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 Día contra la Violencia de Género / OPINIÓN

25N: ¿Va a cambiar algo?

25/11/2016 - 

De nuevo 25 de Noviembre, Día contra la Violencia de Género. Otro año más y otra vez esa sensación de deja vù que me atenaza las entrañas. Otra vez el país entero dispuesto a colgarse un lazo violeta, a manifestarse, a hacer minutos de silencio y a gritar su indignación contra eso que llaman “lacra” sin pararse a pensar siquiera en el significado de esta palabra.

¿Y el resto del año, qué?. Durante el resto del año desaparecen los lazos de la solapa, se apaga la voz de manifestaciones, se olvidan los minutos de silencio y la indignación se torna indiferencia. Y no hablo por hablar. Todos tuvimos ocasión de comprobarlo en el escasísimo tiempo –menos de un minuto- dedicado por los principales aspirantes a gobernar en el debate a cuatro que se supone que era el momento estrella de la campaña electoral. 26 segundos exactamente, y empleado solo por dos de los cuatro protagonistas. Será porque creen que este tema no da votos, aunque reste vidas.

No obstante, puede que algo haya cambiado. En la primera vez que los señores y señoras parlamentarios se sentaron en sus escaños, guardaron un minuto de silencio por las víctimas de violencia de género. Algo que nunca hasta entonces se había hecho. Y, a pesar de las críticas por lo que pueda tener de postureo, quiero tomarlo como una puerta abierta a la esperanza. Como el primero de los muchos minutos que deben dedicar a esta pandemia, esos minutos que, aunque puede que llegeuen con retraso, han de llegar. Mejor tarde que nunca.

Ahora, por fin, parece que se empieza a hablar de ese pacto de estado que mucha gente lleva reclamando tanto tiempo. Ahora, por fin, parece qe empieza a vislumbrarse que la violencia de género es importante, aunque solo fuera como n rédito político.

Pero, como decía, ese minuto debe ser el primero de los muchos que estén por venir. Y, por descontado, de la parte fundamental, el presupuesto. De poco sirven los gestos, ni siquiera las leyes, si no vienen acompañados de inversiones adecuadas a los fines. Y ojo, que en esta materia ya nos hemos ganado la condición de acreedores, y el interés de demora. Los recortes se llevaron consigo gran parte de los recursos, y el presupuesto dedicado a esta materia tampoco ha hecho nada por recuperarlos. Y así seguimos, con un número de mujeres asesinadas similar al del año anterior, y al anterior, y al anterior.

Se ha dicho mucho por algunos sectores que la ley no da la respuesta adecuada. Craso error. No es la ley sino quienes la aplican, especialmente quienes disponen de responsabilidad para dotar de los medios y medidas para aplicarla. El papel es muy sufrido, pero no es otra cosa que papel. Sirva a modo de ejemplo que la ley que aprueba el Estatuto de la Víctima, un elenco de medidas muy útiles, venia acompañada de una disposición adicional que preveía expresamente que la entrada en vigor no supondría la dotación de medios materiales y personales para su aplicación. Lo que viene siendo un brindis al solo o poco menos. A ese precio se podrían dictar leyes que prohibieran el hambre en el mundo, y a nadie se le escapa que se seguiría pasando la misma hambre.

Espero que esta vez sea la definitiva, y se tomen en serio por fin el enorme problema que supone la violencia de género. Y que no se soluciona ni con declaraciones institucionales ni con endurecimiento de penas. Se soluciona con compromiso y con presupuesto. Así de fácil y así de difícil.

Sigan haciendo minutos de silencio pero, por favor, que esta vez vayan acompañados de horas de trabajo. Ya somos muchas personas quienes les estaremos vigilando.            

Susana Gisbert Grifo. Fiscal

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