VALÈNCIA. Las hermanas Muzychuk, ex campeonas mundiales de ajedrez procedentes de Ucrania, fueron el gran reclamo de la gala solidaria celebrada durante la tarde de este lunes (FOTOGALERÍA) en el Mercado de Colón. La mayor, Anna, cuenta con tres títulos de campeona del mundo; la pequeña, Mariya, con uno. Ambas están acostumbradas a la refinada y calmada atmósfera del ajedrez profesional, pero, a lo largo de la mañana previa a la partida, visitaron un lugar donde el ruido y el ajetreo es constante: el polígono industrial de Fuente del Jarro.
Hasta allí acudieron, acompañadas de su amigo, maestro ajedrecista y organizador de la simultánea, Quique Llobell. El valenciano estuvo con las hermanas en su visita a la fábrica de Puertas Andreu, patrocinador principal del club de ajedrez Andreu Paterna. Entre oficinas y cadenas de montaje, pudieron charlar con el personal de la empresa y observar las cajas de donativos que llegaban a la fábrica listas para destinarse a las víctimas del conflicto. Una acción que cuenta con la colaboración de la Fundación El Secreto de la Filantropía. Varios representantes del club compartieron anécdotas y halagos con las ucranianas, así como con Llobell.
No obstante, antes de que abandonaran el lugar para prepararse y pensar cómo iban a hacer sus primeras aperturas durante la gala vespertina, Valencia Plaza pudo hablar con los tres ases del ajedrez para conocer más de cerca qué estaba por verse esa misma tarde y cómo había sido la vida de las dos estrellas ucranianas tras más de un mes de guerra en la tierra que las transformó en las jugadoras que son en el presente.
A lo largo de la conversación, fue Anna quien llevó la voz cantante. Más acostumbrada a dar entrevistas, no dudó en responder a las preguntas distendidamente y con decisión, de igual forma que lo hizo a la invitación de su amigo Quique durante la gestación de la gala: "Ya pensé en la posibilidad de ayudar a nuestro país, por lo que la idea de un evento como este, pensé, podría ayudar a mi pueblo". Dicho y hecho; confiándole al valenciano la labor de reclutar a sus contrincantes - algo sencillo al "ser local" -, Anna y Mariya se subieron al barco.
Pero no, no iba a ser algo tan novedoso para ellas. Ya tienen experiencia a la hora de dar la cara frente a situaciones de injusticia, como puede ser en este caso la guerra, o como fue en 2017 con la celebración del Campeonato Mundial en Arabia Saudí. "Gracias a la posición que tienen en el ajedrez mundial como campeonas y referentes mundiales", comentó Llobell, "pueden transmitir sus valores a la gente, expresar su posición contraria a estas injusticias".
Hace cuatro años renunciaron a jugar el campeonato mundial acogido en un país - Arabia Saudí - donde las mujeres son "ciudadanas de segunda"; ayer asistieron a una partida que "carecía de parte competitiva" donde no importaba "quién gana o pierde". Un "show" - como también describen las no pocas simultáneas que han jugado - cuya máxima era claramente resumida por Anna: "El evento de hoy es por y para ayudar a Ucrania, por la caridad".
De hecho, ninguna de las dos ha tenido tiempo para entrenar en una "dosis regular" desde el estallido del conflicto el 24 de febrero, "día en el que salimos de Ucrania". Lo que anteriormente eran sesiones rutinarias para preparar partidas se convirtió en algo "psicológicamente imposible". "Tenemos que seguir las noticias y estar en contacto con nuestra familia. En escenarios así estás asustada. Te preguntas qué esta pasando. Tus pensamientos están allí y no aquí". Así es la visión de la mayor de las Muchyzuk, que recalca, además, que dejaron allí su "potente ordenador" con el que hacían "la mayoría del entrenamiento". Actualmente "no hay conexión con ese ordenador e intentamos hacer algo con portátiles aquí", pero el software es "diez veces" más lento.
Destacó también Llobell la parte física del entrenamiento de un deporte que, a priori y para un público no especializado, se trata de una práctica de estrategia y táctica puramente mental. "Mariya anda de normal unos tres kilómetros al día", confesaron entre risas. Su hermana tampoco se queda corta: "En Ucrania iba al gimnasio normalmente, el cuerpo es importante".
No obstante, no están del todo desentrenadas. "Asistieron a un evento en el norte de España, en Cantabria" y, aprovechando que "los refugiados ucranianos querían estar en contacto con ellas y se realizaron varios meetings, Mariya jugó una ciega - partida que se juega sin ver el tablero directamente - contra una niña de nueve años" que "tuvo que huir con su madre desde Kiev". Este fue uno de los encuentros que han tenido con sus compatriotas en España.
"Queremos dar las gracias a España, igual que a otros países; agradecer a todo el mundo, básicamente", aseguró Anna. "Le damos las gracias a cualquiera que esté haciendo algo por esta causa, sin su ayuda no seríamos capaces de luchar y quizá Ucrania no existiría hoy". Un apoyo que, pese a todo, "no es suficiente" desde un primer día en el que "hemos estado rogando para que la OTAN cierre el espacio aéreo ucraniano" y, "pese a darse varias explicaciones, aún no se ha hecho".
Tras esta confesión, las campeonas mundiales y Llobell abandonaron la nave industrial del patrocinador. Aún quedaban unas cinco horas para la simultánea, él tenía que ultimar los preparativos y ellas acudir a la sesión de maquillaje y preparación para el acto. En la salida del parking, el valenciano comentó que ya llevaban recaudados "cerca de 25.000 euros" para Ucrania y que en las mesas se sentarían, principalmente, tanto niños como representantes empresariales. Antes del retorno a València, Anna volvió a tomar la palabra por última vez:
"Espero y deseo que cada persona, sin importar su profesión, quiénes son o de dónde son, puedan contribuir de alguna manera para salvar a nuestro pueblo. Por ejemplo, si un cocinero se junta con otros, pueden preparar comida para los refugiados o para el ejército. Otras compañías podrían hacer chalecos para los soldados. Personalidades como cantantes pueden hacer conciertos benéficos. Muchas países pueden ayudar como España, mucha gente está ayudando a las familias ucranianas que llegan aquí. El sumatorio de todas estas ayudas a nivel mundial ayudará un montón. Por eso llamó a que todo el mundo haga lo que pueda, al igual que haremos hoy en el evento".
Durante los instantes previos del evento, las dos invitadas realizaron declaraciones frente a los asistentes y a la prensa allí presente. Mariya contó que al principio pensaron que el conflicto "duraría solo una semana", pero ahora viven en una "incertidumbre constante". “Nos hemos dado cuenta de que no es así, se está alargando y no sabemos qué va a ocurrir, es muy duro”, dijo. “Es muy difícil luchar solos, esperamos que la comunidad internacional nos ayude y nos proteja en todo lo posible, lo necesitamos, porque Rusia es un país muy fuerte”, afirmó.
El evento, organizado y apoyado por el chef Ricard Camarena en colaboración con el propio Llobell, el catedrático de la Facultad de Economía de la Universitat de València, César Camisón, y la fundación "El secreto de la filantropía", concluyó con una cena preparada por el cocinero valenciano. Los fondos que se recauden se dirigirán a la asociación Key Myr (Llave de la paz) constituida por iniciativa de la Capellanía Ucraniana.