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La moda en tiempos del 'Caso Weinstein' y el #MeToo


El ‘caso Weinstein’ desencadenó el movimiento #Metoo que ha logrado unir a miles de mujeres que alguna vez han sido acosadas. En este momento, ¿cómo la moda puede continuar vendiendo feminidad, sensualidad y ropa interior sin dar la espalda al movimiento feminista? Es el reto actual de las marcas

23/01/2018 - 

VALÈNCIA. La denuncia de agresiones sexuales de muchas actrices de Hollywood en relación al “caso Weinstein” y también en el mundo de la moda de modelos señalando como acosadores a famosos fotógrafos de moda como Terry Richardson, ha desencadenado un movimiento mundial contra las agresiones sexuales y el acoso a las mujeres. El hashtag #metoo (“yo también”) agrupa a las denuncias ante este tipo de actuaciones y representa la lucha contra el empleo de la imagen femenina como mero objeto sexual. La industria de la moda es consciente de este cambio de mentalidad y del importante papel que juega para conseguirlo, por eso son muchas las marcas que están cambiando viejos estereotipos femeninos por otros más cercanos a la nueva realidad en la que vivimos y que reclamamos las mujeres y también muchos hombres. 

En los años 50, la moda femenina reforzaba la imagen de una mujer abnegada, ama de casa y “florero” siempre perfecto. La revolución comenzó en los 60s con la minifalda, el bikini y las mujeres llevando los pantalones en todos los sentidos. En la década de 1970, las mujeres quemaron sus sujetadores para protestar contra la represión de las mujeres y como símbolo de la emancipación femenina. Durante la década de 1980, la moda potenció la imagen hipersexual de la mujer, también de los hombres, mostrando cuerpos perfectos y una actitud casi constante de rabiosa seducción en sus campañas publicitarias. Luego vino la ecuación de 90-60-90 y la estética "porno chic" en la década de 1990, la edad de oro del hoy vetado Terry Richardson, el tanga y Wonderbra . Con la revolución digital y la llegada de las redes sociales nace otro discurso, abogando por la autoaceptación, sus curvas, cicatrices, arrugas, estrías... y el resto de imperfecciones. Este “positivismo corporal” se ha convertido en un nuevo código con el que se identifican las mujeres y celebra la naturalidad y el atractivo de ser única. 

Hoy en día no existe un único código y ser femenina y sexy no pasa únicamente por llevar tacones de 12 centímetros, escote y los labios pintados. Es evidente viendo las campañas publicitarias de las grandes firmas de moda que el mensaje no es ese y que las recetas ahora son muchas, tantas como la diversidad de físicos y actitudes femeninas existentes. Sin embargo, esto no significa hacer una gran hoguera para quemar las faldas tubo, los zapatos de tacón y la lencería. No es eso, se trata de lograr una reinterpretación de los elementos sin caer en el estereotipo ni tampoco en el puritanismo.   Conseguir el equilibrio entre ambos utilizándolos de una manera moderna y sutil es el nuevo reto de las firmas de moda, sobre todo aquellas que se han asociado siempre con la imagen más sexual de la mujer como las de lencería. Las mujeres deben ser capaces de sentirse sexys y hacerlo sin temor a obtener una retroalimentación negativa.

De la hipersexualización a la nueva sensualidad

La moda íntima es un producto aún muy difícil de traducir en imagen porque siempre se ha asociado a una imagen hipersexual y cosificada de las mujeres. Es un sector que navega entre muchos estereotipos, ya sea en la visión tradicional o, por otro lado, en torno al positivismo corporal. La feminidad es, en cambio, un tema muy amplio y sería un error hoy más que nunca, encerrarla en un único compartimento.

 La tendencia en las campañas de las firmas de moda íntima es mostrar una sensualidad más natural y emocional. El objetivo es superar los códigos sexys del género centrándose en una lencería con la que las mujeres se sientan cómodas y atractivas todos los días. Las fotografías donde de forma evidente se mostraba el cuerpo femenino en ropa interior han dejado paso a otras donde las prendas se insinúan sin dejar completamente al descubierto la silueta femenina. Una forma más natural, real y sensual de enseñar el producto. La firma Intimissimi buscan inspirar a las consumidoras y huye de los estereotipos con su última campaña. Su protagonista, la modelo Irina Shayk aparece con unos jeans y una sencilla camiseta de algodón mientras que un sujetador de encaje se sitúa en el otro lado del anuncio, el slogan dice “"Maniquí en la vida, Intimissimi en lencería". 

El cambio hacia esta nueva sensualidad y la tendencia a alejarse de viejos estereotipos es evidente y una prueba más de ello es que el gigante de la lencería Victoria's Secret, ha sufrido en el último año un importante descenso de ventas, sobre todo, entre las consumidoras más jóvenes que se ven cada vez menos identificadas con su publicidad y  espectáculo de cuerpos perfectos y alados que la firma americana celebra cada año.

 "Balance Ton Porc"

Durante la Semana de la Moda masculina de Paris algunos diseñadores se unieron al movimiento francés #balancetonporc (“delata a tu cerdo”, equivalente al #metoo en inglés) que lucha contra las agresiones sexuales a las mujeres.

El diseñador belga Walter Van Beirendonck hizo desfilar a sus modelos con capuchas con orejas de cerdo, camisetas con la cabeza de este animal y la palabra "PIG" (cerdo, en inglés) impresa en algunas prendas. El francés Julien David eligió también ocultar las caras de sus modelos, éste con caretas de perro, para presentar su colección como un "laboratorio humano". La extravagante firma Comme des Garçons convirtió a sus modelos en dinosaurios y otros monstruos también con la ayuda de caretas.

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