La petrolera BP pierde más de 18.000 millones de euros por la crisis de la demanda
La petrolera BP pierde más de 18.000 millones de euros por la crisis de la demanda
CASTELLÓ. BP Oil España, la compañía de la que depende la refinería de Castellón y prácticamente todo el negocio de la petrolera en el territorio estatal, dio en 2019 un nuevo impulso a su facturación hasta rozar prácticamente los 6.500 millones de euros. La firma, con sede en el polígono del Serrallo, creció un 6% hasta alcanzar unas ventas de 6.498 millones, 372 más que un año antes.
El alza, "muy positiva", según se recoge en las cuentas, ya que "todos los negocios" superaron "los planes previstos"; se debió no obstante y sobre todo a la incorporación en diciembre de 2018 de 65 nuevas gasolineras, gracias a la compra de las sociedades Petrocorner Retail y Kingbook Inversiones por 29,5 y 109,1 millones de euros, respectivamente.
En esta línea de negocio, que contó con el alza del precio de los combustibles para aumentar su facturación, BP Oil España destaca en sus cuentas que 124 estaciones de servicio están gestionadas por la filial Markoil. Asimismo, remarca que a finales del año pasado se hizo con otras 14 gasolineras del grupo Comillas, transacción materializada en el Boletín Oficial del Registro Mercantil en la primera mitad de este 2020.
Con ello, la compañía radicada en Castellón cuenta "con 770 estaciones de servicio en España operadas directamente por nuestras sociedades participadas, así como por otros agentes, por medio de contratos de abanderamiento".
Eso en cuanto a la línea de negocio gestionada desde Madrid. En lo que se refiere a la refinería del polígono del Serrallo, la compañía petrolera destaca que el año pasado alcanzó "índices récord en cuanto a capacidad y utilización". De hecho, "durante la primera parte del año", estos indicadores alcanzaron el "97,6% y 88,6%", respectivamente, señala la firma, toda vez que entró totalmente en producción la torre de vacío cuya instalación finalizó a finales de 2018.
Eso sí, tras esa primera parte del año, la planta petroquímica del Grau de Castelló no funcionó al mismo ritmo debido a que tuvo que llevar a cabo las paradas de mantenimiento "pospuestas del año anterior", señala la firma en su informe de gestión.
Todo ello se reflejó en los resultados netos de la compañía, que cayeron un 57% hasta los 97 millones de euros, frente a los 228 del ejercicio anterior, cuando también contó con 98 millones de dividendos de BP Gas Europe. Y es que la volatilidad del precio del crudo se dejó sentir, así como también los pagos por las nuevas gasolineras. En cuanto a la situación financiera del grupo, sus activos han aumentado otro 56% hasta los 1.304 millones de euros, pero su pasivo se ha doblado hasta los 1.276. De este, la mayor parte son deudas con empresas del grupo, por valor de 570 millones de euros.
En este contexto, para este año las perspectivas de la firma radicada en Castelló es la de "continuar mejorando los resultados mediante la implementación de nuestra estrategia de crecimiento", pero no esconde que no son pocas las dudas que atenazan estas previsiones. Entre ellas estaba, antes de la pandemia sanitaria, el menor crecimiento de la economía española respecto a años anteriores, la caída del consumo privado "y la incertidumbre política derivada de la inestabilidad del Gobierno español y de la negociación del Brexit".
Tanto es así que esta ralentización de la economía española "ha tenido un impacto negativo en el consumo de productos petrolíferos en el mercado interior, que después de cinco años de subidas continuadas ha terminado con una caída del 0,6% consolidando la desaceleración que veníamos observando respecto a años anteriores, aunque seguimos con ratios superiores al resto de países de la zona euro".
Y esto se ha visto agravado en el presente 2020 debido a la incidencia de la pandemia sanitaria. La consecuencia más directa la percibió la compañía en los meses de marzo y abril, cuando registró una caída de las ventas "aproximadamente del 30% y 48%, respectivamente", cuando la actividad en la planta también quedó en mínimos. Todo esto conlleva una "incertidumbre" que "convertirá el año 2020 en un reto para nuestro negocio y para toda la economía en general".
Máxime cuando, a nivel mundial, el grupo ha anunciado un plan de reconversión que conllevará el despido de 10.000 empleados y del que todavía no se conoce el impacto en la refinería castellonense. Y es que las previsiones en las pérdidas, cifradas en 15.000 millones en un principio, se han visto incrementadas hasta los 18.000 millones, como recoge el balance del tercer trimestre publicado estos días.
La petrolera BP pierde más de 18.000 millones de euros por la crisis de la demanda
En esta tesitura, y a pesar de destacar constantemente que la refinería castellonense es "uno de nuestros principales activos en España", ya que está "considerada como la mejor planta industrial del grupo BP", la filial española no esconde que debe abordar la "transición" hacia la "economía descarbonizada" que promueve la multinacional nacida en Reino Unido.
Entre los nuevos modelos de negocio que se busca fomentar "alrededor de las energías renovables", en España la apuesta se centra "en la producción de biocombustibles y la generación y comercialización de electricidad de origen renovable". La fabricación de biocombustibles ya es una labor que lleva a cabo la refinería "desde 2016", según recogen las cuentas, pero el procesamiento de crudo sigue siendo su principal actividad.