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EL MURO / OPINIÓN

Palaus

17/09/2023 - 

Cuenta la leyenda popular que si tenemos un palacio de la ópera de tales dimensiones, coste de mantenimiento y no siempre todo el edificio con el uso deseado o merecido -lo bien cierto es que se utiliza apenas una parte del mismo y de forma alterna para lo que cuesta al año- fue por miedo a una demanda millonaria y a fin de evitar un escándalo monumental. Están las hemerotecas para entenderlo en su totalidad.

Había que utilizar, contaban en su día, una cimentación que debía soportar la denominada Torre de Comunicaciones, un edificio planteado por los socialistas y abandonado por los populares del momento que hasta plantearon colocar allí una fuente con chorritos monos que pensó el ex presidente Olivas. Así que tiraron del catálogo de Calatrava, aunque hubo que retocar muchos espacios y hasta el foso de la orquesta porque no daba para muchos músicos, como puntualizó en su día Zubin Mehta en una visita de obras y ante la sorpresa del arquitecto.

Entre unos y otros, que se sepa, y tirando a la baja, se nos fueron más de 400 millones de euros sin contar lo que cuesta al año la apertura de puertas, las producciones que se guardan en los almacenes y una orquesta de primer nivel de la que todo el mundo habla maravillas. Faltaría. Han pasado casi dos décadas y al fin y al cabo una vida ya rutinaria, aún cobijo de elegidos, familiares y amigos de altos y ex altos cargos del Consell de todos los colores y cuestionada o no categoría intelectual y goce de los amantes de la lírica y músicas variadas. No hay duda de su oferta musical. Todo sea dicho. Sólo faltaría dudar.

Foto: EVA MÁÑEZ

Pero para entendernos. No sé si aún correrán por sus salas y entreactos privados los canapés y el champagne de sus primeros años, pero sí que, por ejemplo, el que debía ser restaurante, conocido como Los Toros, allí continúa sin apenas vida, como otros muchos espacios. Su arrendamiento siempre ha dado miedo a los empresarios. Para resumir, que nos construyeron un palacio de la ópera en una ciudad mediana que como decía su arquitecto/autor no tenía mayor fin real además de la lírica que la fotografía icónica de visitantes y turistas delante de su exterior. Eran tiempos de postureo y desfase económico. De hecho, cambiaron el amachambrado de sus salas para garantizar “mejor” sonoridad aunque a precio de maderas nobles o más bien “nobiliarias” de importación.

'Nuevo' Palau de la Música

Así que cuando abra de nuevo sus puertas el Palau de la Música tras cuatro años cerrado, pero aún con goteras incluidas, tendremos de nuevo dos palaus, dos orquestas, dos plantillas y dos programaciones encontradas. A veces a la greña. Bienvenido sea el “nuevo” Palau de la Música. Eso sí. Seguramente una de las mejores cosas que hizo esta sociedad en su día y que espero recupere pronto el esplendor desgraciadamente perdido por una gestión política de bajos vueltos y muy pocas luces y que los melómanos sí echaban en falta.

Sin embargo, la mayor responsabilidad política que uno esperaba fuera asumida durante estos años, como era la de poner orden en la parcela músico cultural de esta ciudad, ha quedado de nuevo en el olvido pese al paso de casi cincuenta meses desde que paso por allí una mano negra que no era sino la ausencia de control sobre el mantenimiento y la carencia de fondos para su seguimiento ordinario. Un “rompetechos” en forma de karma.

Me refiero a un encuentro real entre ambos coliseos, un simple acuerdo de cortesía, para parcelar objetivos comunes y fijar nuevos horizontes de cara a estos tiempos que corren y vistas las necesidades y realidades de esta sociedad que está económicamente para pocos bailes.

 Foto: LIVE MUSIC VALENCIA

Sorprende, por tanto, que habiendo existido durante ocho años un mismo gobierno de color no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo para priorizar realidades, competencias y colaboraciones, más allá de alquilar todo este tiempo las salas del Palau de Les Arts para que la Orquesta de Valencia, del Palau de la Música, pudiera continuar con su funcionamiento ordinario y no cerrarla por temor sindical. Pero, eso sí, no siempre a precio de coste ni con descuento de temporada.

Nueva realidad cultural

Ahora vamos a tener años de nuevo gobierno, pero también del mismo color municipal y autonómico. Y a buen seguro que se pondrían una medalla si fueran capaces de dibujar una nueva realidad cultural y una sintonía de gestión entre ambos contenedores. Más que nada para no repetirse. Se ha de acabar eso de que cada uno es dueño de su territorio. Nos iría bien política y económicamente y de paso acabar con las agencias de colocación de personal y artistas.

Falta un diálogo y entendimiento de futuro más que necesario. No pueden ni deben continuar disputando un territorio que no es de los políticos y menos aún de los gestores de turno sino más bien de la sociedad que pagó en su día y todavía sostiene de su bolsillo ambos castillos de naipes. Hay que ponerse de acuerdo y por fin ordenar esta ciudad que lleva décadas campando a sus anchas sin pensar en la parte ni el todo.

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