Creixem ja pot atendre 200 xiquets en Vinaròs
Creixem ja pot atendre 200 xiquets en Vinaròs
CASTELLÓ. Grupo Gil Comes celebra este viernes su medio siglo de vida. Y lo hace consolidado como un referente económico del Maestrat. No en vano, en sus instalaciones de la partida Capsades de Vinaròs la compañía emplea a unas 250 personas, procedentes de la localidad, pero también de Benicarló, la Jana o Canet lo Roig.
El empleo es un indicador en el que no ha cesado de crecer la sociedad, que desde 1996 es interproveedor de conservas y semiconservas de Mercadona. Esto se ha reflejado también en la facturación del grupo, que el año pasado alcanzó los 80 millones de euros, cifra que también se prevé que crezca a la conclusión del presente 2019.
Y es que el crecimiento de la empresa está íntimamente ligado al de la cadena de supermercados valenciana. Eso sí, además de su principal cliente, Gil Comes es también líder en el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), donde destina "más del 25%" de su facturación, señalan fuentes de la compañía. De esta manera, está presente en todos los mayoristas cash. Con ello, el 95% de sus ventas proceden del mercado interno.
En cuanto a la exportación, actualmente Japón es el principal mercado para la enseña nacida en Vinaròs a finales de los años 60 del pasado siglo. El hecho de vender en el país del sol naciente, todo un referente mundial en el consumo de pescado, supone "un reconocimiento de la calidad de nuestros productos", apuntan desde Gil Comes.
Ahora, varios meses después de poner en funcionamiento su nueva planta en Nuevo Chimbote (Perú), que ha convertido a la compañía en una enseña "global" al facilitarle "el acopio de materias primas, la elaboración de los productos que pide el cliente y la apertura de canales de distribución", Gil Comes busca precisamente esto: abrir nuevos mercados. Uno de los focos está puesto en los Estados Unidos, pero no es el único.
Además de la planta de Perú, la compañía de Vinaròs también cuenta con otra factoría de procesamiento en Larache, Marruecos. Esta está dedicada fundamentalmente a la elaboración de semiconservas, como las anchoas y los boquerones en vinagre, productos que deben ser conservados en frío. Las instalaciones peruanas se dedican a la elaboración de filetes de anchoa, mientras la planta de Vinaròs trabaja las conservas de sardinilla.
Estos son los tres productos por los que se conoce habitualmente a Gil Comes, que además también procesa otros, como las banderillas en sus diferentes formas. Para garantizarse la mayor calidad en todos ellos, en la empresa tratan de que los proveedores "sean lo más locales posible, siempre que cumplan nuestros parámetros de calidad".
El año pasado el grupo envasó 44 millones de cajas de sardinillas en la planta de Vinaròs y este año prevé comprar 4.700 toneladas de este pelágico. En cuanto a las anchoas, buena parte de su producto procede del Cantábrico, cuyos caladeros se han recuperado después del veto a la pesca de años pasados.
Además de la expansión internacional, Gil Comes, que en todo el mundo emplea a unas 4.000 personas, tiene como reto continuo la consolidación de sus cifras. Y para ello tiene en la reinversión de los beneficios una de sus máximas: "La innovación y la reinversión son necesarias para que el negocio siga siendo competitivo y sostenible, tanto económica, como social, como medioambientalmente".
En este último apartado, por ejemplo, en los últimos años ha acometido la renovación del sistema de refrigeración de su planta castellonense por uno que utiliza el dióxido de carbono (CO2), lo que ha permitido al grupo alcanzar las emisiones cero en este aspecto. Tras modernizar además los medios técnicos, Gil Comes ya baraja nuevas inversiones, aún en tramitación.
Su compromiso local también se deja notar con iniciativas sociales como Creixem, el centro de Vinaròs que recientemente ha inaugurado la ampliación de sus instalaciones. Este viernes, en el acto en que celebrará su medio siglo de vida, la compañía dará además voz a uno de los mayores expertos estatales en la gestión de los caladeros de pesca, el catedrático de la Universitat d'Alacant José Luis Sánchez Lizaso. Y es que Gil Comes espera estar otros 50 años dando la lata, el lema con el que celebra su medio siglo de vida.
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