VALÈNCIA (EP). El 70% de los damificados por esta DANA se recuperará con sus propias fuerzas y el apoyo natural de sus familias, un 30% necesitará una ayuda profesional en mayor o menor grado y "solo un grupo muy reducido, afortunadamente, van a desarrollar un estrés postraumático con efectos a largo plazo".
Así, lo ha señalado el portavoz del Col.legi Oficial de Psicologia de la Comunitat Valenciana (COPCV) y psicólogo especialista en catástrofes, Juan Rodríguez, en un comunicado a la población afectada por las inundaciones, en el que explica las medidas puestas en marcha para evitar que los damnificados desarrollen un estrés postraumático.
Al respecto, recalca que el Colegio "desde el minuto uno teníamos un objetivo claro: cómo ayudar a las personas que más necesidad tienen, dónde hacerlo y cómo hacerlo". Por ello, han creado la Plataforma DANA en Acción Directa, integrada por el COPCV, los Grupos de Intervención Psicología de Emergencias y Catástrofes (GIPEC), Psicoemergencias y Psicólogos y Psicólogas Sin Fronteras (PsF).
Además, se ha puesto en marcha un servicio de atención directa en la sede del COPCV en Valencia, donde "un equipo de 50 profesionales están trabajando en estos momentos de forma incansable para darles lo mejor de ellos con una gran profesionalidad".
Además, se han habilitado unas líneas de atención telefónica para la atención las personas afectadas en el 96 045 02 30; para la atención a colegios profesionales y empresas en el 96 045 02 31; para el asesoramiento a profesionales de la Psicología que estén desarrollando su labor en las zonas afectadas en el 96 045 02 32; así como para la Atención Psicológica Telefónica a Mujeres en Periodo Perinatal en el 96 045 02 35.
Los cuatro teléfonos están en marcha de 10.00 a 13.00 horas y de 16.00 a 18.00 horas todos los días de la semana y todos ellos están atendidos por psicólogos expertas en el ámbito de las emergencias.
"Todo este dispositivo de ayuda del Colegio Oficial de Psicología está pensado por y para ustedes y con la emoción contenida, porque vivir desde cerca todas estas situaciones impacta profundamente a cualquier persona, a nosotros como profesionales también, decirles que con todo respeto, con todo el cariño, con toda la humildad, nos tienen a su disposición cuando lo deseen", señala.
Asimismo, han elaborado un follote en el que recogen información personas afectadas y familiares con recomendaciones. Así, recalcam que el apoyo psicológico en el ámbito familiar y social es un factor "importante para reducir el impacto de un acontecimiento traumático, desarrollando actuaciones que eviten la cronificación de los síntomas".
Así, a los amigos y familiares de un afectado señala que inmediatamente después del hecho traumático deben estar atentos a su restablecimiento físico, la alimentación, descanso, temperatura; establecer contacto físico adecuado, con abrazos y acompañándoles; y los deben tratar de escuchar sin interrumpir, evitando preguntas incómodas y sin minimizar lo que le ha ocurrido. Del mismo modo, deben respetar su silencio e intimidad y orientarles en aspectos concretos respecto a las cosas que puede hacer para paliar la desorientación, pero no intentar resolverlo todo en ese momento.
Los días después deben mantener el contacto y apoyo; evitar que se sienta solo y escucharle y tranquilizarle sobre sus miedos, permitiendo su desahogo emocional, como la liberación del llanto o de la rabia contenidos; y no dar consejo si el afectado no lo pide, pero sí ayudarle a pensar y a tomar decisiones mediante la escucha activa.
Del mismo modo, señalan que no hay que evitar hablar del tema, sino ayudar a asimilarlo y si el afectado así lo desea, dejar que esté solo en algún momento. Además, deben procurarle el descanso, ayudándole en las tareas y responsabilidades diarias, trámites y animarle a que realice actividades que prevengan enfermedades y mantengan la salud como ejercicio físico, hábitos alimentarios adecuados.
Asimismo, explica que hay una serie de reacciones esperables y habituales que no son patológicas tras un acontecimiento traumático como el bloqueo emocional; la anestesia afectiva, desapego, y cambios bruscos de mostrar insensibilidad a reacciones emocionales intensas.
Asimismo, surgen momentos de negación, incredulidad o reacciones agresivas, irritabilidad, dependencia o tristeza profunda como el llanto. También aparecen problemas de sueños; alteraciones de la conducta alimentaria; sentimientos como angustia, miedo, culpa; apatía y esmotivación; somatización; amnesia selectiva; ideas irracionales sobre comportamientos activos o pasivos en el momento del hecho, autorreproches; pensamientos recurrentes; confusión, problemas para concentrarse, problemas de memoria y dificultades para retomar la vida normal.
Sin embargo, cuando estos síntomas se alargan en el tiempo o son excesivamente intensos, pueden requerir apoyo psicológico y en ese caso, se debe acudir al centro de salud y coméntaselo al médico, para ser derivado al especialista.