VALÈNCIA. El cáncer de cuello uterino se produce en las células que forman los tejidos del cuello uterino, que es la parte inferior del útero y que conecta con la vagina.
Este tipo de cáncer aparece con más frecuencia en mujeres jóvenes y está causado, prácticamente en el 100 % de los casos, por el virus del papiloma humano (VPH).
Respecto a su incidencia, es el cuarto cáncer a nivel mundial. Y, aunque aproximadamente el 80 % de los casos se diagnostican en países en vías de desarrollo en los que no existen programas de prevención ni vacunación, es el segundo tipo de cáncer femenino más frecuente en Europa.
Se estima que en nuestro país afecta a 7 de cada 100.000 mujeres, y que anualmente se diagnostican unos 2.100 nuevos casos.
Puesto que este tipo de cáncer se forma muy lentamente, su prevención es posible mediante la vacuna frente al VPH o gracias a la detección de lesiones precursoras utilizando técnicas habituales en las consultas de ginecología, como la citología.
En sus fases iniciales, el cáncer de cuello de útero puede tratarse con cirugías como la conización, un procedimiento quirúrgico menor que sirve para extraer una muestra de tejido del cérvix.
En estadios más avanzados, los tratamientos más comunes son la radioterapia y la quimioterapia.
La conización cervical, también llamada biopsia en cono cervical o simplemente conización, es un procedimiento quirúrgico que sirve para extraer muestras de tejido del cérvix en forma de cono o de cuña.
Esta técnica se usa para la prevención, diagnóstico y tratamiento de condiciones precancerosas en el útero, bien como seguimiento de los resultados anormales en una citología vaginal o bien por la detección de una neoplasia cervical intraepitelial que suele ser eliminada por el sistema inmune, pero que, en ocasiones, puede evolucionar hacia un cáncer cervical.
La conización también permite confirmar o descartar la presencia cáncer de cuello de útero en etapas tempranas, y hacer un diagnóstico definitivo del cáncer cervical invasivo en fases más avanzadas.
La conización se indica a mujeres a las que se les ha diagnosticado una lesión premaligna en el cuello del útero, normalmente gracias a una biopsia.
La conización es una intervención menor que se realiza por vía intravaginal. Tal y como explica el doctor Víctor Martín, especialista en Cirugía Ginecológica de Quirónsalud Valencia, para la conización suele administrarse "anestesia locoregional tipo raquídea o bien una sedación profunda", y en pocas ocasiones se opta por una anestesia general.
"Para la sección del tejido cervical, se utiliza un electrobisturí o unas asas de diatermia (electrobisturí en forma de pequeña asa), lo que consigue una sección del tejido más precisa y con menos sangrado que con el bisturí clásico", añade.
La conización se considera una intervención ambulatoria, de duración mínima (entre 20 y 30 minutos), para la que no suele ser necesario hospitalizar a la paciente.
De hecho, tras unas horas de recuperación en el hospital, esta puede regresar a casa el mismo día de la intervención.
Aunque se trata de una intervención sencilla, en los días posteriores a la conización la mujer puede experimentar sangrado vaginal, dolor y molestias en la zona.
Conviene estar alerta ante posibles síntomas relacionados con una infección, como dolor fuerte en la zona pélvica, sangrado abundante, fiebre o mal olor del flujo vaginal, ante los que conviene acudir al médico.
Según el Dr. Martín, de Quirónsalud Valencia, en las semanas posteriores a la intervención se recomienda un reposo relativo, lo que implica "evitar esfuerzos importantes y ejercicio físico intenso. También es fundamental no introducir en vagina elementos que pueden lesionar la zona intervenida y hacerla sangrar".
Por eso, y con el fin de reducir molestias y minimizar el riesgo de sufrir infecciones, tras una conización cervical hay que evitar las duchas vaginales, las relaciones sexuales, el uso de tampones o cualquier otra acción que introduzca objetos en la vagina.
Por lo demás, y teniendo en cuenta estas recomendaciones, "se pueden desarrollar actividades normales de la vida cotidiana desde el día siguiente a la conización", concluye el Dr. Víctor Martín.
El reinicio de las relaciones sexuales se suele recomendar a partir de la 4ª semana tras la intervención, y “siempre tras una revisión por parte del ginecólogo".
Aunque la conización es una intervención invasiva, no pone en riesgo la fertilidad o la salud reproductiva de la mujer.
El Dr. Víctor Martín incide en que, si no hay complicaciones (las cuales son extraordinariamente infrecuentes), tras la conización no queda ningún tipo de secuela en la paciente.
La cirugía de conización tampoco modifica la futura consecución de un embarazo, aunque puede aumentar el riesgo de parto prematuro.
"En los embarazos postconización, y sobre todo cuando la resección de tejido cervical ha necesitado ser muy extensa, existe un mínimo aumento de riesgo de parto prematuro comparado con embarazos de mujeres sin conización previa", añade el especialista en cirugía ginecológica de Quirónsalud Valencia.
Respecto a la posibilidad de contraer VPH tras una conización, las posibilidades son las mismas que las de una paciente sin esta circunstancia, ya que esta intervención no elimina el VPH: únicamente elimina el tejido preneoplásico cervical que se puede originar tras una infección persistente y activa.
En esta línea, es importante remarcar que "es posible que el virus persista en otras localizaciones del aparato genital".
Por eso, tras una conización, en este tipo de pacientes son necesarios "controles ginecológicos más estrechos".
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