VALÈNCIA. La Comunitat Valenciana recuperó la normalidad en su día, el 9 d'Octubre. Después de que el año pasado buena parte de los actos tuvieran que modificarse o en algunos casos cancelarse por la pandemia de coronavirus, la festividad valenciana volvió a brillar con todo su esplendor y con la mirada muy puesta en el futuro y la recuperación post coronavirus, en los retos y anhelos del pueblo valenciano. La agenda se desarrolló con cierta tranquilidad y dejó detalles que hacen pensar en una 'nueva normalidad'.
El día después del anuncio de que se levantan casi todas las restricciones sociales en el territorio valenciano tras la pandemia, el president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, aprovechó el acto institucional habitual en el Palau de la Generalitat para abrir la puerta a una nueva etapa: "Es el primer día de la nueva vida", dijo el titular del Consell. El coronavirus, en este caso la superación de la pandemia, marcó el devenir del día de la Comunitat hasta el punto de que en la cita se entregaba la Alta Distinción de la Generalitat al equipo de sanitarios encargado de la vacunación durante los últimos meses.
La intervención del president, que no dejó grandes novedades respecto a otros años, instó a "elevar el clamor por la justicia de las Germanías, cuando se cumplen 500 años de este movimiento, en financiación, frente al dumping fiscal y para descentralizar instituciones" y, en ese sentido, exigió una "segunda transición territorial" de la España autonómica y unos nuevos pactos autonómicos. Y dijo incluso que "eso que vale para España sirve también para la Comunitat Valenciana", deslizando que la descentralización también debe ejecutarse en las instituciones valencianas.
Tanto es así que Puig instó a "estirar políticamente, económicamente y emocionalmente la Generalitat a tierras más alejadas" de este Palau, que este año cumple los 600 años, y acortar distancias con todas las comarcas de Alicante, Castellón y Valencia". "Es la lección que nos dejó la Vega Baja después de la DANA, para coser se necesita hilo y aguja, recursos y voluntad, unir desde la diversidad".
Por su parte, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, fue un punto más reivindicativa y recalcó la necesidad de contar con una financiación "justa" que permita dar "unos servicios para el bienestar y desarrollo personal" a cada hombre y mujer que conforma el pueblo valenciano. Así, cito al 'jurat en cap' Francesc de Vinatea, para quien el valenciano es "un pueblo franco y no subyugado". La financiación, dijo, es "justamente el origen y esencia de la Generalitat", institución que "da carta de naturaleza al autogobierno valenciano".
La cita, que también premió al hematólogo Miguel Ángel Sanz, la ingeniera técnica agrícola Regina Monsalve, y la investigadora Dolores Corella, contó, como es habitual, con la plana mayor de la política valenciana. Desde representantes institucionales como los ministros Diana Morant y José Luis Escrivà, el alcalde de València, Joan Ribó, el presidente de la Diputación, Toni Gaspar, el presidente de Les Corts, Enric Morera, o la delegada de Gobierno, Gloria Calero, pasando por consellers, hasta ex presidents de la Generalitat como Joan Lerma, Alberto Fabra o incluso Francisco Camps, que volvía a acudir al acto tras una década de ausencia.
Curiosamente, no se repitió la fotografía de tres ex presidentes sentados juntos como suele suceder todos los años. Este año, Camps estuvo separado de sus dos homólogos por Toni Gaspar, y se encontraba sentado justo al lado del nuevo presidente del PP valenciano y presidente de la diputación de Alicante, Carlos Mazón; es la nueva normalidad popular. Fuentes presenciales aseguraron a este diario que no había habido ningún intercambio de sillas: era el orden previsto para la ocasión este año.
Mazón acudía por primera vez después de ser ratificado el pasado mes de julio como máximo dirigente popular en la Comunitat y también apuntó que el 9 d'Octubre "es un día que tiene que abrir la puerta a un nuevo tiempo de esperanza". Por ello instó al president a "reivindicar" la Comunitat Valenciana "como corresponde en todos los lugares" y lamentó que Puig no aprovechara la presencia de dos ministros para exigir cuestiones como el agua o las infraestructuras.
Ciudadanos tiró por la falta de autocrítica. La coordinadora autonómica y diputada nacional, María Muñoz, pidió más "humildad" en el discurso del president, al que pidió "bajar a la calle" y ver la situación en la que se encuentran muchas empresas y familias. A su juicio, Puig fue este sábado "poco realista, como si no viviera la realidad que viven muchos valencianos". "Está muy bien recordar que parece que lo peor de la pandemia ha pasado, recordar que casi el 90% de los valencianos estamos vacunados, pero que baje a
la calle, que vea todos los negocios cerrados, que piense en familias que no llegan a final de mes o las empresas que tienen dificultades con el precio de la luz disparado y los impuestos altos", dijo la portavoz.
Por su parte, la formación política Vox decidió no acudir al acto institucional del Palau de la Generalitat al considerarlo una cita "de autobombo" del gobierno del Botànic -PSPV, Compromís y Unides Podem-. Ciertamente, la ausencia no contó con demasiada atención por parte de los asistentes. Con todo, su portavoz Ana Vega sí dijo que el partido estaría presente en la procesión cívica de la ciudad de València que tuvo lugar poco después.
La procesión cívica, que tuvo lugar sobre las 11.30, contó con el desfile de unas 340 personas, un centenar menos de lo habitual debido a la situación sanitaria, según dijeron en el consistorio. La marcha se desarrolló con cierta tranquilidad respecto a otros años y sin incidentes destacables, más allá de que se tuvo que modificar el trayecto con motivo de las obras en la plaza de la Reina.
La Reial Senyera fue portada en esta ocasión por la concejala de Desarrollo Económico, Deportes y Personas Mayores, Pilar Bernabé, que se mostró "muy ilusionada", por la calle de las Barcas y Pintor Sorolla hasta el Parterre y regresó de nuevo hasta el consistorio por las calles Colón y Roger de Lauria. "Había muchas ganas de salir", reconoció Bernabé, quien dijo haber notado "el cariño de los valencianos y las valencianas con la Senyera".
Más allá de algunos gritos contra dirigentes políticos, el incidente más reseñable tuvo lugar cuando la comitiva de Compromís València no pudo desfilar al no poder acceder a la zona habilitada. La coalición valencianista que lidera Joan Ribó en el Cap i Casal llegó a pedir la dimisión de la delegada del Gobierno en Valencia, Gloria Calero, al haber impedido "hacer el recorrido de la procesión del 9 d’Octubre a Compromís, PSOE y Podemos, mientras le ha puesto todas las facilidades para hacer el recorrido a PP, Ciudadanos y al partido de ultraderecha Vox, además de otros grupúsculos de extrema derecha".
El alcalde de València, Joan Ribó, insistió en que el día de la Comunitat "señala con claridad la nueva normalidad una vez pensamos que la pandemia está superada". No obstante, incidió, "pese a que estamos en una situación de práctica normalidad no hemos de olvidar que la pandemia aún continúa y hemos de tener todas las precauciones que pide Sanidad". El alcalde, además, instó a "continuar reivindicando una financiación autonómica adecuada infraestructuras ferroviarias potentes como se merece la ciudad y la necesidad de organizar el área metropolitana".