ALICANTE. El puerto de Alicante ha sido noticia en los últimos días por el enfrentamiento entre el presidente del consejo de la Autoridad Portuaria, Juan Antonio Gisbert, y las asociaciones de vecinos que han liderado la oposición a la actividad de los graneles y que incluso han acudido a la Guardia Civil para evitarla. Sin embargo, este no es el primer episodio de conflicto entre una actividad económica en la terminal alicantina y los vecinos de la fachada litoral de la capital alicantina: hace una década, el rechazo vecinal abortó la gran apuesta del puerto para su ampliación sur, la instalación de una planta de generación de biocombustible.
El Boletín Oficial del Registro Mercantil (Borme) de Alicante ha publicado esta semana, más de diez años después, la extinción de la empresa Biodiésel Alicante SL, la firma que, con Mario Flores como presidente del puerto y Luis Díaz Alperi como alcalde, intentó implantarse en la ampliación sur de la terminal alicantina para producir combustible ecológico a partir de la soja. Creada en 2005, la mercantil asoció a la empresa madrileña Jiménez Belinchón, que ya tenía otras plantas de biodiésel en distintos puertos españoles, la alicantina Vectalia y el vehículo de inversión de las cajas de ahorros españolas, Ahorro Corporación, además de otros socios minoritarios.
Pese a la buena imagen que cabía suponer a un combustible ecológico, los vecinos de Gran Vía Sur se movilizaron para rechazar la instalación de la refinería por los residuos que iba a dejar en la zona su actividad energética. Tras un encendido debate político, que luego se trasladó a los tribunales, y que llegó a enfrentar al Ayuntamiento (PP) con el Gobierno central (PSOE), con el presidente del puerto (nombrado por un Consell del PP, pero dependiente jerárquicamente de Puertos del Estado, en manos del PSOE) en medio, finalmente el Consistorio decidió no conceder la licencia de actividad a la planta. Nunca llegó a empezar a construirse.
En teoría, la planta de Biodiésel Alicante iba a ser el gran motor de arrastre de la actividad en la ampliación sur del puerto, que luego con el estallido de la crisis ha quedado infrautilizada (mientras su concesionaria, Terminales Marítimas del Sureste, atravesaba sus propios problemas hasta pasar a manos de un fondo de inversión australiano). Según Flores, la generación del biocombustible en el puerto iba a abrir una línea marítima con América del Sur que habría servido para ampliar la conectividad de la terminal, lastrada por el potencial de València al norte y Cartagena al sur.
Algo más de diez años después, no queda nada de aquel proyecto, y la empresa acaba de desaparecer oficialmente. Los socios mantuvieron en funcionamiento Biodiésel Alicante (a excepción de Ahorro Corporación, que se retiró el proyecto al no prosperar, obligando al resto a cubrir su parte) mientras seguía vivo el contencioso en los tribunales: primero intentaron obtener la licencia, y al no lograrlo esperaban recibir al menos una indemnización del Ayuntamiento por denegarles el permiso. Una primera sentencia de 2012 les daba la razón. Sin embargo, un proceso iniciado por Esquerra Unida (que supo liderar políticamente las protestas vecinales) terminó con una sentencia del TSJ que anulaba la concesión del permiso portuario, por lo que el Ayuntamiento recurrió y finalmente el Alto Tribunal lo eximió de pagar 800.000 euros a la firma.
La empresa, así, inició el proceso de liquidación voluntaria que ha terminado esta semana con la inscripción de su extinción en el Registro Mercantil. Curiosamente, tres de sus socios también están en estos momentos en proceso de liquidación. Jiménez Belinchón y su accionista mayoritario, Cohergi (entre los dos sumaban el 52% de Biodiésel Alicante) se declararon en concurso en 2012, lograron aprobar el convenio en 2013 y, al no poder cumplirlo, se vieron abocadas a la liquidación en 2015. El proceso sigue su curso. Mientras, la antigua Ahorro Corporación que fue socia de Biodiésel Alicante también está en liquidación, después de que su negocio y su marca fueran adquiridos por los fondos StormHarbour y Atitlan al desaparecer las cajas de ahorros.