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Un otoño seco para un año más seco: el déficit de lluvia acumulado es del 11%

8/11/2017 - 

VALÈNCIA. Cortes en las carreteras, las playas arrasadas, 3.253,5 millones de litros de aguas de lluvia en apenas 26 horas y sólo en València. El final de noviembre del año pasado fue casi apocalíptico. La tempestad arrasó la Comunitat Valenciana y lo hizo en medio de un otoño seco y sin gota fría. Una situación que parece ahora insólita, de otro mundo, habida cuenta la escasez de lluvias que se está registrando este año.

¿Volverán las tempestades al final del otoño? ¿Está siendo la situación tan árida como dicen los agricultores? José Ángel Núñez, geógrafo y en la actualidad Jefe de Climatología de la Delegación de AEMET en la Comunidad Valenciana, admite que sí, que este otoño está siendo muy seco en un año especialmente seco, valga la redundancia, y explica que el déficit de lluvia acumulado es del 11%. Pero eso no significa que se tenga que repetir el mismo ciclo del curso pasado porque el clima tiene sus propios ritmos.

Coinciden por ejemplo que tanto el año pasado como éste no ha habido gota fría, pero es que no se ha producido una gota fría en València desde hace nueve años. ¿Es esta situación excepcional? Núñez lo pone en perspectiva. “Si consideramos las llamadas gotas frías catastróficas, que es las más severas de todas, en la ciudad de València no hay una con esas características desde 1957”. Hasta aquí llegó la riada. Todo lo que ha habido en los últimos sesenta años ha sido bastante más convencional. “Aunque después de esas fechas ha habido otras situaciones de lluvias torrenciales, pero de magnitud menor, como ocurrió en octubre de 2000 o en octubre de 2007 ó 2008”, explica. “No es la primera vez que ocurre que hay un paréntesis de lluvias torrenciales tan amplio; igual pasa con las sequías, que no se espacian en el tiempo en periodos fijos”. Hay que seguir mirando al cielo pues. No se puede saber con certeza repasando al pasado, recordando, porque no hay un modelo preestablecido.

Nos espera menos lluvia de lo normal

Por si fuera poco, Núñez recuerda que las previsiones estacionales (a varios meses vista) en la Comunitat Valenciana, rodeada de mar y montañas, “no tienen la misma fiabilidad que en otras zonas del planeta, fundamentalmente las tropicales”. Por eso, insiste, éstas “hay que tomarlas con bastante precaución”. Con todo, se realizan, y la predicción estacional del trimestre noviembre-enero (disponible en este enlace) indica que es probable que las precipitaciones estén por debajo de los valores normales en la zona. A más corto plazo, que las previsiones son más fiables, “en los próximos siete o 10 días no se ve un episodio de lluvias significativas”. Algo (poco) de lluvia, un poco más de frío, y ya está.

Si se cumplen aunque sea aproximadamente estas estimaciones, y nada parece indicar que no vaya a ser así, el irregular 2017, caprichoso climatológicamente hablando en la Comunitat Valenciana, puede acabar siendo un año muy árido. Un año que paradójicamente empezó muy lluvioso en invierno, “pero cuyo final de curso está teniendo un comportamiento muy seco”. El dato concreto, el señalado anteriormente: si nos ceñimos al año natural, de enero a octubre, el déficit de precipitación acumulado en lo que llevamos de 2017 es del 11%. Y eso, recuerda Núñez, “a pesar de que el invierno pasado fue el más húmedo de la serie”.

Por si fuera poco, cuando el otoño es seco, “como está ocurriendo en este 2017”, comenta, “el déficit se suele arrastrar ya casi todo el año, ya que el otoño es la estación más lluviosa en nuestro territorio”. Pero incluso esto tampoco es tan excepcional. Como se puede ver en el gráfico superior que representa los datos de enero a octubre, 2016 y 2014 aún fueron más secos que este 2017, mientras que en 2016 las lluvias de final de año paliaron el déficit. Y más atrás en el tiempo, 2005 fue aún más seco.

La irregularidad que se está viviendo este año con las precipitaciones no es rara avis en el último cuarto de siglo. En el gráfico superior, que representa la precipitación interanual en los 12 meses previos, se puede contemplar cómo la evolución de la lluvia en los últimos 25 años ha presentado mucha irregularidad. La inconstancia como clima. A fases con superávit le siguen otras con déficit, aunque sin una periodicidad fija. Así, si entre el 2007 y el 2011 predominaron los superávits de precipitación, en 2014 y 2016 hubo dos picos muy secos, seguidos por el superávit debido a las lluvias del pasado invierno.

Tiempo seco pero en definitiva no tan extraño porque, como recuerda Núñez, “hay que tener en cuenta que el clima de la Comunidad Valenciana está entre los más secos de España. A su vez, el sureste de la Península es la zona más seca de Europa, con el mínimo absoluto en Cabo de Gata”. Además de escasas, “las precipitaciones en la Comunidad, sobre todo en la mitad sur, están en la zona de más variabilidad de precipitaciones de España y Europa”. Nunca llueve a gusto de todos y aquí, directamente, a veces ni llueve.

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