CASTELLÓ. "El mundo necesita más energía, pero con menos emisiones". Este es el eslogan con el que BP Oil España abre el capítulo dedicado a la Transición energética y cambio climático de su Estado de Información No Financiera incluido en las cuentas de 2019. De hecho, el grupo, que a mediados de año anunció un impulso a su transición energética, camino emprendido ya a finales del año pasado, destaca que está "desempeñando un papel activo para enfrentar este desafío dual" con la intención de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de tres pilares: "Reducir las emisiones de nuestras actividades; Mejorar nuestros productos; Crear negocios bajos en carbono".
Esta "nueva visión de la empresa, con objetivos de reducción de su huella de carbono muy ambiciosos" pasa por la necesidad de "reinventar la energía y reimaginar la empresa", recoge el informe. En concreto, en España afirma haber puesto en marcha "diferentes iniciativas" para reducir su consumo energético y su huella de carbono. En concreto, en la refinería de Castelló "pretendemos fomentar el ahorro energético y mejorar la eficiencia energética".
En este sentido, la compañía destaca que la refinería "se autoabastece de energía eléctrica", procedente de sus sus unidades de cogeneración, "que reutilizan de forma eficiente el fuel-gas residual para producir tanto la electricidad como el vapor que requiere el proceso". Asimismo, destaca que desde 2016 la refinería produce biocombustibles "a partir de materias primas biorrenovables", una línea en la que "no ha parado de progresar, aumentando cada año la participación de estas materias primas en la formulación de los combustibles".
Con ello, los dirigentes de la refinería estiman "que la reducción de la emisiones de dióxido de carbono (CO2) en origen por estar utilizando una materia prima biorrenovable es aproximadamente equivalente a la mitad de las emisiones directas de CO2 de toda la refinería de Castellón en base anual". Es decir, que al utilizar cada vez más productos de origen vegetal en vez de crudo para producir carburantes, ahorra, en los lugares donde se producen estas materias primas, la mitad del dióxido de carbono que emite la planta.
Pero en lo que se refiere a las cifras de la propia planta, las emisiones de gases de efecto invernadero, en lugar de bajar, aumentan. De hecho, en 2019 lo hicieron concretamente un 6,7%, hasta alcanzar los 1,29 millones de toneladas equivalentes de CO2. Y en este aspecto, "la actividad que mayor impacto tiene de emisión de gases contaminantes es el refino", recoge poco después.
Para comprender mejor la cifra se puede establecer una comparación con lo que supondría en turismos. De esta manera, para un coche de consumo y emisiones medias, equivaldría a que 1,29 millones de vehículos circulasen durante un año en la zona, ya que para emitir una tonelada de CO2, un coche debe realizar 8.500 kilómetros. Es decir, es como si 1,29 millones de coches estuviesen circulando, constantemente, por el polígono del Serrallo.
En sus cuentas, BP Oil España recoge que la refinería funcionó "prácticamente a pleno rendimiento" en la primera mitad de 2019. Esto podría explicar el aumento de emisiones, aunque en la segunda mitad del año el nivel de actividad bajó y durante todo el ejercicio aprovechó la mejora de rendimientos que para la planta supone la nueva torre de vacío, lo que apunta en sentido contrario.
La firma insiste acto seguido en que controla sus emisiones a la atmósfera y aplica "medidas para reducir el impacto potencial de nuestras actividades en las comunidades locales cercanas" debido a que "la calidad del aire a nivel local es cada vez más importante para las comunidades, los gobiernos y otros grupos de interés", quizás en referencia a las asociaciones vecinales que denuncian olores y emisiones desde la planta.
En cuanto a actividades para controlar las emisiones tan solo cita tres: el control de temperatura en hornos y calderas; la mejora de las instalaciones de reducción de emisión de partículas; y el seguimiento del funcionamiento de la nueva estación meteorológica. Estas tres acciones son una menos de las que recogían las cuentas de 2018. Esto parece haber tenido respuesta en las emisiones de partículas, que se han reducido, tanto en el caso de los Óxidos de Nitrógeno (NOX), que con 1.018 toneladas bajan ligeramente, como con los Óxidos de Azufre (SOX), que con 1.295 Tm caen sensiblemente, hasta casi la mitad. La planta de BP también redujo los residuos que generó. En cambio, aumentó los peligrosos, hasta las 5.414 toneladas.
Respecto a las asociaciones vecinales, BP Oil España remarca que dispone "de canales de comunicación con las poblaciones locales que nos permiten conocer sus expectativas e inquietudes". A través de estos canales recogió el año pasado "un total de 9 quejas", la mitad que un año antes. Entre ellas, "la mayoría" [están] relacionadas con olores, habiendo dado respuesta al total de las mismas y en ningún caso se ha visto que estuvieran asociadas con ningún evento operativo del proceso productivo de la refinería". Es decir, según BP los olores de los que se quejan los núcleos vecinales del Grau de Castelló y de la playa de Almassora no tienen que ver con su actividad.