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Cerámica Gómez-Oneker busca oxígeno con un nuevo socio o una venta tras cesar la producción

18/11/2019 - 

CASTELLÓ. Cerámica Gómez, conocida habitualmente por el nombre de su principal marca Oneker, busca oxígeno para continuar viva. La compañía azulejera castellonense está actualmente en negociaciones para tratar de encontrar un comprador o un nuevo socio que le permita retomar la producción, que cesó el pasado mes de octubre, tal y como reconocen fuentes de la propia compañía. 

En sus instalaciones de la carretera de Ribesalbes, la firma trabaja actualmente únicamente en la comercialización y dispensación de producto acabado. A día de hoy, personal de cargas, administración y comerciales se ocupan en las labores para dar salida al producto que tiene acumulado y "dar servicio a los clientes", apuntan las fuentes empresariales. 

Y es que en octubre la firma apagó los dos hornos con que elaboraba hasta ese momento una diversidad de formatos y productos (gres, porcelánico, revestimiento...). Lo hizo después de pactar un expediente de regulación de empleo para 73 personas, detallan fuentes sindicales. De ellas han abandonado ya la firma una gran cantidad, con unas condiciones algo mejores que las mínimas: 24 días por año con un total de 14 mensualidades, apuntan desde los sindicatos. 

A pesar de que la empresa no descarta ninguna posibilidad, incluso la de la vuelta a la producción por sí misma "de unos productos determinados", el hecho de que el ERE sea de extinción apunta a que la vía de futuro más plausible sea la venta... o incluso el cierre definitivo, algo que niega la compañía y que los sindicatos ya prevén "cuando acaben de sacar el material acumulado". 

Víctima de "la presión de las empresas grandes"

Así, Cerámica Gómez, fundada en 1973 y heredera de una tradición cerámica que suma 110 años, atraviesa por los momentos más duros de su historia, algo que se produce debido a "la presión de las empresas grandes", señalan desde la firma castellonense. 

Y ello a pesar de que, según sus últimas cuentas, la enseña de Oneker no estaba expuesta en demasía. La firma redujo el año pasado su facturación desde los 15 millones de euros de 2016 hasta los 11,45 de 2018. Y los beneficios cayeron casi en un 50% anual, de más de 1 millón hace dos ejercicios a cerrar prácticamente en plano el pasado 31 de diciembre, pero aún no había entrado en pérdidas. 

Estas dificultades en la comercialización están así detrás de una situación en la que no ha pesado la deuda, de 2 millones de euros en 2018 (toda a corto plazo y casi en su totalidad con acreedores comerciales), después de reducirla en 1,2 millones respecto a 2017. De hecho, las existencias de tesorería eran mayores (casi 3 millones) y las de producto acabado se elevaban a 3,9 millones. 

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