CASTELLÓ. Aerocas y Edeis culminan estos días el proceso de integración por el cual la primera asumirá, a partir del 1 de noviembre, la gestión del aeropuerto de Castellón. Se trata de una tramitación compleja y en la que ambas compañías trabajan desde hace más de un año, una vez que pactaron la salida de la gestora en el verano de 2018, algo que comenzó a plasmarse poco después.
Las pérdidas de la actual adjudicataria han llevado a esta situación, por la cual la Generalitat ser hará cargo de la gestión diaria de la infraestructura. Pero esta es una situación sobrevenida para los actuales gestores.
Y es que fue el anterior Consell de Alberto Fabra, en la figura del entonces presidente de Aerocas, José Císcar, que el 27 de mayo de 2014 firmó el contrato para la gestión del recinto con su homólogo de SNC-Lavalin Aeropuerto de Castellón, Alain Russel, el que fijó las condiciones de gestión... y abrió la puerta para la salida de la gestora si esta consideraba que no se estaban cumpliendo sus expectativas.
El contrato que vinculó a Aerocas y SNC-Lavalin incluye una cláusula, a la que ha tenido acceso Castellón Plaza, que establece que, cada 4 años, "a contar desde la apertura al tráfico aeroportuario de las instalaciones, [las partes] se reunirán para analizar cómo han evolucionado las previsiones del Modelo Económico Financiero", entre ellas "el número de pasajeros, de operaciones y los gastos de explotación".
Como puede comprobarse en el cuadro posterior, las previsiones de la adjudicataria y gestora primera del recinto, SNC-Lavalin, establecían que en 2017 ya debía superar los 200.000 pasajeros, cuando en ese año apenas alcanzó los 144.000. Y para 2018, cuando se acordó la rescisión del contrato, se debía rozar los 400.000. El año pasado la infraestructura albergó algo más de 117.000 viajeros. Todo ello demuestra que el estudio pecó de optimismo... y eso que este ya se realizó una vez conocido el impacto de la crisis.
Con estas cifras en sus previsiones, SNC-Lavalin y Edeis han tenido siempre un as en la manga. Y es que la cláusula que aceptó incluir el anterior Gobierno autonómico en el contrato establece que, si el descenso en los viajeros es mayor de un 25% respecto a las previsiones "y en el siguiente periodo de 4 años se prevé que no se va a alcanzar como mínimo el 85% del volumen de pasajeros previsto" (para 2022 se preveía rozar los 800.000), "el contratista tendrá la facultad de resolver unilateralmente el contrato".
Esto se llevó a cabo de forma "ordenada" con la Generalitat, como han recalcado en innumerables ocasiones ambas partes. No en vano, el año de transición de esta salida pactada está también incluido en la misma cláusula del contrato de adjudicación y en los pliegos en que se basó la licitación. La rescisión se produce debido a que tampoco se alcanzó un acuerdo para continuar con la gestión privada. La propia cláusula señala que la ruptura del vínculo contractual se producirá "siempre que estas circunstancias no sean compensables con decisiones organizativas o estructurales o a través de la aplicación de los mecanismos de reequilibrio económico del presente contrato". Es decir, que la Generalitat aporte más fondos para compensar las pérdidas que venía sufriendo la gestora.
Edeis (y antes SNC-Lavalin) dejan el aeropuerto después de haber percibido prácticamente el 90% de los 25 millones que estableció el Consell como compensación por gestionar el recinto... a lo largo de 20 años. Sin haber llegado a la cuarta parte del periodo establecido inicialmente, las dos compañías que han dirigido las actividades del aeropuerto de Castellón han percibido ya más de 22 millones de euros.
A Aerocas tan solo le resta por abonar los 1,6 millones previstos para 2020, 929.000 euros fijados para 2021 y los restantes 366.000 de 2022. A partir de ahí, la gestión debía correr por cuenta de la gestora, según se anunció por activa y por pasiva en 2014, en base a sus ingresos propios. Pero la realidad es que, en apenas 20 días, Aerocas deberá hacerse cargo de los gastos diarios de gestión.