VALÈNCIA. Alrededor de 400 millones de personas en el mundo padecen diabetes. En casi un 90% de los casos, se trata de diabetes tipo 2, una enfermedad adquirida que disminuye la expectativa de vida de los pacientes y que se relaciona con enfermedades cardiovasculares, lesiones de nervios periféricos, ceguera o insuficiencia renal.
Las personas diagnosticadas de diabetes tipo 2 se han multiplicado por cuatro en los últimos 25 años. Según algunos expertos, esta enfermedad, convertida ya en una epidemia mundial, afectará a más 600 millones de personas en el año 2035: si se sigue esta tendencia, los 55 millones de diabéticos que viven actualmente en Europa se convertirán en 70 millones en menos de 15 años.
La aparición de la diabetes tipo 2 está relacionada con muchos factores. Entre ellos destacan los antecedentes familiares y la genética, pero también otros elementos ambientales como el exceso de peso, la inactividad física o la mala alimentación.
De hecho, los cambios en el estilo de vida, el sedentarismo y el abandono de la dieta mediterránea son los principales desencadenantes del aumento del sobrepeso y la obesidad en la población general, y también de la aparición de diabetes.
Alrededor de un tercio de la población sufre obesidad o sobrepeso. Estas personas tienen un riesgo de padecer diabetes tres veces mayor al de las personas que no tienen obesidad.
Esta evidencia lleva, tal y como explica el doctor Carlos Sala, cirujano bariátrico, jefe de las Unidades de Obesidad de Quirónsalud Valencia y Alicante, a "considerar la diabetes tipo 2 y la obesidad como una sola enfermedad que requiere un tratamiento conjunto" a través de técnicas como la cirugía metabólica.
Pese a ello, el abordaje de obesidad y diabetes de manera conjunta no siempre es fácil. El principal problemas es el diagnóstico tardío de la segunda, algo que puede ser muy peligroso.
"Habitualmente, la diabetes tipo 2 no da síntomas en sus fases iniciales, lo que provoca que, en muchas ocasiones, se diagnostique la diabetes años después, cuando ya ha afectado al organismo y dado lugar a complicaciones", explica el Dr. Jorge Cid especialista en endocrinología del Hospital Quirónsalud Torrevieja.
La cirugía metabólica consiste en aplicar las técnicas de la cirugía bariátrica o cirugía de la obesidad a pacientes con obesidad leve (IMC 30-35) y obesidad severa (IMC 35-40) que sufren diabetes tipo 2 con el objetivo de tratar de manera conjunta ambas enfermedades.
La cirugía metabólica para eliminar la diabetes tipo 2 asociada a la obesidad está recomendada en pacientes con los niveles glucémicos mal controlados (a pesar de la medicación), con un diagnóstico inferior 10 años, que requieren mucha insulina o están a punto de necesitarla y con existencia de reserva pancreáticas.
La mayoría de estos pacientes tienen entre 18 y 60 años, y son personas que no son capaces de seguir una dieta para perder peso ni hábitos saludables.
La cirugía metabólica para la diabetes tipo 2 se realiza a través de dos técnicas: la gastrectomía vertical (o tubo gástrico) y el Bypass gástrico. Ambas se realizan por laparoscopia y son mínimamente invasivas.
La gastrectomía consiste en reducir el tamaño del estómago convirtiéndolo en una especie de tubo, para reducir el volumen de alimentos ingeridos.
La intervención está indicada para pacientes con IMC entre 35 y 45, con comorbilidades leves y con facilidad para la cumplimentación dietética ya que, tras la intervención, es necesario enseñar al paciente a llevar una dieta sana, equilibrada y suficiente.
El bypass gástrico consiste en realizar una reducción de estómago y hacer un cortocircuito en la digestión, uniéndolo a la parte superior del intestino delgado, con el objetivo de reducir el tiempo en el que el cuerpo absorbe las calorías de la comida. Esto provoca que los jugos digestivos se junten con los alimentos en un punto más avanzado de la digestión, de forma que gran parte de las grasas no se absorben.
Esta cirugía metabólica está indicada para pacientes diabéticos con IMC superior a 40 o superior a 35 con comorbilidades, o para pacientes con IMC entre 45 y 55. En este caso, también es necesario un seguimiento dietético y nutricional a largo plazo.
Respecto al éxito de utilizar la cirugía metabólica para tratar la diabetes tipo 2, es muy elevado, según nos explica el Dr. Carlos Sala de Quirónsalud.
"El 80% de los diabéticos dejan de serlo. El 20% restante mejora sustancialmente, además de conseguir una pérdida mayor del 70% del exceso de peso, llegando incluso al peso ideal si el paciente incorpora hábitos de vida saludables, como el ejercicio físico y una dieta sana y equilibrada. Esto redunda en un aumento medio de la vida de los obesos en diez años, unido a una mejor calidad de vida. Resumiendo, “viven más y mejor”.
Y es que, gracias a la cirugía metabólica, es posible acabar con el sobrepeso y con la hiperglucemia, pero también con otras enfermedades asociadas como la hipercolesterolemia (colesterol alto) o la hipertensión arterial.
Además, la mayoría de las personas no requiere tomar medicación ni insulina tras la intervención.
A pesar de su éxito y de la seguridad de la intervención, apenas un 5% de los obesos españoles se someten la cirugía metabólica para la diabetes, generalmente por falta de información o por no tener acceso a unidades especializadas.
Diferentes estudios internacionales constatan que el 65% de los pacientes ingresados en UCI por Covid-19 son obesos con un índice de masa corporal superior a 30.
Además, un trabajo recientemente publicado en la revista “Annals of Medicine” ha comparado datos de más de 11.000 pacientes a partir del Registro Clínico SEMI-COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) confirmando que la glucemia elevada puede servir para “identificar a los sujetos con más riesgo de sufrir una mala evolución de esta enfermedad”. De hecho, la mortalidad alcanza el 41,1% entre las personas con hiperglucemia.
El empeoramiento de los pacientes obesos con coronavirus se produce por diferentes factores relacionados entre sí. Como detalla el doctor Carlos Sala, “los pacientes obesos presentan una mecánica respiratoria alterada, con mayor resistencia al flujo de aire y peor intercambio de gases, menor capacidad pulmonar y menor fuerza de la musculatura respiratoria. Esta peor capacidad para ventilar empeora en situaciones críticas como en el caso de la respiración asistida en las Unidades de Cuidados Intensivos, por la posición, la inmovilidad y la peor adaptación a las mascarillas".
Por otra parte, las comorbilidades asociadas a la obesidad, como patología cardiovascular e hipercoagulabilidad, ocasionan fenómenos tromboembólicos sistémicos que ensombrecen un pronóstico que, unido a la hipertensión arterial, la resistencia a la insulina, la dislipemia (alteración en el metabolismo de los líquidos) y la nefropatía propias del paciente obeso, aumentan la mortalidad ante la infección.
Teniendo en cuenta que la mitad de los españoles tiene sobrepeso y un 25% padece obesidad, las estadísticas son preocupantes: esto quiere decir que "una cuarta parte de la población española está especialmente expuesta a un riesgo duplicado frente al coronavirus”.
Por este motivo, los expertos animan a las personas obesas a tomar las mejores decisiones terapéuticas para mejorar su salud y a acudir a unidades especializadas en caso de necesitar ayuda. La prevención y el control de la diabetes jugarán un papel fundamental, así como contar con expertos especializados en esta área.