16 semanas, 13 días por lactancia y un mes de vacaciones. Este es el tiempo que legalmente tiene la mujer para cuidar a su bebe recién nacido. Separar a un bebé de su madre antes de los 9 meses sin contar con la voluntad de la madre es una barbaridad porque el apego y la necesidad del bebé con su madre no es sólo un tema físico, también hay una parte emocional que brilla por su ausencia, que no se contempla y que es mejor ningunearla
16 semanas , 13 días por lactancia y un mes de vacaciones, en el mejor de los casos, es el tiempo que las mamás tienen para adaptarse a su nueva vida de mamás. Para adaptarse y recuperarse de 40 semanas de embarazo y de un parto que pasa por ellas si hablamos de mamás biológicas. Y para dar tiempo a sus hormonas a que se recoloquen, para empezar a entendernos, para fortalecer los cimientos que hemos creado y para adaptarnos, para vivir la nueva vida que no viene de la nada, que necesita sus tiempos.
2 semanas es el tiempo que los papas tienen para poder entregarse y recibir a su bebé recién nacido, para apoyar a sus parejas en este duro momento por muy feliz que sea también. Es el tiempo para adaptarse a una nueva personita que llega a nuestras vidas. Para empezar a asentar las bases de la nueva familia que se está formando. Es el tiempo establecido.
Unos tiempos que parece que haya establecido el enemigo, que diría Gila ( por poner un poco de humor a esta realidad). Unos tiempos que no son acordes a la naturaleza, que claman al cielo y que nos devuelven al pasado cuando nuestras madres y nuestras abuelas no tenían derecho a las famosas medidas de la LEY 39/1999 de conciliación vida laboral y familiar. De hecho, ni existían. También es cierto que eran otros tiempos y que generalmente la mujer se ocupaba de los niños y de la casa. Pero la vida evolucionó. Y muchas mujeres empezamos a vivir otra realidad más independiente, autónoma, alejada de la casa y con un desarrollo profesional importante. Una realidad que choca cuando tienes un bebé porque, aunque las mamás trabajadoras están más protegidas laboralmente, las medidas de conciliación familiar no cubren las necesidades básicas cuando acabas de ser mamá y papá.
El problema es que teóricamente habíamos avanzado. El problema es que teóricamente vivimos en un estado de bienestar. El problema es que por mucho que avancemos, estamos a la cola. A la cola de esos países que cuentan con medidas de conciliación reales y no políticamente correctas. Países que entienden que ser mamá implica una serie de apoyos muy concretos que realmente te ayudan a poder paralizar tu vida por un tiempo determinado y poder criar y estar con tu bebé. Países que entienden que la crianza de un bebé es una prioridad real tanto por el bienestar de su bebe como por el de sus progenitores. Países donde estas medidas no cargan más aún a la mujer y no se implantan a su costa porque, con permiso de los padres, generalmente es la mujer la que más cambia su vida cuando llega su bebé.
Últimamente estoy rodeada de bebés y de mujeres que acabamos de ser mamás. Y empiezo a adentrarme en un universo anteriormente desconocido para mí. La famosa conciliación. Y aunque yo me considero una afortunada, me da la impresión que en España las medidas de conciliación familiar suelen ser medidas políticamente correctas, medidas de las que en vez de sentirnos orgullosos, deberían avergonzarnos. No son medidas que realmente concilien pues no llevan un apoyo económico y fiscal prolongado durante el tiempo que el progenitor elige. Con las 16 semanas, 13 días de lactancia y el mes de vacaciones que tenemos en España no tenemos ni para empezar.
Las empresas que mejores medidas de conciliación familiar y laboral tienen ofrecen reducción de jornada laboral, flexibilizan el horario laboral, permiten el trabajo deslocalizado y desde casa o te guardan el mismo puesto de trabajo por un año como mínimo. Opción que no está mal si obviamos que es a costa de perder dinero, a costa de no saber cómo llegar a fin de mes, a costa de no cotizar por ese tiempo y a costa de quedarte exenta de cualquier ayuda que el estado ofrece a las mujeres trabajadoras.
El problema radica en que en este país todavía no se reconoce el trabajo de un ama de casa o del cuidado de un bebé como un trabajo real que debería ser remunerado como si estuviéramos en un país realmente desarrollado y con medidas reales de conciliación. El panorama general en España es que el Estado te cubre las necesidades para poder cuidar a tu bebé por unos 5 meses aproximadamente y luego estás condenada a buscarte la vida. Porque no olvidemos que a esto se añade la ausencia de una infraestructura de guarderías real sustentada con presupuesto público donde poder llevar a los bebes sin necesidad de pagar guarderías privadas , contratar a una persona que cuide de tu bebé, a una mamá de día o abusar de los abuelos.
Y es que vivimos en un sistema que no facilita en absoluto el ser mamá por muchas medidas de conciliación que nos vendan. Ni existe el soporte social necesario con políticas sociales reales que nos permita ser mamás sin quedar excluidas profesionalmente ni existen empresas que elaboren medidas de conciliación reales que prioricen las necesidades humanas por encima de sus intereses económicos. Damos por supuesto y tenemos que aceptar que las empresas están exentas de velar por esa parte humana, que solo han de cuadrar sus cuentas económicas y que las necesidades humanas no son su problema. Empresas que aunque dispongan de ciertas medidas de conciliación en sus estatutos, algunas tienen una actitud y una predisposición frente al trabajador que es más que cuestionable. Y en estos casos ¿ Dónde está el Estado?, ¿El Estado cumple su función? A veces es bueno recordar que los bebes no vienen de la nada, no vienen de París y no se encargan a la cigüeña.
Formamos parte de un sistema cada vez mas deshumanizado o poco humanizado en muchos aspectos. Un sistema donde parece que las normas y medidas que se van implantando se alejan de la naturaleza humana, de lo importante de la vida, de las necesidades humanas más básicas y primitivas, de la necesidad de cuidar a las personas... Formamos parte de un sistema donde el propio sistema no se adapte a las personas, sino que somos las personas las que al final acabamos adaptándonos a un sistema con unas medidas deshumanizadas y que no prioriza las necesidades humanas.
Y es que los bebés necesitan acoplarse a este nuevo mundo. Son bebes que nacen después de vivir durante 9 meses dentro del vientre de la madre, protegidos y sin exponerse a la agresividad de este mundo. Bebes que necesitan su tiempo para aclimatarse, que necesitan su tiempo para fortalecerse, que necesitan su tiempo para madurar un poco más, para terminar de formarse y para terminar nacer. Un tiempo que se aleja mucho del establecido por esas mentes pensantes que han desarrollado las famosas leyes conciliadoras y que se han olvidado que un día fueron bebés y que necesitaron del calor humano de sus mamás y de sus papás para crecer, sentirse seguros, fuertes y queridos. Un calor y un cuidado de los padres y madres que no se suple con nada ni con nadie. Hablamos de un instinto humano y animal.
Ahora que acabamos de pasar unas elecciones espero que el nuevo gobierno de un paso más y lo tenga en cuenta. Yo quiero vivir en un país y un sistema que no me obligue a elegir, que me permita ser mamá, que pueda tomarme la licencia que necesito, que me permita seguir luego mi carrera profesional, que me apoye con medidas económicas reales y no sólo con palabras ni con declaración de intenciones. Un país donde las mamá y los papás tengan el derecho de cuidar de sus bebes si así lo deciden por un tiempo digno y no insultante como las 16 semanas, 13 días de lactancia y el mes de vacaciones, en el mejor de los casos, que tenemos hoy .
La semana que viene... ¡Más!