La banda valenciana Smoking Souls presenta La Cura, su quinto álbum de estudio en el que han decidido arriesgarse en el reto de producir cada una de las canciones que componen el disco en un estudio diferente y de la mano de 9 productores
VALÈNCIA. Existen formas y formas de reinventarse en la música, y experimentos que pueden salir bien o estrepitosamente mal. Los integrantes de Smoking Souls han decidido arriesgar por uno de esos en los que cualquier productor se tiraría de los pelos, y en este caso lo harían 9 de ellos. Durante 5 semanas han visitado hasta 7 estudios de todo el estado español para poder juntarse con 9 productores que han producido 7 canciones que componen el alma de La Cura, su nuevo disco. Este trabajo hace referencia al contexto pandémico, a como la música se convierte en un refugio sustancial para la salvación personal frente a una distopía mundial, tal y como lo define la voz de la banda Carles Caselles es una “cura” contra la desesperación humana, y una forma de ofrecer unos cuidados desde la cultura. El experimento de este disco se ha construido en 7 laboratorios diferentes y con 9 científicos metiendo mano, aunque manteniendo la fórmula Smoking Souls... y unas simples claves.
“Si vamos a reinventarnos hay que hacerlo por completo”, determina el batería Josep Bou, quien en una conversación con Caselles y el guitarrista Pau Camps determinó que era necesario arriesgarse por completo para producir un trabajo totalmente nuevo. Tras un escenario pandémico y con motivo de subsistir los integrantes del grupo vieron que era necesario tomar algún riesgo para poder generar un trabajo potente e innovador, fue ahí cuando surgió la idea de una reinvención a través de las manos de los productores, ya que de esta forma se mantendría la esencia que se vivía en el local de ensayos. Camps es de aquellos que piensa que merece más la pena la experiencia que la foto del recuerdo, y en base a esa idea se ha construido este trabajo: “Estando en conversación previa a esta locura nos dimos cuenta de que al final lo que recordamos son las experiencias irrepetibles, y no cuantas veces hayamos tocado en un festival en concreto”, reflexiona el guitarrista, “si queríamos salir de la zona de confort esta era la mejor manera de hacerlo a lo grande”.
Llevando una idea clara de los temas que querían desarrollar en su álbum se fiaron a ciegas de Sam Ferrer, quien en la etapa de preproducción del álbum hizo la selección de los lugares en los que se iba a gestar La Cura. Maleta preparada y grabadora en mano Smoking Souls se embarcó en un viaje de cinco semanas con casi todas las letras preparadas para grabar su quinto disco. Ferrer actuó como nexo entre la banda y los estudios, llevando las canciones tal y como se habían grabado en el local hacia los nuevos oyentes que las interpretarían desde cero. “Ha sido una experiencia que tenía todas las papeletas de ser un fracaso, pero sorprendentemente ha salido todo muy bien… nos ha pillado en el mejor momento como banda”, aclara Camps. La salida de la zona de confort ha permitido una reinvención obligatoria del grupo, una adaptación al entorno y un reto que ha sido superado con creces.
Uno de los distintivos de Smoking Souls es trabajar con la lengua como vía y no emplearla como una herramienta. Mientras que grupos valencianos como El Diluvi se esfuerzan en reinventar la lengua a través de nuevos formatos Smoking Souls defiende la lengua usándola, así de simple: “Nosotros nunca hemos tenido una canción que reivindique la lengua, ni nuestra letra habla de ello”, determina Camps, “utilizamos nuestra lengua porque entendemos que un país normal la utiliza para contar las cosas cotidianas y no es necesario hacer bandera o política de eso, la política la tenemos clara pero no pretendemos hacer un manifiesto o slogan de las otras canciones”. Esta forma de abordar el valenciano desde la música defiende una reivindicación desde la normalización, y un discurso claro que funciona a través de las sintonías y no del mensaje a transmitir. El disco incluye también estrofas tanto en castellano como en gallego, defendiendo la idea de com més sucre, més dolç e incluso se abandera de haber logrado que el burgalés David Ruiz (de la MODA) haya cantado una estrofa en valenciano.
Lo que supone el reto para la banda lo es también para los productores. La única norma inquebrantable desde este experimento sin ley era que en ninguno de los productores podía escuchar un tema que ya se hubiera grabado en otro estudio diferente, de tal forma trabajarían sin ningún ejemplo ni condicionante externo. “Cuando llegábamos a los estudios nos preguntaban si podían escuchar las canciones que habíamos grabado anteriormente, pero decidimos decirles a todos que no”, explica Camps, determinando que esa era la forma de asegurar que cada productor trabajara libremente los temas, “el riesgo estaba ahí, y asumirlo formaba parte de todo este experimento”.
Otra forma de arriesgar para la banda fue llevar su tema L'incendi sin terminar de escribir al estudio. Los chicos de Smoking Souls estuvieron la noche anterior escribiendo el tema, y al llegar al estudio en parte improvisaron sobre este, una libertad que no hubiera sido posible si se hubiera trabajado siempre con un productor único y en un mismo estudio. En el momento de escuchar el disco conjuntamente se dieron cuenta de que el experimento si que había funcionado. “Los estudios han respetado mucho las canciones y más aún los cambios que hemos hecho sobre ellas”, aclara el bajista Miquel Álvarez, quien asegura que se trata de uno de los discos más democráticos y participativos de la banda, donde han podido atreverse al “a ver que pasa” y han visto que no solo quedará para el recuerdo sino en que ha resultado como un experimento de éxito, que ahora tiene que habitar los escenarios, el lugar donde debe estar.
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