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empresas desde el interior | Barberá, Blasco y agut, testigos de una larga tradición

La cañada del turrón castellonense, cuando el apellido pone el nombre a los sabores de siempre

13/12/2020 - 

CASTELLÓ. Cuando alguien oye la palabra turrón, su mente dibuja la palabra Navidad y, al mismo tiempo se desplaza rápidamente a Jijona, la que dicen es la cuna de este dulce típico de origen árabe y donde se concentra la mayor parte de la producción. A quien no le suenan las marcas Picó, 1880, El Lobo, Antiu Xixona... Todas ellas centenarias. Pero hay también otros territorios con mucha tradición en el arte de la elaboración de este producto. Y uno de ellos son las comarcas del interior de Castellón. Y no es casualidad, ya que el cultivo de la almendra, el ingrediente estrella del turrón, es parte de la cultura agrícola de zonas como la Plana Alta o el Maestrat, donde en muchos hogares se elaboraban dulces y turrones para las reuniones familiares navideñas, siendo el de mazapán el más característico. Es la ruta del turrón, de apellidos castellonenses, un producto trashumante que hoy siguen recorriendo  las cañadas del tiempo para ofrecer los sabores de siempre.

En algunas zonas, esa tradición se transformó en el negocio familiar que se dedicaba a la producción artesanal de turrón y mazapán, y alguno de aquellos ha sobrevivido al paso de los siglos y a los constantes cambios de hábitos de consumo para dibujar una pequeña ruta del turrón en Castellón. El punto de partida, por ejemplo, puede ser Atzeneta, donde se encuentra la empresa Turrones Barberà. La más antigua de las que se mantienen activas y con más trayectoria que algunas de la misma Jijona. Pepe Barberá, el actual gerente, es la cabeza visible de la sexta generación de artesanos que inauguró en 1872 su antepasado Ramón Barberá, y que mantiene la esencia de las primeras generaciones y elabora de forma artesanal sus productos.

'Barberá', con siglo y medio a sus espaldas

Barberá explica que, después de casi 150 años "ofrecemos un producto sin excentricidades y lo elaboramos de la forma más noble y tradicional posible sin saborizantes ni colorantes". Así, mantienen las variedades de turrón duro (Alicante) , blando (Jijona), de chocolate con almendra, y de mazapán, que es el producto estrella. "Nuestro cliente quiere un turrón auténtico y normalmente repite", explica Pepe Barberá. El secreto es "utilizar siempre productos de primera calidad como la almendra marcona de nuestra propia cosecha", dice. La empresa cuenta con cuatro personas para elaborar tanto los turrones como otros productos como peladillas o cera, que ya se elaboraban en el siglo XIX y aún perduran.

La venta de sus creaciones se realizan en la tienda física ubicada en Atzeneta y en comercios de las comarcas de Castellón, Valencia, Cataluña y hasta en el sur de Francia. Este año, a pesar de la pandemia de la covid-19, "hemos tenido una producción y ventas normales e incluso mejores que otros años", explica Barberá, quien añade que "si continúa igual será de los mejores". Hay que tener en cuenta que el sector de la alimentación no se detuvo durante el confinamiento por considerarse esencial.

Blasco de Catí va por su quinta generación

El consumo de turrón alcanza unos 10 millones de kilos al año en España, parte del cual se produce en la fábrica de Blasco de Catí, el siguiente punto de la ruta. Es otra de las firmas turroneras más reconocidas, cuyos orígenes se remontan a 1915 y que tiene a Juan José Blasco como artesano turronero, reconocido con el sello del Centro Artesanía Comunitat Valenciana, en un negocio que ahora regenta su mujer, Aurelia Puig, y que ya alcanza la quinta generación. La empresa mantiene su estructura familiar y es fiel a "las fórmulas tradicionales que impulsaron los fundadores de la firma a la hora de elaborar los diferentes tipos de turrón", explica la gerente, que tiene en la miel y en las almendras marconas, sus ingredientes esenciales. 

En su cartera de productos cuenta con los turrones más tradicionales como son el blando, el duro, el de mazapán, el de yema tostada y el de chocolate con almendras, "pero también con otras variantes fruto de la innovación y destinados a satisfacer los gustos de las nuevas generaciones", explica Puig. Aparte de los diferentes turrones, la empresa de Catí también elabora otros productos típicos de la Navidad como el mazapán, con sabor de café, naranja o calabaza confitada, o las tartas imperiales. En total, cerca de 30 elaboraciones diferentes para regocijo del paladar que gracias a su calidad han obtenido diferentes reconocimientos a lo largo de su trayectoria como el de la Confederación de Empresarios de Castellón, el de la Federación de Turismo de Castellón, el de la Asociación del Mesón de la Tapa y la Cerveza.

Los productos de la firma turronera se venden en la tienda que tiene en sus instalaciones y en un limitado número de puntos de venta en la provincia, ya que conserva una de las tradiciones de sus antepasados, que es la venta ambulante en ferias y mercados de diferentes puntos de Castellón, Valencia, Cataluña y Aragón.

Agut de Benlloch, con más de 70 productos

Precisamente, la presencia en las diferentes romerías y ferias es la principal peculiaridad de Turrones Agut de Benlloc, la última parada en esta ruta del turrón de Castellón. Nacida en 1915, también cuenta con más de 100 años de historia. Sus actuales propietarios, los hermanos José Manuel y María José Agut, han heredado el legado de sus padres, en el que se entremezclan tradición e innovación. Turrón de mazapán y guirlache son las elaboraciones con mayor arraigo de la empresa, que debido a la covid-19 no ha tenido su mejor año.

María José explica que han tenido que "cerrar las puertas de la fábrica durante ocho meses debido a la suspensión de todos los eventos y ferias, ya que nuestro fuerte es la venta directa en este tipo de mercados, y las tiendas en las que venden nuestro turrón no realizan pedidos hasta que no llegan estas fechas". La gerente explica que ha sido un año difícil, pero ahora ya hemos reiniciado nuestra actividad y la producción es constante", asegura.

Tienen en cartera más de 70 productos, aunque "este año se ha reducido a 40 debido al parón". Desde octubre que se inició la producción, el 'boixet' o la refinadora, por ejemplo, no han parado, y la tienda Agut de Benlloc ya cuente tanto con los productos tradicionales como los más novedosos. Entre ellos se encuentra el chocolate albinegro al carajillo, creado para estas navidades, o el praliné de avellana al caramelo, el chocolate negro de naranja, o el chocolate rubí tropical, que son los más solicitados por los clientes, según explica Agut. La firma cuenta con tienda propia en sus instalaciones donde en la actualidad trabajan seis personas para seguir endulzando la vida a través de los turrones y dulces típicos de las celebraciones navideñas. 

Y es que la tradición de tener turrón en la mesa durante las navidades se repetirá a pesar de la actual situación y de que se reducirán el número de comensales en cada celebración. Porque tal y como dice la letra de aquel anuncio este dulce siempre "vuelve, a casa vuelve, por Navidad".

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