ALICANTE. La etapa del actual candidato socialista a la Alcaldía de Alicante, Paco Sanguino, al frente del Teatro Principal puede acabar exponiéndolo a tener que ofrecer explicaciones ante la Inspección de Trabajo. El equipo de Gobierno del PP en el Ayuntamiento de Alicante habría constatado la existencia de supuestas anomalías en la formalización de dos contratos de prestación de servicios con dos trabajadoras autónomas externas al coliseo que venían ejerciendo funciones como responsable de comunicación y marketing y como community manager desde enero y febrero de 2018, respectivamente.
Según fuentes municipales, se ha podido confirmar que dichas autónomas venían ocupando un espacio de trabajo con medios propios en las antiguas instalaciones de la sala de prensa y que, al parecer, las dos solo perciben ingresos del Principal como único pagador, lo que supondría que podría tratarse de una contratación fraudulenta como falsas trabajadoras autónomas. En concreto, en esos contratos se había establecido un periodo de duración de doce meses por un importe global de 16.000 y 14.000 euros. Esa prestación de servicios se habría renovado a principios de 2019.
Las mismas fuentes han precisado que ya se han encargado estudios jurídicos para determinar si corresponde dar traslado de esas contrataciones a la Inspección de Trabajo para que esclarezca los hechos y, en su caso, depure posibles responsabilidades. En esta línea, se apunta a la posibilidad de que las dos trabajadoras puedan exigir que se acabe con esa situación presuntamente irregular y que reclamen ser incorporadas formalmente a la plantilla del teatro, ahora propiedad de una comunidad de bienes formada por el Ayuntamiento de Alicante, el Sabadell y la Generalitat.
La decisión, según las mismas fuentes, se adopta ahora tras haber tenido conocimiento de las presuntas irregularidades, pese a que el actual equipo de Gobierno accedió al poder en abril del año pasado. En esta línea, precisaron que el exdirector no había informado de esas contrataciones al consejo del Teatro hasta nueve meses después de que se formalizasen esos acuerdos de prestación de servicios, en octubre de 2018. Se da la circunstancia de que la actual edil de Cultura, la popular María Dolores Padilla, ya ejercía entonces como responsable administrativa del Principal. Sin embargo, según las mismas fuentes, no estaba informada de ese proceso de contratación.
Sanguino sostiene que sí informó de las contrataciones a la jefa de administración y no puso reparos, y que tampoco los puso el consejo cuando pudo dar cuenta sobre ellas
Por su parte, el exdirector y candidato del PSPV-PSOE, Paco Sanguino, ha defendido este miércoles su proceder al asegurar que él se limitó a formalizar dos contratos mercantiles y que para ello informó y consultó a la subdirectora y responsable administrativa del teatro (es decir, a Padilla) "sin que objetase nada ni alegase ninguna duda, como sí hacía otras veces". En ese momento, según sus explicaciones, "el Teatro no era su único pagador, ahora no lo sé". En esta línea, ha subrayado que él firmó los contratos mercantiles como director del teatro, "pero los pagos mensuales, como el resto de pagos a proveedores que se realizan, los firman la jefa de administración y el presidente, por lo que no pueden alegar que no lo conocían".
Además, ha señalado que no pudo informar al consejo ni a la Junta sobre sus contrataciones hasta que no se convocaron formalmente sus reuniones, después de que se produjese el cambio de gobierno, con la dimisión del exalcalde socialista Gabriel Echávarri y la investidura del popular Luis Barcala.
En esta línea, ha apuntado que, cuando informó sobre ellas, "nadie en el consejo ni en la Junta alegó nada". "Si ahora entienden que debían ser contratos laborales y no contratos mercantiles, me parece perfecto, que lo revisen y que lo analicen, y que evalúen por qué nadie dijo nada entonces y sí lo dicen ahora", ha añadido.
Es más, Sanguino ha sostenido que en ese momento "propuse que esas dos personas pasasen a ser personal del Teatro porque, además, habían pasado a asumir parte de las funciones que ejercía la subdirectora y jefa de administración", es decir, Padilla, después de que se convirtiese en concejal de Cultura. Sin embargo, según ha recalcado, "después me dijeron que no era conveniente formalizar esos contratos a unos meses de elecciones".
Por último, ha asegurado que "me parece bien que se revise el tema, pero que se analice también la situación de otros trabajadores del teatro desde hace 10 o 20 años". En todo caso, Sanguino sí ha admitido que las dos trabajadoras "permanecían mucho tiempo en el teatro porque la labor que tenían que desempañar lo requería".
Fuentes del equipo de Gobierno han replicado que la responsabilidad de las contrataciones era de Sanguino como director gerente y que la jefa de administración no tenía por qué saber qué funciones ni en qué condiciones desempeñaban su labor. Además, han incidido en que, en la documentación recopilada, no queda acreditado ni justificada la conveniencia de esas dos contrataciones. En este sentido, han recalcado que esos encargos externos se formalizaron en los años en los que el Teatro aumentó su déficit y vio que su asistencia en taquilla caía.