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el callejero

El policía que anima a los corredores

Foto: KIKE TABERNER
13/06/2021 - 

En el mundillo de los corredores, Joxe Fernández es alguien. Es más, en ese ámbito, su apellido no es Fernández sino Speaker. Joxe Speaker. Y en algunos casos, cuando alguien le reconoce por la calle, que no es que sea a diario pero sí a menudo, es Joxe 'el de las carreras'. Como ese hombre que, un día en Hipercor, se fue corriendo hacia él y le pidió por favor si podía presentarle a su madre. "Yo intento tratar a todo el mundo como me gustaría que me trataran a mí, pero la verdad es que fue un poco bochornoso".

Dice lo de bochornoso y se echa a reír. Porque Joxe, que se pronuncia Yose -y ojo con hacerlo mal-, se ríe mucho. Es de esas personas que parece que lleven una batería extra de la energía que irradian. Y él ríe mucho y chilla mucho. Tanto que parece que viva siempre dentro de una carrera.

Porque Joxe es 'speaker', esa persona que coge un micrófono y se tira media mañana animando a los corredores cuando salen y cuando llegan. Le echa pasión, pone una voz chula, la combina con una música estimulante y el resultado es uno de los locutores más preciados que hay en la Comunitat Valenciana.

Pero Joxe es mucho más que un 'speaker'. Joxe es una persona que le gusta ayudar. Y no solo al corredor que llega exhausto a los últimos metros, como aquellos años que se ponía con 'Pam', la mascota del Valencia Basket, en el kilómetro 41 del Maratón de Valencia, el penúltimo, para jalear a los corredores que pasaban por allí, unos felices, otros chapoteando en la agonía, justo antes de los últimos metros. Joxe también es el tipo que colaboró durante años con varias oenegés y que hoy te lo puedes encontrar vestido de policía en el barrio de Campanar.

Lateral izquierdo leñero

Su nombre es José en euskera y se lo puso su madre, que es de Vitoria. Su madre era enfermera y su padre, que nació en León, anestesista. Se conocieron en Teruel, luego estuvieron unos años en Vitoria y acabaron trasladándose a València. Sus dos hijos mayores nacieron en Vitoria y el pequeño ya lo hizo en València, pero su madre quiso anclarlo a sus orígenes alaveses con ese nombre, Joxe, que casi te obliga a volver a Gasteiz con regularidad. "Yo voy todos los años a casa de mi primo un par de veces y me encanta", apunta.

El 'speaker' de carreras como el Maratón de Valencia Trinidad Alfonso cuenta su historia bajo las costillas de l'Umbracle, donde un gato negro no para de entrar y salir por el agujero que se ha formado entre los tablones del suelo y la tierra. Joxe viste un polo con su nombre 'artístico', unos tejanos y unas sofisticadas zapatillas amarillas para correr por la montaña, las New Balance Fresh Foam Hierro V5, 150 euros de zapas para ir por el monte como si corrieras por una alfombra. Porque a Joxe, que luce un aspecto saludable, le encantan la montaña y el deporte.

Aunque de niño fue uno de esos chavales regordetes y con gafas. "Parecía el Piraña", bromea sobre su aspecto infantil. Aunque siempre, incluso en esos años, fue muy deportista. Primero lo intentó con el atletismo y llegó a caer en un grupo 'pata negra', el de Andrés Mayordomo, donde entrenaba José Antonio Redolat, quien, años más tarde, llegaría a ser campeón de Europa de los 1.500 metros. Pero no se le daba bien ninguna disciplina y se lo iban pasando unos a otros para que fuera probando a lanzar, a saltar y a correr.

Los fines de semana se lo llevaban al río a correr alguna carrera de campo a través, un suplicio para aquel chaval con sobrepeso. Y un fin de semana Mayordomo se lo llevó con el grupo a correr el Cross de Castellón. "Allí tuve que saltar un tronco que era más grande que yo. Y entre eso y que quedé penúltimo entendí que lo de correr no era para mí", rememora. El embudo del deporte en España le llevó, después de una breve y poco satisfactoria experiencia con el judo, al fútbol. "Se me daba bastante bien como lateral izquierdo leñero.  Era poco técnico, pero muy veloz y muy bruto. Jugaba en el San José, luego en Campanar, en Preferente, pero me lesioné con 18 años el ligamento anterior cruzado y ahí se frenó mi proyección".

Lo cuenta sin ese resquemor de los adultos que añoran sus años de virtuosismo en el deporte, recuerdos muchas veces distorsionados y engrandecidos por el paso del tiempo. Pero Joxe jura y perjura que lo que se le daba realmente bien era el tenis. "Nosotros veraneábamos en L'Eliana y siempre me apuntaban al club social. Un verano me vio María José Llorca (una tenista valenciana que llegó a ser olímpica) y le gustó cómo jugaba. Se reunió con mis padres para que fuera a entrenar con ella al Puig el resto del año. Se lo ofreció gratis. Solo tenían que llevarme. Pero mis padres no querían tener que ir todos los días desde Campanar y, para compensarme, me dijeron que me apuntarían a jugar al tenis pero en L'Eliana. Al tercer viaje mi padre ya estaba refunfuñando y al final le dije que lo dejara. Es una espinita que tengo clavada, aunque está claro que hubiera acabado como monitor de tenis. Soy zurdo, hacía un revés a dos manos y la gente me decía que jugaba muy bien".

Cantante de transmetal

La pubertad despertó su vocación por ayudar a los demás. Joxe Fernández estudió Trabajo Social y estuvo cinco años en la Fundación Rais (Red de Apoyo a la Inserción Sociolaboral) ayudando a personas sin hogar en València. Allí trabajaba de lunes a viernes, y ese día cogía y se iba a trabajar de camarero viernes, sábado y domingo. "Por circunstancias personales me independicé con 24 años y ganaba 900 euros de trabajador social. Tenía una hipoteca y necesitaba sacarme un sobresueldo. Estuve así cinco años", recuerda sobre esas temporadas sin respiro. Eran los tiempos del Joxe rebelde con melena por la espalda. El camarero roquero que servía copas en el Cafenet de Campanar, cinco años, y después, caipirinhas en un brasileño de Benimaclet. Un día se despertó y pensó que ese ritmo de vida era criminal. "Ahora me da la risa, pero en aquel entonces pensaba: ¿Y cuándo tenga hijos?", suelta antes de estallar en una carcajada. Porque Joxe tiene 41 años y sigue viviendo soltero y sin prole.

Poco después, su hermano Iban, que ya trabajaba en la Policía Local, le chivó que iban a sacar a concurso 160 plazas, algo inaudito. A aquel joven de 25 años, cantante de transmetal, que lucía una coleta rubia que casi le llegaba por la cintura, lo de meterse a 'madero' no le terminaba de convencer. Pero Iban le contó que había una unidad, la X4, que iba de paisano y se dedicaba a cuidar de la gente que vive en la calle. Aquello fue definitivo. Joxe fue a preguntarle a su madre si estaba dispuesta a respaldarle y, cuando dijo que sí, se dejó el trabajo y se puso a preparar las oposiciones. Aquellas pruebas despertaron al Joxe corredor. Ahí, preparándose, le cogió el gusto a eso de salir a correr, un hábito que ya no abandonó y que le ha llevado a correr maratones, carreras de montaña y hasta triatlones de media distancia.

Su entrada en la Policía Local en 2006 coincidió con lo que se conoció como la 'promoción del Papa', pues fue el año que Benedicto XVI visitó València. "Y en la Policía se dice que el Papa obró un milagro: los operativos se pagaban a 300 euros al día y, de repente, todos los locales que estaban de baja pidieron el alta. ¡Esto es real!".

Joxe empezó a trabajar en Patraix, en la 3ª Unidad de Distrito. "De patrullero", puntualiza. Jamás olvidará el primer día, el momento en el que salió a la calle con un arma al cinto. "Me dio muchísima impresión. Me preguntaba qué hacía yo con una pistola. Fue algo duro, la verdad". Pero poco a poco la profesión le fue conquistando. Aparcó la idea de recalar en el X4 y buscó un hueco, y lo encontró, en la 5ª Unidad de Distrito, en su barrio, en Campanar. Ser policía de barrio, los únicos que no trabajan los fines de semana, le permitió desarrollar su faceta de 'speaker'.

Nunca ha tenido que usar esa arma que tanto le impresionaba, pero una de las primeras semanas, precisamente sin pistola, se vio envuelto en un incidente muy tenso que le puso a prueba. "Fue en Fallas, en la avenida del Oeste, después de una mascletà. La gente nos empezó a gritar y a señalarnos a una persona negra que iba andando por la calle. Mi compañero fue a preguntarle, le tocó el hombro y el tío se giró, le soltó un puñetazo y lo tumbó. Era un tío bastante grande. Yo me dije: 'Esto no está pasando'. Saqué la porra extensible de acero y el tío salió corriendo. Yo me fui detrás. Estuvimos así 200 o 300 metros, hasta el Mercado Central. Él me iba tirando todo lo que encontraba a su paso y yo iba radiando por la emisora para recibir apoyo y no tener que enfrentarme a él yo solo. Pero entonces se paró,  se giró y subió los puños. Se acercaba y yo le lanzaba con la porra sin llegar a darle. Estuvimos tanteándonos hasta que aparecieron dos Nacionales, luego dos Locales y luego varios más. El tío estaba drogado, iba hasta arriba y no bajó la guardia. Entonces un Nacional sacó el arma y con él los demás. Y ahí, por suerte, ya se dejó atrapar".

Esa incidencia fue una de las más tensas que ha vivido, aunque tampoco olvida el día que entró en un domicilio con las paredes ensangrentadas por un asunto de violencia de género. "Eso es muy bestia".

La persona que le hizo 'speaker'

Nunca dejó de ayudar a los sin techo y por las noches hacía un voluntariado. Luego, por la mañana, tenía que mandar un fax al CAST diciendo quién había dormido en los albergues. Pero cada mañana el hombre que recibía aquella notificación le llamaba por teléfono porque decía que el fax no iba bien y se leía todo borroso. "Era Vicent García, al que acabé conociendo el día que visité el CAST de la calle Sogueros. Nos hicimos amigos. Era un friki de las carreras populares, que yo casi que no sabía ni lo que eran. En aquellos años, con el cambio de siglo, empezó el fenómeno de la inmigración en València y Vicent y yo creamos una ONG paralela que se llamó Es Posible. Vicent, que siempre va más allá y tiene una mente infinita, me propuso organizar una quincena cultural en el barrio para sensibilizar a la gente. Y, de paso, montar una carrera. Yo no quería. Le dije que eso era muy aburrido. Pero él insistió".

Vicent García acabó organizando la carrera popular en 2001. Y Joxe, que era cantante de transmetal, le pidió ayuda a algunos compañeros de grupo para montar el equipo de sonido. El día de la prueba, cogió el micrófono con la idea de animar en la salida y ya está. "Pero por algún motivo me lié y ya no paré. Al acabar, vino Vicent, que estaba emocionado porque le había gustado mucho, y me dijo que había gente que vivía de eso, de locutar carreras. Estuve tres años haciendo solo esa carrera, pero en 2004 ya estuve de 'speaker' en siete. La concejalía de Servicios Sociales quiso hacer una carrera intercultural y como Vicent montaba la suya solidaria le dijeron de organizarla. Él me llamó enseguida y me dijo que iba a cobrar por primera vez por hacer de 'speaker' y encima desde la plaza del Ayuntamiento. Y que también iba a contratar a Tomás, de Píndaro, que era quien montaba todas las carreras y que seguro que me también me iba a contratar. En aquella época yo fumaba y locutaba con el cigarrillo en la mano. Me tuvieron que pegar el toque, claro. Y Tomás me pidió el teléfono y, en efecto, me mandó a varios pueblos y me empezó a dar faena. Luego ya me empezaron a llamar a mí directamente. Y en 2005 hice el 15K Villa de Paterna, que ya era una carrera potente. En 2006 empecé con el circuito Ruralcaja y el Internacional de Riba-roja. Luego fui a ver un mitin de atletismo al Luis Puig con Vicent y saludó a José Enrique, que ya lo conocía del 15 KM Villa de Massamagrell, una de las carreras más importantes de la Comunitat Valenciana, y me dijo de ir con él".

En diciembre cumplirá veinte años como 'speaker'. Lleva más de 300 carreras. Son muchas, pero podrían haber sido muchas más de no ser tan selectivo. Durante este tiempo también pasó doce años como director del Circuito de Carreras Populares de València. Le faltaba el maratón y entonces llegó aquella colaboración con el Valencia Basket para animar desde el kilómetro 41.

Un día le llamó José Puentes, que era el responsable de eventos de la Fundación Trinidad Alfonso, y le dijo que quería contar con él, pero que necesitaba saber qué problema tenía con la SD Correcaminos. "Yo colaboraba en un programa de radio que se llamaba 'El Tartán', donde había sido muy crítico con el club porque no me gustaban algunos errores que cometían. Yo ya organizaba doce carreras al año y sabía de lo que hablaba. No era que le tuviera manía a Paco Borao ni a nadie, de hecho ahora soy amigo de Paco". Puentes resolvió el conflicto y fichó a Joxe para amenizar el maratón y el medio maratón junto a Vicky, una histórica voz del maratón que habla varios idiomas, y Vicent Sempere.

En estos veinte años ha vivido de todo y ha conocido a algunos de los grandes corredores españoles. Poco a poco ha ido recopilando anécdotas de todos ellos y dentro de unos meses pretende publicar un libro con las cien mejores. Mientras, ha vuelto a empuñar el micrófono después de una pandemia que le ha permitido tomarse un descanso. Y sigue yéndose siempre que puede a la montaña. En los Alpes ha subido por encima de los 4.000 metros y en un viaje al Nepal escaló hasta los 6.000. Luego baja a tierra y vuelve con su vida cotidiana patrullando por Campanar y saludando a los corredores que le reconocen por la calle y que le chillan: "¡Tú eres Joxe Speaker, el de las carreras!".

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