Krakatoa Records, en Castellón, y Press Play Vinyl en Vizcaya. Ambas fábricas de vinilos -las únicas en España- tienen claro que la reaparición del vinilo no es cosa de una moda pasajera. Las cifras lo demuestran y sus máquinas lo constatan: no han dejado de producir ni en medio de la sequía musical por la covid-19
CASTELLÓ. Contaban hace meses los estudios de grabación que la sequía musical también les había afectado a ellos. Las restricciones sanitarias dejaron a los artistas un largo tiempo sin conciertos. Todavía hoy muchos siguen sin tocar y los que lo hacen solamente se ven envueltos en la magia del directo de manera puntual. Pero además de esto, el desaliento de no poder tocar hizo que ni grupos ni sellos se atrevieran a producir música o a lanzarla en físico, porque ¿dónde iba a quedar todos esos trabajos?. "La rueda que sigue un artista es la de grabar un disco, cosa que le permite tocar y es gracias a estos conciertos que consiguen vender su disco. Si ahora no van a tocar, van a parar de grabar, porque no van a tener donde promocionarlos", explicaba a Castellón Plaza, Coky Ordóñez, propietario del estudio de grabación Rockaway. El profesional lo veía claro, el deseo de muchos músicos era entonces esperar a ver si llegaba un momento mejor.
Pasados cuatro meses, la crisis sanitaria continúa causando grandes estragos en la sociedad. Y en la industria musical. Sin embargo, la postura de los músicos parece ser distinta, o así lo sienten, en este caso, los fabricantes de vinilos. "Los primeros meses de confinamientos nos pilló a todos con el pie cambiado y se paralizaron los pedidos, pero a partir de junio volvimos a tener mucho trabajo. Los grupos tenían mucha incertidumbre porque el sector musical estaba muy tocado, pero han visto que esto va para largo y no hay muchas otras opciones que lanzar música. También en formato físico se está viendo que está funcionando", apunta Bernat Fayos, parte del equipo de Krakatoa Records, una fábrica de vinilos instalada desde 2013 en Castelló.
Son de hecho los vinilos los que están consiguiendo sostener el mercado físico desde hace un tiempo. Así lo refleja el último Anuario SGAE de las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales, donde se alerta de que la venta del CD continúa en descenso, ya que pasó de representar el 78,9% del mercado físico en 2018 al 72,9% en 2019, perdiendo no solo su peso relativo sobre el total sino también el valor absoluto. Mientras tanto, las ventas del vinilo ingresaron el año pasado más de 18 millones de euros, representando ya el 25,1% de la música que se hace en físico. Un incremento que está evitando que se produzcan más pérdidas en este campo.
De esta forma, aunque la música digital sigue ganando la batalla al mercado físico -ya acapara un 63% de las grabaciones-, la reaparición del vinilo ha demostrado que lo suyo no era una moda pasajera. Ni tan siquiera esperan sus creadores que este 2020 frene el auge. "No vemos que el vinilo se quede solo en el revival. Es un acto nostálgico, sí, pero además de reediciones, hacemos sobre todo discos nuevos, de grupos jóvenes y de todos los géneros". Estas palabras las pronuncia Alain Consonni, responsable de Press Play Vinyl, una nueva fábrica de vinilos que se instaló hace dos años en Vizcaya. "Si no hubiéramos visto una tendencia clara no hubiéramos abierto un negocio parecido, pero desde que empezamos no hemos dejado de crecer. Es algo normal cuando eres nuevo, pero estamos en 200 referencias al año y parece que seguirá subiendo", asegura el profesional.
Eran hasta 2018 los únicos en España haciendo vinilos, Krakatoa Records apareció de la nada para ubicarse en Castelló y devolverle al plano nacional la fabricación de vinilos. Surgió casi de manera underground, partiendo de cero, sin una inversión detrás y con pocos medios. Pero desde que empezasen, los castellonenses se han hecho cargo de 170 referencias, a 300 copias cada una de ellas, más los singles. Unas cifras que los colocan en la fabricación de 70.000 discos en seis años. Unos números que todavía podrían ir a más. Krakatoa invirtió el año pasado en una máquina automática que les va a permitir producir a mayor velocidad. "Parece que la venta de vinilos va a seguir subiendo. Nuestra experiencia es que tenemos más producción. Y aunque al principio de la pandemia el trabajo se paró, nadie ha cancelado su pedido. La gente que está interesada en producir un disco de vinilo son normalmente grupos que se autoeditan o sellos independientes que creen fuertemente en el proyecto".
También desde Vizcaya observan lo mismo. Según apunta Consonni, la fábrica ya está al cien por cien de su capacidad de producción, teniendo pedidos hasta enero. Un volumen que además esperan superar el año que viene casi seguro. "Con el teléfono tienes todo lo que quieras a la palma de la mano, pero comprar música es una manera de apoyar al artista. A partir de aquí las opciones que existen son el formato digital, el cd o un vinilo. Este último es para nosotros el formato más agradecido, porque su tamaño te permite tener una portada grande y atractiva, pudiendo las bandas meter incluso muchos extras dentro de ellas. Además en un tiempo donde todo va tan rápido, a la gente le gusta tener su momento de parar en casa y poner su vinilo. Es un ritual. El cd pequeño no aporta tanto en ese sentido, no tiene el sentimiento de coleccionismo", apunta el gerente de Press Play Vinyl, quien también es consciente de que el "crecimiento del vinilo no será infinito". Pero lo que parece obvio es que no será, al menos de momento, la pandemia la que lo frene.
La demanda mundial de este tipo de discos maestros, imprescindibles para el proceso de estampación posterior, solo tiene actualmente un proveedor en Japón. Lacquersville iniciará su actividad el próximo otoño en una nave industrial de la población valenciana