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El 12 de marzo es el Día Mundial del Glaucoma

Las revisiones oftalmológicas periódicas son la única forma de detectar la “ceguera silenciosa”

12/03/2024 - 

VALÈNCIA (VP). El glaucoma crónico, enfermedad que deteriora el nervio óptico produciendo una progresiva disminución del campo visual periférico, afecta en España a más de un millón de personas y es considerada una de las principales causas de ceguera.

En el Día Mundial del Glaucoma los expertos advierten que su mayor complejidad radica en detectarla a tiempo, por lo que hacen hincapié en la importancia del diagnóstico precoz, que sólo es posible acudiendo a revisiones periódicas en clínicas especializadas. “No son pocos los pacientes con glaucoma crónico que se ven sorprendidos al recibir el diagnóstico, pues la mayor parte no ha notado ningún tipo de síntoma mientras la enfermedad avanza pasando completamente desapercibida”, advierte la doctora Teresa Sánchez-Minguet, responsable de la Unidad de Oftalmología del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, Vithas Valencia Consuelo y Vithas Aguas Vivas.

Bien es cierto que existe, además, el denominado glaucoma agudo o de ángulo cerrado, que es provocado por una obstrucción repentina del sistema de drenaje y produce una subida muy brusca de tensión intraocular. “Es menos habitual y, a diferencia del glaucoma crónico, pone inmediatamente en alerta al paciente, que sufre un cuadro clínico caracterizado por dolor intenso, alteraciones visuales, enrojecimiento del ojo e incluso náuseas y vómitos”, explica Sánchez-Minguet. En este caso la enfermedad sí avisa, y estos pacientes se ponen a disposición de los médicos para recibir atención y tratamiento inmediato.

Por el contrario, revela la oftalmóloga que “los enfermos de glaucoma crónico no son conscientes de su situación porque, durante mucho tiempo, se encuentran en una fase en la que todavía no se ha producido una pérdida de visión perceptible”. Aunque existe ya un deterioro del nervio óptico, que va avanzando inexorablemente, el cerebro es capaz de corregir ese efecto, de manera que el paciente todavía no puede percibirlo ni sospecharlo. Tampoco ha sufrido dolor, ni siquiera molestias, pero de no ponerse pronto en manos de especialistas, la enfermedad persistirá hasta devenir en ceguera.

Avanzarse al síndrome de visión de túnel o tubular

La doctora Sánchez-Minguet relata, respecto al glaucoma crónico, que los cuadros de mejor pronóstico y que permiten iniciar el tratamiento en fase temprana, son aquellos de pacientes prevenidos porque existen antecedentes familiares o que, simplemente, deciden someterse a una revisión rutinaria. En estos casos “detectamos la enfermedad y, habitualmente, es posible controlar el glaucoma suministrando medicación sin apenas efectos secundarios”, indica la especialista.

Sin embargo, en casos mucho más graves el paciente acude relatando que padece problemas de visión. Narran situaciones como “golpearse lateralmente contra objetos o con otras personas, especialmente cuando deben sortear multitudes”, comenta la doctora. Estos síntomas afectan también a su conducción, que se ve seriamente comprometida producto del avance de la enfermedad. Estas personas comienzan a padecer el denominado “síndrome de la visión de túnel o visión tubular” característico de un glaucoma en fase avanzada.

Su campo visual se ha reducido hasta tal punto que se asemeja a mirar a través de un tubo estrecho. Sin embargo, el cerebro humano tiene la capacidad de compensar la falta de visión entre ambos ojos por lo que los pacientes se han ido ajustando a la nueva situación, incorporando graduales adaptaciones como “girar más la cabeza, hasta volverse completamente para ver las cosas de frente, tal y como haríamos si tuviéramos que mirar a través de un tubo”, explica la doctora.

“Estos pacientes relatan situaciones que sugieren una pérdida de visión lateral propia de un nervio óptico muy afectado y estaríamos en un punto de no retorno”, añade Sánchez-Minguet. En ese momento la enfermedad lleva mucho tiempo haciendo camino y controlarla va a ser más complicado porque hay daños irreparables. Es por este motivo que el glaucoma es conocido como la ceguera silenciosa debido a que, hasta grados muy avanzados, no revela sus peores efectos.

La probabilidad de sufrir glaucoma aumenta progresivamente a partir de los 40 años, con independencia del género. Para reducir su incidencia y relegarla, se requieren actitudes proactivas y campañas de concienciación. “Desde los 40 años todas las personas deberían someterse a una revisión anual con toma de tensión ocular, que debería efectuarse a los 20 o 25 años en el caso de que existan antecedentes familiares”, aconseja la doctora. La presión ocular normal, medida en milímetros de mercurio, varía entre 10 y 21 mm Hg. Cuando se sitúa por encima de ese límite es preciso realizar exámenes oculares integrales. 

Equipo humano de la Unidad de Oftalmología del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre.

Revisiones periódicas y seguir las pautas tras el diagnóstico 

La presión intraocular elevada es el principal factor de riesgo de glaucoma y nos debe poner en alerta de la probabilidad de padecer la enfermedad, por lo que es preciso corregirla mediante el adecuado tratamiento. Cabe señalar que “la tensión ocular alta no es glaucoma en sí mismo, sólo se puede hablar de la enfermedad cuando ha producido un daño en el nervio óptico, pero debe tratarse igualmente ya que supone un elevado riesgo de padecerla”, señala Sánchez-Miguet.

Una vez realizado el diagnóstico persiste un segundo problema en un buen número de casos. Por insólito que parezca, una de las mayores dificultades del tratamiento de muchos pacientes radica en convencerlos de que lo sigan a rajatabla. “Como se ponen la gota y no notan ningún cambio, pasado un tiempo muchos olvidan seguir las pautas, por lo que tienen que estar muy concienciados de que es una enfermedad que debe prevenirse y que la medicación es la única forma de control”, insiste la doctora Sánchez-Miguet. “A estos pacientes tenemos que advertirles que, cada día que no se pongan la gota, están en riesgo de sufrir una subida de tensión ocular”, señala la oftalmóloga.

Además de medir la tensión ocular hay que valorar otros factores que pueden hacer a un determinado paciente más proclive a padecer glaucoma. “Existe una predisposición en función de la carga genética y, por otro lado, es más frecuente en personas diabéticas o con una alteración sistémica”, recalca la especialista. También cabe señalar que, aun tratándose de dos patologías independientes, “un determinado tipo de cataratas puede provocar un bloqueo del drenaje del humor acuoso del ojo, favoreciendo el aumento de la tensión ocular, por lo que puede acabar produciendo un glaucoma”, añade la oftalmóloga.

La especialista oftalmóloga Sánchez-Minguet, con un equipo de medición de la tensión ocular.

Tratamientos y equipos de última generación

La humanidad lleva más de dos mil años estudiando las enfermedades que pueden afectar a un sentido tan importante como es la vista. El término glaucoma deriva del griego glaukós y, ya en la Grecia clásica, los galenos hacían sus hipótesis sobre determinadas afecciones del globo ocular. Sin embargo, hasta el siglo XIX, con la aparición de los primeros y rudimentarios aparatos para medir la presión intraocular, era imposible lograr verdaderos descubrimientos con relación al glaucoma. Desde entonces y hasta hoy los avances científicos han sido ingentes, lo que ha permitido desarrollar una gran variedad de tratamientos para frenar su avance, pese a tratarse de una enfermedad realmente compleja que sigue suponiendo todo un reto para la medicina.

La doctora Sánchez-Minguet explica que existen fundamentalmente tres clases de tratamientos: médico, quirúrgico y con láser. “Dependiendo del tipo de glaucoma crónico que se diagnostique, la edad y el grado evolutivo del mismo  realizaremos un tratamiento u otro de forma personalizada”, añade.

La Unidad del Glaucoma del Hospital Vithas 9 de Octubre dispone de los más avanzados sistemas para su detección. “Para ayudarnos a obtener el mejor diagnóstico posible contamos con equipos de última generación como la tomografía computarizada ocular, OCT, que permite un estudio más profundo y adecuado del nervio óptico”, indica la doctora Sánchez-Minguet.

Por lo que respecta a medios quirúrgicos, “cada vez más se opta por cirugías mínimamente invasivas, con la implantación de diferentes válvulas de drenaje ocular que tienen la ventaja de permitir al paciente beneficiarse de un postoperatorio más corto y seguro”, añade la oftalmóloga.

Para la responsable de la Unidad del Glaucoma del Hospital Vithas 9 de Octubre, la experiencia en otros países, como Reino Unido, nos demuestra que, si se logra concienciar a las personas de la importancia de tomarse periódicamente la tensión ocular, se puede reducir muchísimo la incidencia de esta enfermedad. “Detectarla a tiempo es la única garantía de poder actuar antes de que produzca un daño irreparable”, insiste la experta oftalmóloga.

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