque parece increíble.
Ante esta situación tan precaria, este colectivo ha decidido ir a la huelga. Una huelga que llega en medio de la contienda electoral para el nuevo rector, ya que comenzará el 29 de enero, seis días después de que se inicie la campaña.
La intención del profesorado asociado es algo tan básico como reclamar sus derechos y reivindicar el principio “a igual trabajo, igual salario”, según señalaban desde el colectivo en un comunicado remitido este jueves. Con ella lo que aspiran es a bloquear las clases de una universidad que, ante las limitaciones impuestas por la ley de reposición, optó por la vía fácil y apostó por esta figura laboral como forma de completar su plantilla.
La huelga, dicen los asociados, se irá revisando paulatinamente en función de las circunstancias, y en función también de la respuesta que reciban por parte de una institución que considera normal pagar a un profesor cinco euros a la hora, según los cálculos que ha hecho el colectivo a partir de los datos de la propia Universitat.
A esta huelga llegan, según dicen los profesores asociados, tras intentar en vano negociar con el actual equipo rectoral y con la Conselleria de Educación de Vicent Marzà. A ambos les reclamaban un incremento de sus actuales honorarios, hasta equipararse a otras figuras contractuales, y les pedían que se les reconociera el derecho a participar en proyectos de investigación, algo que ahora no pueden hacer.
Como toda respuesta obtuvieron el silencio. Ni siquiera los cambios que se han producido en la universidad en los últimos meses les han beneficiado. Y así lo hacían ver los asociados en el comunicado en el que anunciaban la huelga. En él señalaban que “una vez más, el PDI Asociado ha quedado fuera de una mejora que ha sido generosa para los de siempre”.
Y concluían: “Nosotros no interesamos, solo nos quieren como mano de obra muy barata, experta y formada, con unas retribuciones de miseria y la imposibilidad de tener un reconocimiento en los proyectos de investigación”.