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premio nacional del cómic

Las sombras de Pablo Auladell tocan la gloria

Foto: EFE (PEP MORELL)
28/10/2016 - 

ALICANTE. El Premio Nacional del Cómic es joven, ni siquiera ha cumplido diez años desde que fue instaurado en 2007. Pero su repercusión habla de la vitalidad de la historieta, el tebeo, la ilustración y la novela gráfica en España, por encima de las cíclicas crisis del sector. 

Este año ha recaído en el alicantino Pablo Auladell por su obra El paraíso perdido, editada por Sexto Piso. Una relectura del poeta inglés del XVII John Milton, "un clásico bastante olvidado incluso entre los ingleses, para quienes está en el altar pero no es muy leído". Estas declaraciones de Auladell han despertado un recuerdo que mantenía latente en el espacio de las sorpresas agradables. Hará ya un par de años, bajo la marquesina de espera de una de las líneas de autobuses que conectan La Albufereta, un barrio de Alicante, justo con el barrio donde tiene su estudio el autor, Benalúa, se encontraba sentado con elegancia un señor de edad avanzada, miembro de la minoría caribeña residente en la ciudad. 

Para amenizar la espera hasta que pasara el autobús, sacó de su bolsa de mano un ejemplar de la colección de bolsillo de la editorial Penguin Classics y lo abrió más o menos por la mitad. En su grueso lomo negro  se podía distinguir con nitidez el título del volumen y el autor:  Paradise Lost John Milton. Quiero pensar ahora que se trataba de un asesor concienzudo del propio Pablo Auladell, de camino a un encuentro provechoso con el autor.

De los fanzines a la literatura

Por edad, Pablo Auladell forma parte de esa cantera de autores de cómic, especialmente ilustradores y dibujantes, que en el momento de su explosión, de ese inicio de madurez, allá a finales de los ochenta y principios de los noventa, se encuentra con una industria de la historieta en España en desintegración absoluta. Han desaparecido las cabeceras de referencia (Zona 84, Creepy, Cairo, Cimoc) y las editoriales especializadas mantienen únicamente unas cuantas colecciones de títulos internacionales. La autoedición vuelve a ser el camino y Auladell, junto al resto de autores del colectivo "La Taberna del Ñu Azul", publican en fanzines de efímera vida que ahora mismo son objeto de culto y exposición, como la realizada alrededor de las convocatorias del Centro 14.

El cambio de siglo trae una pequeña recuperación en forma de convocatorias y también de iniciativas editoriales. El Injuve abre sus premios a la modalidad de Cómic e Ilustración, y Auladell resulta premiado en el año 2000 y a resultas de ello recibe la propuesta del recientemente fallecido Paco Camarasa, para publicar su primer trabajo unitario en Edicions de Ponent, editorial que había fundado hacía un par de años en Onil. Así, El camino del titiritero se publicará en 2001, siendo nominado al Mejor Autor Revelación en el XX Saló del Còmic de Barcelona en la edición de 2002.

Auladell ha recordado más de una vez el periplo carpeta bajo el brazo, por las casetas del Saló del  Còmic de Barcelona, casi como una Bildungsroman, buscando editor para sus trabajos. Un muchacho inocente en un mar de tiburones del papel.

La plataforma de Edicions de Ponent y la presencia constante entre los premiados en diferentes convocatorias de Premios Nacionales de Ilustración, tanto acompañando ediciones de libros ajenos, como en producciones propias: Alas y olas o Lanza en astillero.

Hasta que la literatura vuelve para hacerse presente en el trazo y las sombras de la mano que no dibuja. Auladell es licenciado en Filología Inglesa. Tiene una mano que dibuja con el trazo de las figuras y otra que lo hace con el trazo de las palabras. Y de aquí bebe su estilo. Intenso y oscuro a veces, luminoso desde el brillo difuminado de los azules y los grises.

Foto: EFE (PEP MORELL)

En La feria abandonada trabaja sobre sus propios textos y los de Rafa Burgos y Julián López Medina. Pero es cuando recibe el encargo de reescribir la iconografía de clásicos como los Cuentos de Hans Christian Andersen, los Tom Sawyer y Huckleberry Finn de Mark Twain, o el camino al final del purgatorio que supone El paraíso perdido de Milton, que es más él.

Pablo Auladell extrae de su amor por los textos literarios la materia de sus ilustraciones. Su trabajado estilo es un recorrido desde el esteticismo clásico al expresionismo existencialista, impregnado por las manchas de un cómic de autor que recuerda a un Mattoti acromático o a un cierto Juan Muñoz, el del Eternauta y Alack Sinner.

Pablo Auladell y Alicante

Pablo Auladell mantiene su estudio en el barrio de Benalúa, a pesar de ejercitar la docencia en Macerata, Italia. Ha participado con Centro 14, con las jornadas Unicómic de la UA. Empezó editando con Edicions de Ponent, una iniciativa de la vecina Onil. Mantiene una relación estrecha con su ciudad y con las iniciativas relacionadas con el cómic y la ilustración a su alrededor. Pero, ¿existe un mundo del cómic y la ilustración en Alicante, a pesar de toda esta vitalidad?

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