CASTELLÓN. Carlos Fabra, el que fuera presidente de la Diputación provincial, máximo dirigente del PP de Castellón, condenado y encarcelado por delito fiscal aunque exonerado de los múltiples casos de corrupción de los que fue acusado, como él mismo trata de justificarse, presentó este viernes el libro Fabra, y ahora qué, escrito por el periodista Jesús Montesinos en el que se ofrecen diversas reflexiones del personaje tras su paso por prisión. Este libro "no es una vendetta y si alguien lo piensa así, se equivoca", esgrimió ante un centenar de personas que se dieron cita y que, en su mayoría, formaban parte del círculo más íntimo de colaboradores y amigos que lo arroparon tanto en sus días de vino y rosas como en el ocaso de su vida política.
El espacio cultural La Bohemia, regentado por su antiguo asesor de prensa en la Diputación, Manuel Vives, fue premonitorio de la falta de hostilidades hacia un personaje que hoy lidera un fabrismo ya muy entrado en edad, repleto de ex, que pasaron uno por uno, y una por una, por la mesa de las rúbricas por parte del protagonista que, si bien, no escribió este libro, es la remoración selectiva de sus vivencias.
Como testigos del momento se vieron caras muy conocidas en otro momento político, como la del que fue vicepresidente de la Diputación de Castellón y del Consell, Víctor Campos; o exdirigentes del partido y reconocidos fabristas como la que fuera vicepresidenta de la corporación provincial, Esther Pallardó; el exdelegado del Consell Ximo Borrás; el exdiputado Vicent Aparici u otros ex como el edil de Castellón José Masip o el aún hoy en activo diputado del PP y exalcalde de Burriana, José Ramón Calpe. Además, no faltó una nutrida presencia de trabajadores de la Diputación o del Hospital Provincial de Castellón, del que Fabra fue impulsor de una amplia remodelación. Entre ellos, el antiguo jefe de Psiquiatría, Francisco J. Traver, o el que fuera presidente del Colegio Oficial de Médicos de Castellón, José Antonio Herranz.
Aunque más moderado en sus interpelaciones, Fabra sigue conservando la elocuencia del político que fue y, durante su intervención, dejó claro que, de las más de trescientas páginas de la publicación, apenas dedica a la política unos pocos párrafos en los que el PP, eso sí, es el centro de sus críticas. Sin dar nombres en la presentación -sí lo hace en el libro- reprochó a los actuales dirigentes del partido haber dejado caer a un PP "que ganaba elecciones" y que tejió la provincia de grandes infraestructuras viarias. Así, hizo una larga relación de las actuaciones que, bajo su mandato, se llevaron a cabo, como el soterramiento de la vía férrea en Castellón, la circunvalación de la capital, los palacios de congresos y de la Festa, la nueva comisaría provincial o la conversión del Hospital Provincial en un referente oncológico. "Mirad como estaba y mirad como está [el Hospital Provincial]", esgrimió, para recordar que "no había una semana que se acercara una o dos veces al centro para interesarse por cómo iba", en clara crítica a los actuales gobernantes.
La intervención del exdirigente popular fue precedida por la presentación a cargo de Montesinos, quien hizo énfasis en que el libro era una larga aspiración, desde el estallido de lo que en su día se llamó caso Fabra o caso Naranjax, dependiendo del medio que lo suscribiera y que fue, a ojos del poder mediático, la antesala a los episodios de corrupción que asolaron la Comunitat Valenciana. El periodista y autor del libro habló de "montaje y conspiración mediática para involucrar a Fabra en la corrupción", cuando, dijo, "fue exculpado de todos estos delitos", al tiempo que habló de "que se llegó a crear una realidad paralela" que "no tiene nada que ver con la realidad". Finalmente, el autor señaló que la obra sale de las reflexiones en la cárcel, "un lugar que marca profundamente al protagonista", al tiempo que relató el pensamiento de un condenado en el momento de entrar en prisión: "Quién me odia tanto como para traerme aquí".
Sin embargo, Fabra subrayó que este paso, el del libro, no lo da como venganza, aunque sí reprochó la actitud de aquellos que "han echado por tierra lo que construimos durante tantos años".
Acompañado por su mujer, Amparo Fernández, Carlos Fabra cogió el testigo para agradecer la presencia de los presentes y enfatizar de que no cobrará "ni un euro" del libro y que toda la responsabilidad, "para lo bueno o malo recae en el autor", en referencia a Montesinos. "Nadie me condenó por corrupción", volvió a esgrimir y "cuando se me exonera en la Audiencia Provincial, ni Fiscalía ni la acusación particular recurrieron", explicó.
"El objetivo era desacreditarme, a mí y a Rita Barberá, hasta que ella no pudo resistirlo", enfatizó el exdirigente popular, quien tuvo palabras de agradecimiento especialmente a su familia, que ocupa, en gran parte, cada uno de los episodios que se relatan en la obra. "Me siento gratamente correspondido por la gente allí por donde voy, pero también hay gente a la que no le gusto, pero eso está bien. Hace tiempo que las opiniones únicas ya no se dan. Y eso está bien". Fue antes de comenzar a firmar volúmenes y saludar a viejos amigos, colaboradores y simpatizantes del fabrismo. Hubo ausencias, sí. Y tampoco pidió perdón por sus delitos, pero es que no era el momento ni el ambiente propicio para ello.