VALÈNCIA (VP). El ictus sigue siendo la segunda causa de mortalidad en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, el ictus es la segunda causa de muerte global, con una tasa de mortalidad del 11 % según la Sociedad Española de Neurología. Hasta un tercio de los infartos cerebrales se consideran de etiología no aclarada o criptogénicos, es decir, un accidente cerebrovascular que se produce por una causa desconocida. Sin embargo, ser consciente de las posibles causas es importante para reducir el riesgo de sufrir otro accidente cerebrovascular.
Una de ellas es una anomalía estructural en el corazón, concretamente en el "foramen oval permeable" (FOP), un pequeño agujero o túnel que comunica dos cavidades cardiacas, las aurículas, que habitualmente están separadas por un tabique llamado septo interauricular. El foramen oval es una apertura natural que permite el paso, durante la vida fetal, de la sangre oxigenada de la aurícula derecha a la izquierda, de forma que el oxígeno y los nutrientes que llegan de la madre a través de la placenta y la vena umbilical puedan llegar al cerebro y resto de órganos fetales. Con los cambios en la circulación que se producen en el momento del nacimiento, el aumento de la presión en la aurícula izquierda favorece su cierre progresivo. En algunas personas no se produce este cierre, permaneciendo abierto tras el nacimiento, lo que se conoce como foramen oval permeable.
Según explica el doctor Pascual Baello, cardiólogo de Vithas Valencia 9 de Octubre, “su presencia en la edad adulta puede conducir a una embolia paradójica, sirviendo de conducto para que émbolos venosos puedan cruzar hacia la circulación arterial”. El profesional afirma que “el foramen oval permeable (FOP) es una cardiopatía congénita presente en el 30% de la población. No se ha demostrado que por sí mismo aumente el riesgo de accidente cerebrovascular pero, los pacientes con ictus criptogénico, es decir sin determinar la causa, tienen una prevalencia de FOP significativamente mayor y hasta el 40% de los pacientes que han desarrollado un ictus tienen FOP”.
El FOP se asocia a otras anomalías como el aneurisma del septo interauricular (ASA), la red de Chiari y otros. “Varios estudios han asociado la presencia de ASA con ictus y la combinación de ASA y FOP se ha mostrado como factor de riesgo para ictus recurrente”, comenta el especialista.
La valoración inicial de un paciente con sospecha de FOP comienza con un ecocardiograma transtorácico (ETT) con test de burbujas. “El diagnóstico se confirma inyectando por una vena suero fisiológico con burbujas de aire en su interior y comprobando el paso de las burbujas a través del foramen oval, generalmente con un ecocardiograma transesofágico (ETE) que nos permitirá un mejor estudio del FOP y del septo interauricular”, comenta el doctor Baello quien subraya que “otro método que puede ayudar en la detección de comunicación derecha izquierda es el Doppler transcraneal con contraste o solución salina agitada”.
El tratamiento de los pacientes con foramen oval permeable debe individualizarse en función de los síntomas que presente el paciente. Si no existen síntomas no suele ser necesario ningún tratamiento. “Si se ha producido un ictus, puede optarse por tratamiento preventivo de un nuevo episodio mediante medicación (antiagregantes o anticoagulantes), o, en algunos casos, por el cierre del foramen, que puede realizarse colocando un dispositivo que se introduce en el corazón a través de las venas, generalmente la femoral (cierre percutáneo) o mediante una intervención quirúrgica”, afirma el especialista.
Según el doctor Baello, “las indicaciones para someter a un paciente a un cierre percutáneo del FOP es fundamental para la prevención secundaria en ictus, accidente isquémico transitorio u otro embolismo sistémico paradójico. Así como en enfermedad por descompresión, síndrome de platipnea-ortodesoxia y en algunos casos seleccionados de migrañas con aura”.
“Habitualmente bajo profilaxis antiagregante y antibiótica, anticoagulados con heparina y bajo control visual tanto angiográfico como por ecocardiografía transesofágica, -explica el profesional-, se procede, con acceso normalmente venoso femoral, se hace avanzar un catéter hacia cavidad auricular izquierda. Se cruza por el foramen oval permeable hacia la aurícula izquierda y se sitúa una guía en vena pulmonar, sobre la que se hace avanzar el dispositivo a emplear, formado por dos discos, uno para la vertiente auricular izquierda del septo y otro para la vertiente auricular derecha”.
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