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director de 'Lo dejo cuando quiera'

Carlos Therón: "Las cosas que no se han superado son las que duelen, esas que no han cicatrizado" 

7/04/2019 - 

CASTELLÓ. El cine español lleva tiempo ofreciéndonos comedias desternillantes que rápidamente conectan con el público, comedias que desde los problemas cotidianos extraen el jugo para sacarnos una sonrisa cómplice. Lo vimos hace poco con Sobre el mismo techo y la crisis de los cuarenta mezclada con la hipotecaria, y ahora lo volvemos a ver de la mano del salmantino Carlos Therón con el remake de la italiana Smetto quando voglio, que aborda la falta de futuro profesional para los más preparados. El productor castellonense, Fernando Bovaira, con Mod Producciones, sigue apostando por la comedia ligera pero con poso ácido en Lo dejo cuando quiera.

El director se acercó hasta Los Preestrenos del Festival Antonio Ferrandis en Kinepolis (Paterna), para contarnos cómo se metió en un proyecto tan atractivo.  Yo acababa de hacer Es por tu bien, con Mediaset - la tercera película más taquillera de 2017 con casi 10 millones de recaudación- y estaba trabajando en la serie de Berto, Mira lo que has hecho, entonces Telecinco, que había comprado los derechos de la película italiana de alguna manera pensaron en ponerme en contacto con Mod Porducciones para ver qué salía”, comenta Therón. 

Antes de atreverse a un remake uno debe ver el original, encontrarse a gusto con lo que le transmite la historia, su narrativa y comprobar si funciona. Yo vi la película italiana, solo la he visto una vez y no la he vuelto a ver, y ya me centré en el guión que estaban escribiendo en Cristobal Garrido y Adolfo valor, que venían de la serie Cuerpo de élite”, apunta el salmantino. Con todo, el director debe hacer suya la obra. “Nosotros desarrollamos su guión, ellos habían cogido las primeras claves: la idea de que estos profesores por accidente encuentras una forma de vender unas pastillas que te hacen más feliz. El resto de la película se parece bastante poco, para empezar hemos introducido los personajes femeninos que solo había uno”. Cada país tiene su personalidad, su ADN cómico. “Sabiendo lo que funciona, vamos a convertirlo en una cosa que sea muy española y que funcione en nuestro lenguaje”, remarca.

No podemos obviar alguna referencia a Breaking bad y a su protagonista Walter White, incluso lo mencionan en el filme. Que unos químicos trafiquen con drogas no parece algo raro, pero unos profesores sí, aunque en ocasiones, como comenta el director, la ficción supera a la realidad. “Yo estudié en Salamanca, cuando yo estaba estudiando hubo detenciones en el laboratorio de química, porque esto pasó de verdad, había unos profesores que estaban haciendo unas pastillas”, dice Therión riéndose ante mi incredulidad. La trama también navega en el lodazal dejado por la crisis, ese chapapote de sueños rotos en el que era difícil salir a respirar. “Por otra parte está el proceso de enfrentarte a la crisis, yo soy mayor pero lo he visto en mi hermana pequeña, ella ha tenido que borrar del currículum que es psicóloga para trabajar en algún sitio, es muy triste pero a la vez es muy divertido, entonces podemos jugar con eso y reflexionar sobre esto”, señala el director. Con la crisis muchos jóvenes preparados tuvieron que emigrar a otros países, se sintieron engañados, les robaron su parte. “Las crisis generan estas cosas, estos chicos dicen, me han quitado mi parte, alguien ha roto el trato: yo estudio y tengo un trabajo”, resume muy gráficamente Carlos. 

A pesar de todo, ahora podemos reírnos de la crisis, al menos satirizar algunas de sus efectos. Carlos muestra cómo desde el humor se puede narra la historia reciente de España desde la perspectiva que nos ofrece el tiempo. “Las cosas que no se han superado son las que duelen, las cosas que no han cicatrizado. La crisis ahora está empezando a cicatrizar, todavía no se ha superado del todo, pero ahora hemos aprendido a vivir con ella, comenta. La crisis lo cambió todo el paisaje y hasta a las personas. De criarte en un sitio que pensabas que iba a mejor y desapareció”, reconoce el director. Es lo que decía Woody Allen en Delitos y faldas (1989), comedia es igual a tragedia más tiempo, puedes hacer chistes sobre las víctimas de Titanic cuando han pasado cien años, no cuando han pasado dos”, concluye.

Theron está íntimamente ligado a Castellón, para ser más exactos geográficamente, con Peñíscola. Allí dirigió una de las mejores, y más injustamente tratadas, series nacionales, El Chiringuito de Pepe, lugar que todavía buscan los turistas. “Yo entré en la serie y ya se había decidido que se hiciera allí, la primera temporada la hicimos entre dos directores, Jesús Colmenar y yo”, comenta. La serie muestra la ciudad en todo su esplendor, un lugar perfecto para rodar por su belleza. “Nos dejamos la piel en la primera temporada haciendo algo que no solía hacerse, que era hacer una comedia y cuidarla. Antes no se cuidaba tanto la fotografía o la forma de rodar”, admite sobre la forma de trabajar en las comedias televisivas. Durante los 26 capítulos Carlos fue muy feliz en Peñíscola. “De los recuerdos más bonitos de toda mi carrera está cuando se emitió el primer capítulo. Estábamos rodando en Peñíscola y en el hotel donde nos quedábamos siempre, en la terraza nos juntamos todo el equipo a verlo, y a la vez en la competencia estaban emitiendo Fuga de cerebros 2 (2011). Era una pasada estar con todo el equipo y fue mágico verlo en el mismo sitio donde lo habíamos rodado”, recuerda emocionado mientras nos despedimos.


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