VALÈNCIA. La noticia nos pilló a todos por sorpresa. La reunión de Héroes del Silencio siempre había sido un rumor desde su último y desastroso concierto en Los Ángeles el 6 de octubre de 1996. El anuncio de la Gira del Milenio, con los cuatros jinetes del rock delante nuestra, era algo muy esperado y hasta soñado. Volvía la banda más grande del rock español, aunque lo harían en diez únicos conciertos. En el anuncio, en un primer momento, no figuraba la fecha de València.
El día que se pusieron las entradas a la venta quedé con un amigo para hacer cola para comprar las entradas del concierto que ofrecerían los maños en Sevilla el 20 de octubre. La cola era enorme. Estábamos en la extinta Tienda Tipo de El Cedro. Era primera hora de la mañana, y las camisetas negras con el totémico logotipo de Héroes llenaban la calle. Dos entradas para Sevilla y toda la ilusión del mundo en nuestra manos. Todavía en aquella época la gente hacía cola para comprar entradas físicas en las tiendas, todavía podías hablar con la gente que esperaba paciente su turno sobre tu grupo favorito antes de lograr la entrada. El símbolo de la banda en dorado en una entrada negra con el nombre de La Cartuja de Sevilla era el pasaporte a la historia.
Cuando se anunció que el fin de gira sería en València, en el Circuit Ricardo Tormo, la gente se quedó pasmada. Se habían quedado fuera de esta gira monumental Madrid y Barcelona, y València volvía a situarse en un lugar destacado de la historia. A todos nos desorientó que el concierto se fuera a realizar en el Circuit, un lugar donde nunca se había lleva a cabo ningún concierto. 2007 fue el año de Héroes, no solo por la cantidad de recopilatorios que se publicaron en los estertores del disco físico, sino también por ese reencuentro con la banda para los veteranos; y el descubrimiento, entre el asombro y la sorpresa de los recién llegados. Su música sonaba en todas partes. Su legado, que era mucho, aunque solo de cuatro discos de estudio (además del disco Rarezas) había permanecido en la memoria colectiva. Todo el mundo conocía el riff de Juan Valdivia en Entre dos Tierras, o las primeras estrofas de Maldito Duende, ambos del magnífico Senderos de Traición.
A todo el mundo le pilló por sorpresa el regreso a los escenarios de Héroes. “Me lo contó mi amiga Lorena”, recuerda Rut Sanz, asistente al concierto de València. “Las dos somos muy fans de Héroes desde la adolescencia. No me podía creer que pudiera ir por fin a sus conciertos. Cuando yo los escuchaba era pequeña para que me dejaran ir a verlos, y cuando ya tuve edad se separaron. Así que para mí fue un notición emocionante”. Me sucedió lo mismo que a Rut, algo que seguramente le pasaría a miles de personas. En esos diez conciertos, entre Latinoamérica y España, mucha gente los vio por primera vez, y otros sumaron otro concierto más a su lista. Era el momento perfecto para repasar su discografía, para redescubrir sus clásicos y para embelesarte con sus directos.
Cada uno tendrá su propio recuerdo de aquella noche mágica de octubre. La noche de la retención kilométrica en la autovía, de las enormes pantallas de video y la alargada pasarela por la que se paseaba Enrique Bunbury y Juan Valdivia. Se podía palpar la emoción más intensa ante el final de una era. “Cuando supe que Héroes volvían de gira no me lo podía creer”, espeta Julio Lizán, otro de los asistentes al evento. “En ese momento los seguía escuchando sin parar. Era sin duda mi grupo favorito. Compré entradas para Zaragoza. Poco más tarde salió la fecha para Valencia, cierre de gira. Compré la entrada con unos amigos. Algunos de ellos vendieron su entrada de Zaragoza, pero yo la conservé, pudiendo ver a Héroes en sendos conciertos. Recuerdo el de Valencia como algo grandioso e inolvidable”. Lizán me explica cómo se enganchó a la banda, algo parecido a lo que me sucedió a mí. “Recuerdo pedirle un recopilatorio de Héroes (Canciones '84 - '96) a mi entrenador de baloncesto, que no era especialmente rockero. Hice una copia del CD y comencé a escucharlo en bucle. De ahí pasé a escuchar toda la discografía, y acabé buscando recopilatorios piratas y grabaciones inéditas”.
Héroes del Silencio es la banda española con más bootlegs de la historia. Conciertos piratas grabados con una grabadora con cinta de casette o desde la mesa de mezcla, verdaderas rarezas que en tiempos pretéritos a Internet se vendían en tiendas y ferias del disco. El concierto de Héroes en la extinta sala Arena en su gira Avalancha es una de la mejor muestra de este tipo de discos.
Javier de Pedro de la Peña, vocalista de Iberia Sumergida, un grupo tributo de Héroes también estuvo en València. “Estuve en las tres ciudades de España, estuve el segundo día en Zaragoza, 12 de octubre, el 20 en Sevilla y estuve el 27 en València”, recuerda. “En día 12 lo vi en la pista, al final casi me acerqué donde empezaba la zona VIP y todo eso. Lo viví ahí muy intensamente, recuerdo que era cuando Enrique estaba malito, y ya lo sabíamos porque se había tomado un descanso el día 10, y el día 12 hizo prácticamente lo mismo. Tengo mucha memoria, y creo que en el día 12 tocó Bendecida y en otro Flor Venenosa y ese fue el cambio”, comenta.
València era especial, era el último concierto de Héroes, y a tenor de lo visto en el documental, Héroes: Silencio y Rock & Roll, es muy probable que nunca regresen (ojalá me equivoque) y efectivamente sea el último. Era una noche única, irrepetible. “En Sevilla lo vi en la grada, sentado, con una amiga y estando muy pendiente de todo, y además era el día que estaba invitado Phil Manzanera y en el de Cheste tocó todas”, recuerda. “Tocó Bendecida, tocó Flor Venenosa, tocó Despertar, tocó esas que a veces tocó en un sitio y en otro. En Cheste se marcaron un concierto de todas las que habían tocado en las diez ciudades, y ahí creo que no faltó ninguna”
Los fans sabía que esa gira era especial, no solo por la heroemanía que se había generado en el público, sino porque era el regreso a las tablas de los cuatro, aunque sin Alan Boguslavsky, el guitarrista que acompañó a Héroes desde El Espíritu del Vino en directo, y ayudó a componer el disco, Avalancha. “Estábamos nerviosas y con muchas ganas de verlos”, afirma Sanz. “Fuimos a dos conciertos mi amiga, Lorena, su novio Óscar y yo. Estuvimos en Zaragoza con entrada en la zona VIP más cerca del escenario. Y después al de Valencia”. Aunque aquel año se desató la pasión por la banda, y se convirtió en un fenómeno social, siempre podía existir la posibilidad que la gente no los recordara tanto. Quizás ese recibimiento fuera también una sorpresa. “La verdad que no. Sabía que eran un referente para muchas personas, al menos en mi círculo cercano”, sentencia Lizán.
Todo olía a Héroes en 2007, nadie era ajeno a que los zaragozanos iban a regresar a lo grande. El videojuego, Guitar Heroes III: Legends of Rock también incluía la canción Avalancha, que compartía espacio con bandas como KISS o Black Sabbath. “La gira del 2007 estaba en todas partes, recuerdo en El País, en los anuncios de El País, ahí había un anuncio que me hacía mucha gracia del metro o del autobús: Siéntate… (entona el estribillo de Entre dos Tierras). Lo tengo grabado a fuego y si ahora mismo lo volviera a vivir no sería igual que fue en el 2007. En 2007 las colas en Ibercaja haciendo cola, conociendo a gente, yo tenía un bar, yo ponía a Héroes del Silencio, mucha gente me decía: yo voy a ir al concierto de València o yo voy a ir al de Zaragoza. Con mucha de esa gente conservo la amistad, han venido a conciertos de Iberia Sumergida”
Ochenta mil personas estuvieron presentes cuando comenzaron a sonar las primeras notas del Song to the Siren (canción del grupo, This Mortal Coil), la canción que precedía al concierto. Un clásico en ellos. Ochenta mil gargantas, todo un récord, que esperaron con el alma en un puño hasta que Valdivia comenzó con los acordes de El Estanque. Desgraciadamente la retención en la autovía de Madrid hizo que miles de personas no pudieran disfrutar del concierto. “Salimos muy pronto de Valencia con el coche para llegar pronto y hacer cola para entrar. Menos mal porque luego hubo gente que se quedó en la carretera haciendo cola y no consiguió llegar al concierto”, señala Sanz.
Yo llegué de milagro. Me habían advertido de la cola y me fui por otro lugar. Lo vi desde lejos y casi en una pantalla pero la emoción fue la misma. Había llegado el día, meses esperando el conciertos, cientos de horas reescuchando las canciones y al fin, estaban ahí. “Cuando abrieron las puertas recuerdo correr muchísimo para coger un buen sitio y luego pensar, me quedan 3 horas para empezar y estamos apiñados compa sardinas en lata. El concierto fue impresionante. Y cuando terminó, visto que era imposible mover el coche, nos quedamos un par de horas durmiendo en el coche mientras se despejaba un poco la salida de Cheste. Aún así tuvimos cola...”, apunta Sanz.
Fue mucha la gente que vio venir el desastre que finalmente fue la retención en la autovía. Todo se desbordó, aunque aquello era previsible solo viendo el número de entradas vendidas. “Recuerdo que fui un día antes a València, y entonces no me pilló así el tráfico gordo, y veíamos ahí en dirección contraria cuando llegábamos a Cheste toda la que se estaba liando”, recuerda de Pedro. “A la salida tuvimos suerte, aunque estuvimos un buen rato. Fue entrañable porque ese concierto de València lo vi con unos amigos, el de Zaragoza lo vi con otros amigos, aunque eran de la misma pandilla, pues coincidí con unos en Zaragoza y los que no había visto en Zaragoza coincidí en València. Fue entrañable”, sentencia.
Y es verdad, fue entrañable. “Era genial, nos sabíamos todas las canciones, disfrutamos muchísimo y su directo para mí sigue siendo el mejor. Es una pena que Juan Valdivia haya tenido problemas en la mano, era magia lo que salía de su guitarra”, dice Sanz. Aquella noche pasó, para el recuerdo un dvd de la gira y cientos de vídeos del resto de conciertos en Youtube. Sin embargo, el legado seguía más vivo que en ninguna otra banda en español. Las canciones iban cayendo, No más lágrimas, El Mar no Cesa, Oración, Tesoro… aquello era increíble.
Héroes no estaban ya, pero ese fue el principio del nacimiento de decenas de bandas tributo, que han seguido cantando sus canciones antes audiencias llenas de ilusión por corearlas. “El 28 de octubre, cuando volvía de València, comencé a imaginarme cosas. También fueron ahí en 2007 o por ahí, que llegaron los tributos a España, aunque ya habían tributos”, señala de Pedro. “Recuerdo que había uno de los primeros a ACDC, la Bon Scott Band, había a Pink Floyd, Los Pintones no sé si existían. Había uno de Héroes que se llamaba Hechizo, se llama Hechizo, y había poco más de Héroes”, dice.
“Héroes del Silencio siempre ha sido mi banda fetiche”, afirma el cantante. “Entonces, yo recuerdo que en aquellos tiempos yo tenía un bar y a través de Internet se montó esto de Iberia Sumergida, el primer concierto lo dimos el 7 de diciembre del 2007, no lo olvidaré nunca porque era la primera vez que tocaba solo canciones de Héroes del Silencio, era algo que parecía tan difícil en los 90. Héroes no era un grupo que se tocara mucho, se tocaba Deep Purple, Zeppelin, pero Héroes del Silencio, no, quizás porque era muy nuevo”, comenta.
Hoy en 2022, Héroes siguen muy vivos, cualquier noticia, aunque sea falsa, sobre su regreso, es acogida con alborozo y expectación. Aunque la despedida de los escenarios de Enrique Bunbury por problemas de salud sean el punto de inflexión para el final definitivo, si es que alguna vez hubo la posibilidad de retorno.
Cualquier noticia de Héroes en pocos minutos se convierte en Trending Topic en las redes. Un libro, Héroes de Leyenda de Antonio Cardiel, y un documental, Héroes: Silencio y Rock & Roll son una prueba objetiva de la relevancia e interés que sigue despertando el combo. Julio Lizán, que desde hace algunos años reside fuera, lo ve con más distancia. “Ahora mismo, estando en el extranjero, no lo percibo así. Quiero pensar que hay una admiración latente y que, si regresan, volverían a darse un baño de masas, volvería a ser grandioso”
Por otra parte, de Pedro tiene una visión más optimista respecto al legado que ha dejado la banda. “El espíritu de Héroes está vivo, pero no me esperaba menos”, apunta. “Yo cuando las escuché me entraron de una manera muy profunda, es como si estuviera todo preparado, no tengo nada que objetar a la canciones. Desde que las escuché eran como perfectas, como si estuvieran escritas para mí. Como si el tipo que las cantara supiera perfectamente cómo me siento yo y mucha gente, por las emociones que se representan. El espíritu de Héroes lleva vivo desde los 90, y es verdad que se olvidó un poco en el 2000, y desde que pasó lo de Héroes en 2007 no se había olvidado, estábamos todos aquí”, sentencia.
Y aquella noche nos marchamos a casa con el eco de En los brazos de la fiebre, la última canción que tocaron Héroes del Silencio en un concierto. Y una sensación agridulce. El mejor final posible para los más grandes.
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