VALÈNCIA (EFE). Un 25 por ciento del personal sanitario tiene diagnosticado un problema de salud mental relacionado con la ansiedad, el estrés y la presión en su entorno laboral, situaciones cuyo cuadro más habitual es el trastorno por estrés postraumático y que lleva al suicidio al 1,3 por ciento de facultativos, la mayoría mujeres, frente al 0,8 por ciento de la población general.
Así se ha puesto de manifiesto en los Diálogos EFE Salud organizados junto con la Asociación Valenciana de Derecho Sanitario (ADSCV) para abordar el problema de la salud mental en el ámbito de los profesionales de la medicina, colectivo donde se calcula que los problemas mentales sin diagnosticar pueden superar el 40%.
Ansiedad, estrés, tensión, miedo a ser agredido o a equivocarse, son algunos de los síntomas que afectan al personal sanitario, un conjunto de "microtraumas continuados" que lleva a muchos de ellos a hacer una "medicina defensiva", que hace "mucho daño" tanto al médico como la paciente.
El presidente de la ADSCV, Carlos Fornes, ha resaltado que, según el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), uno de cada cuatro sanitarios españoles presenta algún problema de salud mental por el estrés y la ansiedad que provoca la presión asistencial, una situación que el covid "profundizó" creando un "cóctel molotov".
Para Fornes es necesario destinar recursos para "cuidar a quien nos cuida" porque el hecho de que un médico con problemas de salud mental sin diagnosticar pueda entrar en un quirófano "es una bomba de relojería que multiplica por cien la posibilidad de una mala praxis".
Los especialistas que presentan una mayor incidencia de patologías mentales son los de Atención Primaria, anestesistas, cirujanos, psquiatras y oncólogos, según señala el presidente del Consejo Autonómico de Colegios de Médicos de la Comunitat Valenciana, Hermann Schwarz.
Schwarz, que también preside el Colegio de Médicos de Alicante (COMA), asegura que entre el personal sanitario hay "muchísima patología" de salud mental "no declarada" porque el médico "es muy reacio a reconocer sus síntomas. Se calla, se lo toma como un estigma y como una debilidad" al considerar que puede "poner en peligro su prestigio".
Son también muchos sanitarios los que caen en la dependencia a los fármacos por intentar automedicarse, Señala Schwarz, quien recuerda que la Organización Médica Colegial cuenta con un programa anónimo que ofrece atención a los facultativos.
"La seguridad del paciente siempre debe ir por delante y si un médico entiende que con su práctica asume un riesgo no asumible tiene que parar y comunicarlo", afirma Schwarz, quien reconoce que esto, en la práctica, "es muy difícil".
En lo que se refiere al trastorno por estrés postraumático, según el director de la Oficina de Salud Mental y Adicciones de la Comunitat Valenciana, Bartolomé Pérez, resalta por ejemplo la carga emocional que sufren los oncólogos y que afecta a su salud mental: "se pasan la vida dando malas noticias", algo que se llevan a casa y que acaba pasando factura.
Además, la presión asistencial o el miedo a las denuncias lleva a muchos profesionales a hacer una "medicina defensiva", que hace "mucho daño" tanto al médico como al paciente, destaca Pérez, quien recuerda que "la medicina no es una profesión que exija resultados" pero sí decisiones y buena praxis, "y si tomas decisiones, tomas esos riesgos y esa ansiedad" en situaciones laborales muy poco recomendables.
Fornes, quien recuerda que el congreso anual de la ADSCV también se centrará en la salud mental del personal sanitario ante la gravedad del problema, ha señalado la incongruencia de que los médicos hagan guardias de 24 horas cuando en otras profesiones, como la aviación, "la tripulación de un vuelo cambia cada seis horas", lo que implica que un médico "en la hora 22 o 23" tiene muchas más posibilidades de incurrir en una mala praxis.
Según el PAIME de 2019, la tasa de suicidio en personal médico es del 1,3 por ciento, frente al 0,8 por ciento en la población general, y es un problema que afecta especialmente a las mujeres médicos, en las que los suicidios con respecto a los hombres se dispara hasta el 7,5 por ciento, casi un sesenta por ciento más.
El presidente del COMA destaca que el programa PAIME, que están exportando a otros consejos generales como el de Enfermería y a otros países, es una herramienta "muy útil" y confidencial de ayuda a los facultativos con problemas de salud mental y "más del 90 % se reincorporan".
Los tres expertos coinciden en que, más allá de la prevención y animar a los facultativos a que reclamen ayuda cuando crean que puedan tener un problema de salud mental, no se puede hacer prácticamente nada por mejorar esta situación sin que ocurra un cambio radical en la estructura del sistema sanitario.
A su juicio, las condiciones laborales de los médicos se ven agravadas por la carga burocrática y una falta de cultura sanitaria entre la población, que satura los servicios -alrededor del 20 por ciento de los pacientes que han reservado una cita en Atención Primaria no acuden a ella-, lo que "rompe la eficiencia del sistema".
También Bartolomé Pérez considera esto último un problema, porque puede generar tensión en el médico, que espera al paciente y sabe que si viene más tarde y ya no puede ser atendido "va montar un circo".
Schwarz subraya que la relación médico-paciente es "fundamental" para la percepción de la calidad del servicio. "No puedes en dos minutos y treinta segundos analizar y hacer prevención en el paciente, ni puedes ver a cuarenta personas en un día" porque todo eso influye "para la salud mental del médico y para las agresiones. Todo está relacionado".
También destaca la importancia de la estabilidad en el empleo, ya que está demostrado que cuando un médico atiende durante al menos 8 años a una misma población desciende la mortalidad y los ingresos por el conocimiento y la confianza.