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LA CIUDAD Y LA MÚSICA (III)

Por qué València se convierte en un erial de conciertos en agosto

Promotores públicos y privados siguen sin reaccionar ante un mes que tradicionalmente suponía una diáspora de la población local, pero que ha dejado de serlo y además recibe durante sus 31 días a un buen número de visitantes con una nula oferta de música en vivo

29/08/2017 - 

VALÈNCIA. Los ingenieros acústicos de todo el mundo experimentan con cámaras anecoicas. Estos espacios absorben el ruido en porcentajes muy altos. Hace apenas unas semanas, Microsoft presentó una habitación capaz de eliminarlos al 100%. Lo más relevante de estos lugares es que son muy peligrosos para el ser humano ya que el silencio induce a la locura. De hecho, en porcentajes del 99% ya se dice que permanecer allí más de una hora trastorna a nuestro cerebro. La razón es que desde que empezamos a oír, sumergidos en el líquido amniótico, nuestra mente salta de un sonido a otro durante toda nuestra existencia; si no hay sonidos a los que aproximarse se producen daños irreversibles.

Durante el mes de agosto la ciudad de València se convierte en una cámara anecoica en lo que a conciertos se refiere. La programación se agita justo antes de su primer día y se desata exactamente después. El histórico de la ciudad apenas ha registrado directos de entidad en las últimas dos décadas, con contadas excepciones, como aquella previa del primer Gran Premio de Europa de Fómula 1 en 2008 con Gloria Estefan, Juan Luis Guerra y La Quinta Estación: 30.000 personas, entrada libre en el viejo cauce del Turia. Otros tiempos. También fue a finales del mes de agosto de 2010 cuando Iron Maiden dio su único concierto en España: 20.000 personas en la Marina, esta vez pasando por caja. 

El concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, insistió en la presentación de la primera Gran Fira de Juliol en manos del actual Gobierno en que la intención era la de generar una gran programación que alcanzara a agosto. Pero el proyecto de extenderla y reconvertirla a la Gran Fira de València no llega. En cambio, los indicadores turísticos apuntan a que este año la ciudad volverá a registrar buenas cifras de visitantes llegados desde el resto de territorios del Estado así como del extranjero. Y a su estancia, la presencia de la música en vivo es mínima, en una ciudad que se agita para postularse como Music City. Eso y que, en una ciudad en la que el sector servicios está muy activo durante el mes, es obvio imaginar que son muchos los valencianos que siguen viviendo en la capital y su entorno durante este momento del año.

La opción de ampliar la Gran Fira hasta septiembre

Para Sergi Almiñana, portavoz de l'Associació de Promotors Musicals de la Comunitat Valenciana (MusicProCV), "la concentración que tenemos de eventos musicales en la ciudad de València en algunas épocas del año es una realidad" por lo que "los promotores musicales tienden cada vez mas a regularse internamente". Ese miedo a la contraprogramación no justifica que "llegado el mes de agosto la ciudad se paralice a nivel cultural. Los hábitos vacacionales son muy diversos y hay público residente en esos meses y además es un época con gran afluencias de turistas que visitan la ciudad. Es una dinámica cada vez más evidente". Sin embargo, la agenda se paraliza.

Foto: FIB

Palau de la Música y Palau de les Arts cierran por completo. También las salas de conciertos y las programaciones y rutas musicales por distritos: "se están teniendo conversaciones con la diferentes concejalías y en especial con Turismo Valencia que ha presentado su nuevo plan estratégico que inserta la diversificación de la oferta cultural como una de las líneas  importantes a impulsar vinculado a la acción turística". Almiñana admite que, "por ejemplo, la programación musical que forma parte de la Gran Fira se amplíe hasta septiembre".

El promotor y productor independiente Iván Labarta intuye que esa extensión no se ha producido "fundamentalmente por limitaciones presupuestarias. La Fira es desde sus orígenes un evento cultural dirigido a la población de la ciudad que permanece en ella, no ha sido un evento dirigido al turismo pero perfectamente podría también serlo buscando el equilibrio entre ambos públicos; la idea de aglutinar bajo el paraguas y la marca Gran Fira toda la oferta cultural del verano en la ciudad, sea o no promovida por el Ayuntamiento, podría ser un potente dinamizador y creador de marca cultural València".

Para Rafa Jordán, socio y promotor desde Pro21Cultural, no hay solución "sin un plan estratégico y una mesa local de cultura". También coincide en que "no solo tenemos que pensar en que los turistas tengan oferta; el resto de ciudadanos de los distritos también tiene derecho. Hay que pensar las políticas culturales que fomentan la creación de los individuos y que están alejadas de dinámicas mercantiles. También las necesitamos en la época estival: cursos, talleres, escuelas de verano escénicas, universidades de verano culturales, encuentros de creadores, residencias artísticas...".

A la espera de una estrategia... turística

Para Lorenzo Pérez, la estepa de conciertos en agosto "es una pena". El socio propietario de Mundosenti2 asegura que la situación se relaciona con la historia de la ciudad en este mes, pero para dar "contenidos de calidad" y enfocados eminentemente a un público turístico "se necesita proponer eventos con personalidad". Pérez cree que los contenidos deben ser "singulares" y pone como ejemplo el gran escenario que Palma de Mallorca instala en el puerto para dar cabida a promotores privados y dinamizar al turista durante el mes con oferta cultural en esta disciplina. Pérez también cree que la Marina podría acoger "una oferta complementara a la Feria de Julio, quizá combinándolo con las posibilidades artísticas de los músicos del Palau de la Música o de les Arts". 

Labarta justifica que la programación de los promotores privados "se dirige habitualmente al público residente y se trata de un mes tradicional de vacaciones; todo el ocio cambia en la ciudad, incluso muchas discotecas y salas cierran durante el mes y la oferta se traslada a la playa". Ese "cambio de hábitos" tiene relación con la búsqueda de "festivales o conciertos de otros formatos; sí que en este sentido cabría plantear la oportunidad de que una ciudad como València, con toda la infraestructura de destino turístico de que dispone, funcionase también como destino turístico musical, y ahí la Administración podría jugar un papel dinamizador". 

Vicente Mañó admite que no se atrevería a hacer conciertos en agosto. "Como reclamo turístico habría que valorar qué tipo de artistas". Para el socio propietario de Tratos "la temperatura comercial baja en todas direcciones en la ciudad", algo que asegura no es sólo propio de València: "también pasa en Madrid. Ese relevo lo toman otros espacios o ciudades con gran afluencia en esas fechas, como Gandia que acaba de tener su gran feria". Almiñana (El Caimán Producciones) advierte que la idea de que agosto no sea un cierre total "no es cuestión de llenar el calendario, sino de hacer evento musicales que mejoren la oferta musical que tiene la ciudad, incluyendo que se pueda apoyar la escena local como traer a grandes artistas internacionales".

Pero Jordán va más allá: "hay que dar un toque de atención al tejido asociativo y al movimiento cívico en general; la cultura no la podemos dejar únicamente en manos de los estamentos públicos. La responsabilidad de que la ciudad tenga una dieta cultural más rica en verano es cosa de todos y todas, por lo tanto habrá que dejar a un lado cierto paternalismo institucional y reflexionar cuál es nuestra aportación al debate".

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